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jueves, 29 de octubre de 2015

Springboks en el Somme: la batalla por Longueval y Delville Wood, 15-20 de julio de 1916 (I)


'Urgente. Mis hombres están en las últimas. Apenas puedo mantenerlos en pie. Se duermen con el fusil al hombro a pesar del brutal bombardeo. Estamos a la espera de un ataque enemigo. A pesar de lo inminente del ataque los soldados se desploman rendidos. No nos llega ni comida ni agua desde hace dos días, y a pesar de las raciones de los muertos, necesitamos agua. Estoy solo con Philipps, herido, y con dos sargentos más. Por favor, releven a estos hombres hoy sin falta. Están al límite de sus fuerzas'.

Esa fue la última nota que envió el coronel E.F. Thackeray - mando del 3r Regimiento de la Brigada Sudafricana (BSA) - a su cuartel general poco antes de que los últimos supervivientes del contingente sudafricano evacuasen Delville Wood el 20 de julio, tras seis días de cruentos combates cuerpo a cuerpo en un infierno de bombas incendiarias y gas.

La batalla por Delville Wood, que comenzó el 15 de julio y no terminó hasta el 3 de septiembre, venía precedida de dos semanas de combates con pírricas ganacias en el norte y centro del sector del Somme y algún éxito en el sector de Montauban y Bernafay Wood a un coste de bajas brutal. Más al oeste, y a pesar de los ataques del 17º batallón del regimiento de Manchester del 9 de julio, los alemanes aún resistían en un sector de Trônes Wood, situado en la vertical meridional de Longueval y Delville Wood. La posición enemiga de Trônes Wood se adentraba como un saliente en el sector inglés, dificultando cualquier avance británico por el temido fuego de enfilada desde ambos flancos del saliente. Por esta razón, y con el objetivo de 'rectificar' la línea del frente, Rawlinson ordenó al XIII Cuerpo de Congreve que tomase Longueval y la zona boscosa adyacente, Delville Wood.


Delville Wood, Bois o Bosque d'Elville - su denominación francesa y original - era una área boscosa de poco más de 100 ha., que lindaba al este con el pueblo de Longueval. De forma trapezoidal, se dividía por secciones aprovechando las hileras de robles y hayas que lo poblaban, y que permitían entrever un pequeño callejero. De oeste a este, y saliendo de una calle de Longueval, la 'avenida' Princes Street cruzaba longitudinamente el bosque. De esta vía, y en dirección norte partían otras tres 'calles', que de oeste a este se identificaban como Strand, Regent y Bond Street. Hacia el sur de Princes Street también partían tres 'calles', Buchanan, Campbell y King Street, en dirección oeste-este.
La importancia estratégica de Delville Wood, una vez sobrepasado Longueval por el sur y el oeste, era el de convertirse en un saliente dentro de las líneas enemigas, que amenazase los puntos de observación artillera alemana y permitiese hostigar al enemigo con fuego de enfilada. A pesar de los bombardeos previos, los alemanes seguían manteniendo tres líneas de trincheras en dirección nordeste-sudeste, que distaban entre 50 y 75 metros cada una.
Sobre la fecha escogida para el ataque, 14 de julio, parece que Haig la eligió como un guiño hacia los franceses por las quejas de éstos hacia la pobre contribución británica en el Somme. Cierto o no, el hecho es que aconsejado por Rawlinson, Haig ordenó un ataque en la línea Bazentin le Grand Wood-Longueval-Delville Wood. El objetivo final era conquistar High Wood, al noroeste de Longueval y Ginchy y Guillemont al sur y sureste de Delville Wood. Para ello era necesaria la toma de Longueval y Delville Wood, ya que proporcionaban un puntal decisivo para un ataque en sendos flancos.
Vistos los resultados del 1 de julio, como el resto de ataques aislados de los días previos, Rawlinson decidió introducir una serie de cambios tácticos. Siempre con el efecto sorpresa en mente, optó por adelantar la posición de sus tropas durante la noche previa y ordenó un intenso bombardeo sobre la línea alemana unos minutos antes de la hora cero para que no se pudiesen reponer del golpe antes de que la infantería británica ocupase su línea. Rawlinson comenzaba a perfeccionar su táctica del 'bite and hold', del morder y resistir (o agarrarse) al terreno a la espera del temible y seguro contraataque alemán.
Junto a la sorpresa, Rawlinson programó el ataque un poco antes del alba por temas de visibilidad y redujo el frente a poco más de 6 kilómetros para concentrar el golpe. Haig no accedió en un primer momento a estos cambios. Le preocupaba, especialmente, la inexperiencia de los 'Nuevos Ejércitos de Kitchener' en operaciones nocturnas. Rawlinson no cedió, y con el apoyo de sus generales, defendió el plan original con maniobras nocturnas incluidas. Haig acabó accediendo de mala gana y el ataque se programó para las 03.45 am del 14 de julio.

