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viernes, 18 de septiembre de 2009

Todos ustedes parecen felices...

...Y sonríen, a veces, cuando hablan.

Y se dicen, incluso,

palabras

de amor. Pero

se aman
 de dos en dos

para

odiar de mil

en mil. Y guardan

toneladas de asco
por cada

milímetro de dicha.

Y parecen -nada

más que parecen- felices,

y hablan

con el fin de ocultar esa amargura

inevitable, y cuántas

veces no lo consiguen, como

no puedo yo ocultarla

por más tiempo; esta

desesperante, estéril, larga

ciega desolación por cualquier cosa

que -hacia donde no sé-, lenta, me arrastra.

Todo amor es efímero

Ninguna era tan bella como tú

durante aquel fugaz momento en que te amaba:

mi vida entera.

Eso era amor

Le comenté:

-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.

¿Cómo seré...

¿Cómo seré yo

cuando no sea yo?

Cuando el tiempo

haya modificado mi estructura,

y mi cuerpo sea otro,

otra mi sangre,

otros mis ojos y otros mis cabellos.

Pensaré en ti, tal vez.

Seguramente,

mis sucesivos cuerpos

-prolongándome, vivo, hacia la muerte-

se pasarán de mano en mano

de corazón a corazón,

de carne a carne,

el elemento misterioso

que determina mi tristeza

cuando te vas,

que me impulsa a buscarte ciegamente,

que me lleva a tu lado

sin remedio:

lo que la gente llama amor, en suma.



Y los ojos

-qué importa que no sean estos ojos-

te seguirán a donde vayas, fieles.

Siempre lo que quieras

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,

cuando no sepas qué hacer vente conmigo

-pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas

y se te vuelven flores en los brazos.

Yo te sostengo asida por los pétalos,

como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:

cuando quieras marcharte ésta es la puerta:

se llama Ángel y conduce al llanto.

Cumpleaños

Yo lo noto:
cómo me voy volviendo

menos cierto, confuso,

disolviéndome en el aire

cotidiano, burdo

jirón de mí, deshilachado

y roto por los puños
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

Muerte en el olvido

Yo sé que existo

porque tú me imaginas.

Soy alto porque tú me crees

alto, y limpio porque tú me miras

con buenos ojos,

con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace

inteligente, y en tu sencilla

ternura, yo soy también sencillo

y bondadoso.

Pero si tú me olvidas

quedaré muerto sin que nadie

lo sepa. Verán viva

mi carne, pero será otro hombre

-oscuro, torpe, malo- el que la habita...