viernes, 15 de octubre de 2010

El Caso Moncla

Uno de los más extraños incidentes OVNI de todos los tiempos se produjo la noche del 23 de noviembre de 1953.
Esa noche, un radar norteamericano detectó un OVNI volando sobre el Lago Superior. De inmediato, se dio el alerta al mando estratégico, que ordenó el despegue de un
F 89-C Scorpion desde la Base Kinross. Se trataba de un caza a reacción con dos hombres a bordo: el piloto Félix Moncla y el observador radarista Robert Wilson.
La idea era identificar visualmente al intruso.
El control de tierra guió al caza hasta la posición del OVNI y observó, con asombro, que ambas señales se unían en el radar. Intentó entonces comunicarse con el piloto del reactor, pero no obtuvo respuesta. De pronto, el OVNI aceleró su velocidad y desapareció del radar.
Se ordenó de inmediato un operativo de búsqueda y rescate: aviones estadounidenses y canadienses recorrieron la zona durante toda la noche, lanzando bengalas y tratando de ubicar al avión perdido o sus tripulantes. A la mañana, se les unieron botes y más aviones.
Pero todo fue sin éxito. Lo cual llamó aún más la atención, dado que los tripulantes desaparecidos contaban con chalecos salvavidas y hasta balsas individuales como equipo estándar.

La primer comunicación de la Fuerza Aérea a la Agencia Associated Press, consistió en una clara admisión de lo sucedido:
"El aparato fue seguido por el radar, hasta que se juntó con un objeto a 112 kilómetros frente a Punta Keweenaw, en el Michigan Superior."

Pero luego empezó un frenético encubrimiento. Se emitió un comunicado donde explicaron que el OVNI era "un avión de línea canadiense salido de su ruta, que los radaristas identificaron mal". Además, especularon con que "el piloto del reactor sufrió posiblemente vértigo y el F 89 se estrelló contra el lago".
Casi enseguida, la "explicación" se cayó sola. La línea aérea canadiense negó que alguno de sus vuelos hubiera pasado por el área. Y varios pilotos de F 89 declararon que, si Moncla hubiera sufrido vértigo, simplemente hubiera conectado el piloto automático hasta que se le pasara (o Wilson hubiera podido tomar los mandos temporalmente).
La Fuerza Aérea envió oficiales a hablar con las familias de los desaparecidos. Visitaron a la esposa de Moncla y le dijeron que el piloto "había volado demasiado bajo y se había estrellado en el lago".

Pero algún lío administrativo hizo que el mismo día se presentara un segundo oficial de la Fuerza Aérea a ofrecer sus condolencias y explicar el "accidente". Para asombro de la señora Moncla, este militar le explicó que no había posibilidad de recuperar el cadáver de su esposo, "porque el reactor estalló a gran altura, destruyendo a sus ocupantes".

Ni la familia Moncla ni los investigadores independientes creyeron nunca las versiones oficiales del suceso.
El informe de la USAF sobre el suceso fue clasificado como secreto en 1953 y hasta el momento continúa así.

Fuente: Blog "El area 51"