martes, 12 de agosto de 2008

The First World War de John Keegan


Keegan, John. The First World War. London : Hutchinson, 1998

Que John Keegan es un reputado y prestigioso historiador militar británico no lo niega nadie, que su obra en conjunto supone una importante contribución al mundo de la historiografía militar tampoco y que algunas de sus opiniones sobre diferentes aspectos de la historia militar han generado encendidas y polémicas discusiones no pasan a nadie inadvertidas. Por todo ello y más, el análisis de su obra "The First World War" cobra un especial interés. Los especialistas en el campo de la historia militar de la Gran Guerra afirman sin tapujos que las tres mejores síntesis sobre la Primera Guerra Mundial son británicas: The First World War de Hew Strachan, The First World War de David Stevenson y la reseñada The First World War de John Keegan.
La obra de Keegan parte y está estructurada como un análisis general del conflicto. A pesar de ello, el autor se sumerge a menudo en especificidades o análisis profundos que aportan ese plus que otras obras más generalistas dejan en el tintero. Estas huidas hacia adelante son numerosas, como por ejemplo, el estado del ejército ruso antes de la Gran Guerra, la idiosincrasia del ejército italiano, el análisis del frente occidental a través de la topografía y la orografía de los casi ochocientos kilómetros de línea de frente e incluso se atreve a expresar su opinión sobre el polémico tema de los altos mandos durante el conflicto. La exposición de los contenidos sigue un hilo cronológico en ocho capítulos, ya que el primero y el último son prólogo y epílogo. La estructura o sumario del libro de Keegan es el siguiente:

0. Prólogo. Una tragedia europea
1. La crisis de 1914
2. La batalla de las fronteras
3. Victoria y derrota en el este
4. Callejón sin salida
5. Más allá del Frente occidental
6. El año de la batallas (1916)
7. La descomposición de los ejércitos (1917)
8. América y el Armageddon (1918)
9. Epílogo

Keegan disecciona perfectamente la Gran Guerra y no deja apenas escenario bélico sin comentar. De entre los frentes minoritarios, tienen especial consideración la guerra en África, el frente caucásico y el frente mesopotámico. Detalla con especial maestría, en cuanto a síntesis, la cuestión del Cáucaso y los factores que llevaron al fracaso turco en la misma. De igual forma, la disección del régimen otomano en la antesala de la guerra está muy bien trenada. Aunque la intencionalidad, confesada, del autor es acercar este conflicto al gran público, no deja de lanzar guiños al público no profano. Uno de esos guiños es el claro alineamiento de Keegan a favor de los Altos mandos aliados en general. Aunque no se centra en la figura de Haig, como ha hecho en otros textos o libros, sí carga las tintas contra un Lloyd George al que le dedica algunas flores como desleal o egocéntrico. En pocas palabras, expone sus tesis mediante la técnica al negativo.
El estilo narrativo de Keegan es sencillo, su visión lúcida y su expresión clara. No se prodiga en florituras estilísticas, aunque se le agradecen las numerosas inclusiones de testimonios, declaraciones y fragmentos de diarios que ilustran a la perfección la narración histórica. La bibliografía es extensa, comentada y especializada. Sin embargo, este apartado me ha planteado algún inconveniente. La consulta de las notas bibliográficas no es cómoda ya que éstas se encuentran ordenadas por capítulos al final del libro, por lo que si se quieren consultar hay que ir desplazándose en todo momento a las últimas páginas del libro. Considero que en una obra de estas características es más cómodo para el lector que las notas consten a pie de página. El apartado gráfico tampoco no es otro de los fuertes del libro, aunque los pocos mapas que aparecen son muy correctos y claros.
Desde el punto de vista no formal, la obra de Keegan adolece de algunas, a mi parecer, derivas innecesarias o no del todo afinadas. El historiador británico incurre inevitablemente en una anglofília no exagerada, pero que en momentos le permiten expresar una posición ponderada sobre alguno de los frentes. La batalla del Somme es un ejemplo, Keegan expone el desastre sin paliativos, sin máscaras, pero aún así lo envuelve de una trágica épica de lo inevitable. Aún así, en ningún momento ninguna de sus afirmaciones salpica los más mínimo hacia los responsables últimos de la planificación de la batalla. El desastre lo justifica por la sólidas fortificaciones alemanas, por la no destrucción de los cinturones de alambradas, etc. Sorprende.

Continúa en: The First World War de John Keegan (II)