Longueval
Poco antes de las 3 de la madrugada del 14 de julio, las brigadas 26ª y 27ª de la 9ª escocesa llegaron a la parte baja de las lomas de Caterpillar Valley. Con los Black Watch y los Argyll (Argyll & Sutherland Highlanders) abriendo camino, la 9ª división escocesa y la 18ª de Maxse avanzaron desde Bernafay Wood hasta el saliente. El ataque principal se encargó a la Brigada 26ª. El 8º de los Black Watch y el 10º de los Argyll irían a la vanguardia con los Seaforth Highlanders y los Gordon Highlanders de cobertura y los Queen's Own Cameron Highlanders de reserva. La brigada 27ª (11º y 12º de los Royal Scots Fusiliers, el 10º de los Argyll, los King's Own Scottish Borderers y el 9º de los Cameronians) también participaría con el apoyo de la Brigada Sudafricana (BSA) en reserva. El plan inicial de Congreve consistía en que capturado Longueval por la 26ª y 'limpiadas' las bolsas de resistencia alemanas, la 27ª la sobrepasase para iniciar la conquista de Delville Wood. Los alemanes defendían el saliente con el cuerpo Magdeburg. El 72º RI de Turíngia, al norte y noroeste de Longueval, el 26º RI Fürst Leopold von Anhalt Dessau también al norte de Longueval, y los RI 107 y 153 de Turingia defendiendo Delville Wood.

Los tiempos se cumplieron y a las 3.20 de la madrugada se inició el bombardeo sobre las posiciones alemanas en Longueval y Delville Wood, combinado con una cobertura de ametralladora sobre las pocas edificaciones que quedaban en pie. El silbato de avance sonó veinte minutos después. Von Armin, comandante del VI Cuerpo alemán, no iba a quedarse de brazos cruzados. Aprovechó su ventaja en el terreno y envió a tropas contra el flanco derecho del ataque británico. A pesar de ello, el ataque cogió por sorpresa a los alemanes. Los escoceses avanzaron bien de inicio pero los alemanes iban a resistir. Las órdenes del Alto Mando alemán eran muy explícitas sobre la resistencia en el Somme: 'resistir a cualquier precio y no dejar un palmo de suelo al enemigo'. Esa fue la respuesta que recibió un mando de los Highlanders después de haber ofrecido la rendición a una unidad alemana rodeada en Longueval:'Yo y mis hombres tenemos órdenes estrictas de defendar la posición con nuestras vidas. Los alemanes sabemos como obedecer órdenes. Les agradecemos su oferta, pero moriremos donde estamos'.
Y así fue.


La lucha por Longueval fue muy dura. Las tropas británicas sufrieron lo indecible para avanzar a pesar de que el bombardeo previo había sido durísimo. La casi totalidad de los refugios subterráneos y bodegas fue destruida pero los alemanes se parapetaron en los edificios y ruinas que quedaron en pie. La mayoría de combates fueron casa por casa y cuerpo a cuerpo. Falkenhayn no podía estar más contento: los suyos se estaban dejando algo más que la piel. Los violentos combates por las ruinas de Longueval se dilataron hasta media mañana. El empuje de los escoceses se fue diluyendo a causa de los contraataques alemanes, alimentados por el fluir contínuo de reservas. Los Highlanders hicieron un último intento al rayar el mediodía pero los alemanes demostraron una enconada resistencia. Los focos de resistencia estaban al extremo noreste del pueblo y en Delville Wood, en el flanco derecho del ataque. A primeras horas de la tarde los escoceses solo controlaban la parte sur y occidental de Longueval. Los Highlanders estaban destrozados. La 27ª tuvo que hacerse cargo de las posiciones.
En los planes originales, la toma completa de Longueval era un requisito sine qua non para iniciar la conquista de Delville Wood. El hecho de que no se hubiese completado era un contratiempo enorme. No solo por la difícil situación en la que quedaron las tropas que parapetadas en Longueval, sino porque adentrarse en Delville Wood sin ninguna cobertura era un suicidio.
Sobre la una del mediodía, Furse - al mando de la 9ª División, informó a Henry T.Lukin, comandante de la brigada susadricana, que tan pronto la 27ª avanzase algo más en Longueval, los suyos debían atacar Delville Wood.
Y se así se inició el segundo acto de la tragedia.


