domingo, 13 de abril de 2008

Blessures d'Adrien (La Chambre des officiers, 2001)





Adrien recibe las curas diarias de su herida en la cara. La ternura y sensibilidad del momento se funden de forma armoniosa en un clímax casi catártico. Adrien, debido a la gravedad de sus heridas, ha perdido la capacidad del habla. Sin embargo, la voz en off que se oye en toda la escena es todo espíritu revivido. La vuelta a un mundo que conoce, la belleza de la enfermera, la dulzura al ser curado y sobretodo la música de fondo llegan al fondo para el espectador detallista que capta el momento cumbre. Dupeyron es detallista, detallista hasta la perfección y la escena es sinfonía. La música de Arvo Pärt, exquisita y dulce, es la guinda a esta película, donde los ecos de la guerra son lejanos, pero no sus efectos. Un canto a la vida en toda su expresión. Una sencilla y humilde obra maestra.