Delville Wood
La conquista de Delville Wood se improvisó como una huida hacia adelante por la fallida captura de Longueval. La misión recayó sobre las tropas de la Brigada Sudafricana de Infantería (BSA) aunque también participaron en la operación inicial unidades de las divisiones 18ª y 3ª.
La Brigada sudafricana (BSA) o SAI (South Aftrican Infantry), y coloquialmente conocida como los Springboks - en honor a las peculiares gacelas de Sudáfrica - estaba formada por 4 regimientos de infantería. El 1º del Cabo de Buena Esperanza o Cape of Good Hope Regimient, el 2º del Estado libre de Orange y Natal (Orange Free State & Natal Regiment), el 3º regimiento del Transvaal y Rodesia y el 4º Sudafricano escocés (South African Scottish Regiment). La brigada sudafricana se completó con la 64ª compañía de artillería y la 28ª de ametralladoras. La brigada la comandaba el general de brigada Henry T. Lurkin, con experiencia en las Guerras zulúes de 1879, la Guerra de los Bóers (1899-1902) y la campaña africana contra las colonias alemanas del suoeste de 1915 y 1916.
Previa a su llegada al Frente occidental, los Springboks ya habían entrado en combate luchando contra los Senussi al oeste de Egipto, en la actual Líbia. La BSA que llegó a Marsella en abril de 1916 contaba con más de 160 oficiales y cerca de 5700 efectivos. Acuartelados en Bailleul, se entrenó a los Springboks en la guerra de trincheras hasta que fueron trasladados al norte y entraron a formar parte - junto a las brigadas 26ª y 27ª - de la 9ª (Scottish) Division del general de división W.T. Furse, dentro del XIII Cuerpo del general Congreve. La misión del XIIIº Cuerpo, en el flanco derecho del sector del Somme, era capturar la cresta que iba desde Waterlot Farm (al sur de Delville Wood) hasta Bazentin-le-Grand, para conquistar Montauban y sus alrededores, asegurando Montauban Alley y ocupando los bosques de Bernafay y Trônes.


La BSA, junto al resto de la 9ª escocesa, se libró del fatídico 1 de julio. No fue hasta el 5 de julio que los Springboks subiron a la línea, para realizar misiones de reserva y de cobertura como en el caso de Bernafay Wood cuando relevó a 2 regimientos escoceses de la 27ª. El 9 de julio dos compañías del 4º de los South African Scottish (SAS) lucharon en Trônes Wood pero tuvieron que retirarse hasta sus posiciones iniciales en el reducto Glaz (Glaz Redoubt). El 13 de julio los sudafricanos fueron relevados en Bernafay Wood y se reagruparon en Talus Boise. La previsión, y las órdenes, situaban a los Springboks como unidad de reserva de la 27ª brigada que tenía previsto atacar Longueval. Pero la realidad se impuso y los planes mutaron. La brigada 27ª se envió a cubrir el desgaste de la 26ª y también se fogueó con los incontables contraataques alemanes. La suerte parecía echada: La BSA iba a meterse sola en las fauces del lobo.
Las primeras instrucciones marcaban para las cinco de la tarde de ese mismo día el ataque, luego - y ante la imposibilidad de avanzar un solo palmo en Longueval - se pasaron a las siete y finalmente se dejó fijado el ataque para las cinco de la mañana del día siguiente, 15 de julio. Furse, sin embargo, fue muy explícito con las órdenes: aunque los escoceses no consiguiesen avanzar un solo metro durante toda la tarde o noche, los sudafricanos atacarían igualmente Delville Wood al alba.

Antes de entrar en el bosque, un paréntesis.
Muchas veces resulta complicado hacerse una idea del desarrollo y crudeza de los combates sin un buen apoyo cartográfico que nos lo indique. Este el caso de Delville Wood. Si se examina con detenimiento el terreno y la situación de las tropas enemigas, se llega a la conclusión de que Delville Wood era un simple ratonera. Por mucho que la artillería británica 'limpiase' o intentase 'allanar el terreno' a golpe de obús, el sector era un saliente !!!! Y por simple lógica siguió rodeado de alemanes por los cuatro costados, y aún peor: por su artillería, que solo tenía que fijar sus miras entre un sector muy limitado y repleto de enemigos. Si se recuerda la situación en que quedó el flanco izquierdo del bosque, el que linda con Longueval, se observará que los alemanes lo siguieron controlando y que, por tanto, podían atacar de enfilada desde la izquierda a los atacantes que entrasen por el sur. Igualmente, en el caso de que los alemanes reculasen al norte del bosque, podían replegarse unas decenas o cientos de metros pero seguir hostigando o montando contraataques desde el norte. Y si a estos dos flancos les sumamos el flanco derecho totalmente expuesto desde Ginchy, y el meridional - sin 'limpiar' totalmente -, la pregunta que un lector profano se hace es: ¿Por qué les dejaron entrar ahí, qué pretendían? ¿No sabían que era una misión suicida, sin al menos 'limpiar' dos de los flancos?
Los hechos contrastables de esa tarde del 14 de julio son que el general Furse, al mando de la 9ª escocesa, ordenó al general Lurkin que tomase la posicion de Delville Wood como fuese. Esa misma tarde y sin dilación, Lurkin reunió a todos sus jefes de batallón y les trasladó las órdenes del general Furse y su operativo para el día siguiente.
Previo al ataque, el 1r regimiento del Cabo de Buena Esperanza (CBE) fue enviado a fortalecer la línia de la 9ª en Longueval. Aprovechando la presunta calma nocturna, tres patrullas del CBE avanzaron con sigilo hasta el extremo norte de Longueval para confirmar sus peores pronósticos: la parte septentrional de Longueval formaba un dédalo de nidos de ametralladoras prácticamente inexpugnable. Al día siguiente, la CBE recibió la orden de retirada y se incorporó como reserva al ataque del resto de la BSA.


15 de julio
El operativo táctico de Lurkin para Delville Wood fijó dos regimientos para la ofensiva. El 3r regimiento del Transvaal y el 2º de Orange entrarían por el sector sudoeste del bosque justo al romper el alba. Con un pie en el bosque, el 3º avanzaría lo máximo hasta el norte del bosque consolidando la posición (y trinchera) de Princes Street, la 'avenida' que dividía el bosque por la mitad. La misión del 2º de Orange era eliminar cualquier bolsa de resistencia enemiga al sur de Princes Street y consolidar su posición al sur del bosque a la espera de los contraataques alemanes. En reserva, y fuera del bosque, se quedó el 4º de los South African Scottish (SAS), menos dos compañías que fueron enviadas a reforzar la línea de los Camerons, y el 1º del Cabo de Buena Esperanza, que volvió esa misma mañana de Longueval para incorporarse al ataque general de los Springboks.
Sobre las 4 de la madrugada del 15 de julio, y bajo el mando del Teniente Coronel William Tanner (comandante del 2º de Orange), los regimientos 2º y 3º llegaron a una trinchera de comunicación al este de Longueval junto con el 4º que quedaría en reserva. El avance se inició sobre las seis de la mañana desde una trinchera que ocupaban los Cameron Highlanders) y que se adentrada unos metros en el bosque. Previo al avance, varias patrullas advirtieron a Tanner que que los alemanes solo defendían unas posiciones al norte del bosque, pero que tampoco podían asegurarlo por la poca visibilidad.
La progresión fue dificultosa por la resistencia alemana pero, sobre todo, por la naturaleza del terreno. Delville Wood ya no era el precioso bosque de robles y hayas de antaño sino un espacio sembrado de cráteres y plagado de raíces, troncos y desechos humanos que hacían muy difícil el avance. Guiados por los Cameronians, los Springboks llegaron hasta Buchanan street, la vía más cercana a la entrada del bosque por el sudoeste y que conducía en dirección norte hacia Princes Street. Tanner estableció su cuartel general en Buchanan donde planeó asegurar el sur del bosque para luego alcanzar el punto más al norte e ir asegurando todo el perímetro hasta el sudoeste, recorriendo el flanco que lindaba con Longueval.

El avance fue mejor de lo esperado, sobre las 7.00 de la mañana el 3º Transvaal y una compañía del 2º de Orange controlaban la sección meridional del bosque hasta Princes Street. A las nueve de la mañana el 3º ya ocupaba el área entre Princes y South street. Las compañías A y B ocuparon las posiciones más avanzadas, la C cavó como pudo un parapeto un poco al norte de South Street y la D se aventuró más allá de Princes Street, quedándose en una posición intermedia entre Princess y el límite nororiental del bosque. Las tropas del 2º adelantaron a las del 3º, excepto una compañía y adentraron en el bosque en dirección norte. Las órdenes de Tanner fueron muy claras: subir hasta Strand Street, penetrar en dirección noroeste y mantener la posición. Nada, pero todo. Las tres compañía del 2º lograron hasta el objetivo pero otra cosa era mantenerlo. El frente a ocupar tenía más de kilómetro de longitud y los efectivos muy justos para mantener una línia contínua y compacta. Una primera reacción alemana no tardó en llegar. Los de Orange se vieron sorprendidos por un potente fuego de artillería y ametralladora que procedía del norte del perímetro. Apenas habían cavado lo más parecido a una trinchera que tuvieron que refugiarse tras raíces y troncos. Comenzaron a producirse bajas, tanto por la esquirlas de obús como por los miles de astillas que volaban a consecuencia del bombardeo, pero resistieron. Las unidades al sur del bosque tuvieron una mañana más plácida y fructífera: dos patrullas del 3º hicieron más de 140 prisioneros mientras peinaban el sector al sur de Rotten Row.


A mediodía, la situación parecía controlada. Los sudafricanos habían 'limpiado' gran parte de Delville Wood, alcanzado el perímetro norte y asegurado el flanco derecho que miraba a Ginchy. No obstante, pasadas las 14.30 h. Tanner informó a Lurkin que seguía habiendo bolsas de resistencia. La más importante al noroeste del bosque, donde se unía con el foco de resistencia también al norte de Longueval. A pesar de este obstáculo a las 15.00 de la tarde del 15 de julio la práctica totalidad de Delville Wood estaba en manos británicas. En apenas horas los Springboks habían ocupado Delville Wood, habían capturado más de 140 prisioneros y habían tomado posiciones a lo largo de casi todo el perímetro.
La cuestión, como intuyeron los mandos poco después, no era tomar el bosque si no conservalo. Los planes iniciales de Lurkin consistieron en tomar el bosque, instalarse en todo el perímetro y dispersar las tropas en pequeños destacamentos junto con ametralladoras para defenderlo. Lurkin, sin embargo, ideó una versión muy light del 'bite & hold'. Había desalojado al enemigo pero el 'agarre' al terreno era muy débil, como la resistencia que podía plantar a un enemigo que iba a machacarlos por tres flancos. Y esto es lo que iba a suceder. El factor 'agarre' no fue tanto por la falta de efectivo - que también - sino por la naturaleza del terreno, que lo hacía impracticable para cualquier tipo de defensa efectiva. El suelo, plagado de raíces, troncos y tocones hacía imposible cavar trincheras de más de dos palmos.
A pesar de haber consolidado la posición en el bosque, Lurkin y Tanner coincidieron en dos apreciaciones. La primera referida a la fragilidad del frente norte, la segunda a la virtualidad de la situación, como si los alemanes no hubiesen presentado resistencia para dejarlos entrar en una ratonera. Esto último era más una intuición pero no les falló el pálpito.

Poco después de la 3 de la tarde, una lluvia de obuses anticipó el ataque del 6º bávaro por el perímetro este, procedente de Ginchy. Fueron rechazados pero a un coste muy alto. Tanner se vio obligado a pedir refuerzos: una compañía completa del 2º de Orange había sido aniquilada. Era solo un aperitivo. Sobre las cuatro de la tarde se avistaron tropas alemanes por la bolsa que resistía al noroeste del bosque. Los primeros contraataques por ese flanco no iban tardar. Un brutal bombardeo en el extremo noroeste anticipó un ataque masivo, eran las 16.40 h. Los sudafricanos resistían como podían. A las seis y media Tanner recibió un informe: la línea al noroeste aguantaba de un hilo. Envió una compañía de los South African Scottish al norte para tapar la brecha, otra de los SAS para cubrir a los del 3º y envió unidades del 1º del CBE para ayudar a los de Orange. La posición sudafricana resistía a un precio altísimo, pero en vista de lo que estaba por venir y siendo consciente de su frágil (y absurda) situación, Tanner recomendó replegar a sus Springboks y acortar frente. Defendían 1,5 km de frente con apenas 2800 efectivos.
Lukin accedió. Pero era un brindis al sol.
Congreve conminó a Lurkin a que enviase dos compañías al noroeste del bosque a apoyar un contraataque de la 9ª escocesa contra la bolsa que resistía al norte de Longueval, no a resistir los contraataques alemanes en el bosque !! Como era de preveer no hubo suerte al norte de Longueval. La bolsa alemana resistió. Cayó la noche y llegó el turno de los alemanes.
El mando springbok preveía una noche dura pero se quedaron cortos: fue infernal. El bombardeo alemán sobre Delville Wood fue brutal. En algunos sectores del bosque llegaron a caer hasta 400 proyectiles por minuto, según varias fuentes. El bosque permaneció como una tea encendida la mayor parte de la noche. La culpa fue de las bombas incendiarias y de las toneladas de troncos y raíces que ardieron sin cesar. El gas también apareció como un fantasma nocturno. Era solo el preludio de los tres ataques alemanes que se sucedieron uno tras otro a lo largo de la madrugada, y que apenas pudieron repelerse a con fusilería, bayonetas y algún que otro culatazo.
Sobre las tres de la madrugada el informe que llegó al cuartel general de Tanner era muy inquietante. La esquina noroeste del bosque era alemana. La esquina nordeste la defendía, de izquierda a derecha, una compañía y media del 2º de Natal con una compañía del 1º de soporte. Más a la derecha estaba una compañía del 3º con una del 4º en segunda línea. El extremos sureste del bosque lo defendían dos compañías del 3º y en el flanco meridional lo defendían una compañía del 2º y otra del 3º, con una del 4º de reserva. En el tercio oeste de Princes Street resistía media compañía del 2º que junto a dos compañias del 1º cerrando el flanco defensivo desde Longueval.
El cuartel general sudafricano hervía literalmente. Lo que a las cuatro de la tarde parecían pequeños errores o carencias, a las cuatro de la madrugada era una amarga confirmación: ante las escasas posibilidades de resistir en un sector tan comprometido, entrar en Delville Wood había sido un suicidio. Esa misma madrugada los mandos springboks contactaron con el XIII Cuerpo para exponerles la situación. Sin llegar a proponer una retirada aconsejaban una 'reubicación' de las tropas en el frente.

Continuará en: Springboks en el Somme: la batalla por Longueval y Delville Wood, 15-20 de julio de 1916 (II)

viernes, 22 de mayo de 2015

Prisioneros en Skagerrak: la batalla de Jutlandia, 31 de mayo-1 de junio de 1916


La Batalla de Jutlandia, Skagerrak para los alemanes, fue la batalla naval más importante de la Primera Guerra Mundial y la única ocasión en que las flotas británica y alemana se enfrentaron. Los británicos se encontraban cómodos con el bloqueo naval que mantenían sobre Alemania, y Alemania se veía incapaz de doblegar la superioridad numérica de la flota inglesa de superfície. Sin embargo, en mayo de 1916 el Almirante alemán Reinhard Scheer decidió salir al Mar del Norte con el grueso de su flota a la caza de pequeñas flotillas, con el objetivo de atraer el grueso de la Grand Fleet para emboscarla. Desgraciadamente para Scheer, los ingleses interceptaron sus comunicaciones y enviaron el grueso de la Grand Fleet desde Scapa Flow para interceptarlo. Las dos armadas se encontraron frente a las costas danesas el 31 de mayo. La batalla, sin embargo, no fue decisiva. A pesar de que los alemanes la celebraron como una victoria, sobre todo por tonelaje hundido y pérdidas humanas, Jutlandia o Skagerrak certificó la imposibilidad alemana de romper el cerco británico en el Mar del Norte, condenándola que condenaría Alemania hasta más allá del fin de la guerra.. 

Introito o de aquellos barros, vinieron estos lodos ...


Cuando en 1898 el Kaiser Wilhelm II ordenó la construcción de su Marina imperial, el Almirantazgo británico respondió al órdago sacándose de la chistera el HMS Dreadnought. Emblema y símbolo de la marina del futuro, la clase Dreadnought reunía en un solo navío las tres virtudes: era el más rápido, el mejor armado y tenía el mejor blindaje que cualquier otro buque de guerra. Con el HMS Dreadnought el gobierno británico recogía el guante del desafío alemán y elevaba la puja en una carrera armamentística sin fin. El HMS Dreadnought era solo una muestra de la confianza adquirida por el Almirantazgo en materia de innovación tecnológica. La Grand Fleet estaba comenzando a crear una nueva especie de navío: los cruceros de combate o batalla (Battlecruisers), que incorporaban artillería pesada, un blindaje más ligero proporcionándoles una mayor velocidad y maniobrabilidad. Con la producción accelerada de la nueva clase Dreadnought y de los battlecruisers, la Grand Fleet lograba su objetivo desde Nelson: mantener una flota con el doble de navíos de guerra que la siguiente potencia naval del mundo.


Al estallar la guerra, la Grand Fleet no solo tenía casi el doble de navíos que la Hochseeflotte (la Marina imperial alemana) sino que estaba un punto por encima en cuanto a unidades más modernas y desarrolladas, con excepción del submarino. Por estas, y otras razones de corte más politico, el Kaiser consideraba su Marina imperial como un jarrón de porcelana fina, ante la evidente desesperación de Von Tirpitz. Existían órdenes explícitas de no arriesgar buques de superfície ante la amenaza de la flota británica. Los episodios de Dogger Bank y Heligoland no habían sido muy halagüeños, de manera que hasta el primer trimestre de 1916 cualquier operación naval de superfície solo buscó hostigar y bombardear las poblaciones de la costa oriental británica como Sunderland o Hartlepool.

Planes
En enero de 1916 y con la llegada al mando supremo de la Hochsee del Vicealmirante Scheer, las cosas iban a cambiar bastante. Con el plácet del Kaiser, Scheer ordenó al Contraalmirante Von Hipper que intensificase su hostigamiento sobre la costa británica con el objetivo de forzar un error británico. El verdadero objetivo era hacer salir de su escondrijo a la flotilla de destructores y cruceros del contralmirante Beatty fondeada en Rosyth. Scheer confiaba que una vez picado el anzuelo, el resto de la Grand Fleet -fondeada en Scapa Flow- y al mando del Almirante Jellicoe se le uniría en combate. Scheer había dispuesto que una flotilla de submarinos partiese hacia las Órcadas con la misión de emboscar ambas y que Hipper atrajese a Beatty hacia el grueso de la Hochsee Flotte. Una vez destruida o derrotada la flota de Beatty, los alemanes podrían medirse al resto de la Grand Fleet en igualdad de condiciones.

Preparativos
Los preparativos alemanes se iniciaron a finales de abril y se prolongaron hasta mediados de mayo. Dragaminas alemanes trabajaron en la localización de rutas y zonas seguras en las aguas cercanas a la isla de Heligoland. La limpieza debía estar finalizada para el 17 de mayo, ya que la Hochsee Flotte tenía órdenes de hacerse a la mar al poco. Paralelamente el 15 de mayo partió hacia la costa oriental inglesa un destacamento de submarinos con la misión de vigilar los puertos, y dos días después una flotilla de diez submarinos partió hacia la zona de las Órcadas. Dos unidades se mantuvieron cerca de Pentland Firth, siete en los alrededores del estuario del rio Forth (Firth of Forth) y otras dos en una situación intermedia. La Hochseeflotte debía zarpar el 23 de mayo pero retrasos en las reparaciones del Seydlitz y el mal tiempo imposibilitando la salida de los zepelines obligaron a una demora. Finalmente las tareas de vigilancia se dejaron en manos de los submarinos y la flotilla de Hipper se hizo a la mar sobre la 1.00 a.m. del 31 de mayo, con órdenes de Scheer de acercarse a la costa noruega con el fin de advertir a los ingleses, para que saliesen en su búsqueda. El grueso de la Hochsee la seguiría a distancia como apoyo en caso de encuentro.

Flotas
Sobre las 2.30 a.m. del 31 de mayo, el grueso de la Hochseeflotte zarpó del estuario del Jade y Wilhemshaven. La Marina imperial alemana, encabezada por el SMS Friedrich der Grosse (Almirante Scheer), la formaban tres escuadras de batalla (I, II, III), un grupo de exploración de 4 cruceros ligeros y una flotilla de 32 torpederos de diferente tonelaje bajo el mando del SMS Rostock.
La I escuadra (Vicealmirante Schmidt, a bordo del Ostfriedland) estaba compuesta por 4 acorazados de la clase Ostfriedland (SMS Ostfriedland, Thüringen, Oldenburg y Helgoland) armados con cañones (12) de 305 mm, junto a 4 acorazados de la clase Posen (SMS Posen, Rheinland, Nassau y Westfalen) con cañones (12) de 280 mm.
La II escuadra del contralmirante Mauve (SMS Deutschland) la formaban 6 acorazados de la modesta clase Deutschland (SMS Deutschland, Pommern, Schlesien, Hannover, Hessen y SMS Schleswig-Holstein) con 4 cañones de 280 mm y 10 de 105 mm. Y la III escuadra de batalla (Vicealmirante Behncke, SMS König) la formaban 8 acorazados de la clase König (SMS König, Grosser Kurfürst, Markgraf, Kronprinz, Kaiser, Prinzregent Luitpold y Kaiserin) con 10 cañones de 305 mm.
La flotilla de exploración del Vicealmirante Hipper (SMS Lützow) estaba formada por un 1er grupo de exploración a su mando y 5 cruceros de batalla. El SMS Lützow y SMS Derfflinger con 8 cañones de 305 mm y el SMS von der Tann, SMS Moltke y SMS Seydlitz con 10 cañones de 11 pulgadas (280 mm). El 2º grupo del Contraalmirante Boediker (SMS Frankfurt) lo formaban cuatro cruceros ligeros y el 2º grupo de la flotilla de cazatorpederos del Comodoro Heinrich (SMS Regensburg) con 30 cazatorpederos de diferente tonelaje (1700-800 Tn).


Para desgracia de Scheer, la inteligencia naval británica, y especialmente la Room 40, disponían del libro de códigos de la marina imperial alemana desde agosto de 1914 (a raíz del incidente del SMS Magdeburg en aguas bálticas) por lo que a mediodía del 30 de mayo informaron a Jellicoe de que la Hochsee Flotte se haría a la mar en las primeras horas del 31. Puntualizaron que desconocían las intenciones enemigas y ahí radicó parte del problema. La orden era que las flotillas de Beatty y el resto de la Grand Fleet se encontrasen en punto cercano a 100 millas al este de Aberdeen. Así que a las 23.30 de la noche del 31 (y antes que la flota alemana) partieron en tres columnas en dirección al punto de encuentro.

La Armada inglesa estaba compuesta por la Grand Fleet al mando de Sir John Jellicoe (HMS Iron Duke) y por la 5a flotilla de exploración del Vicealmirante David Beatty (HMS Lion). La Grand Fleet contaba con 4 escuadras de combate.
La I escuadra (1st Battle Squadron) al mando del Vicealmirante Burney (HMS Malborough) contaba con 8 acorazados. 5 de ellos con 10 cañones de 305 mm (HMS Colossus, Neptune, Hercules, Collingwood y St. Vincent), 1 con 14 cañones de 305 mm (HMS Agincourt), otro con 10 cañones de 343 mm (HMS Marlborough) y un último con 8 cañones de 381 (HMS Revenge). La escuadra también contaba con el apoyo de 4 cruceros ligeros (Boadicea, Blanche, Bellona y Active), un destructor (HMS Oak) y un draga minas (HMS Abdiel).
La II escuadra (Vicealmirante Jerram) estaba formada por 8 dreadnoughts y super-dreadnoughts con 10 cañones de 343 mm y 16 de 101 mm (HMS King George V, Ajax, Centurion, Erin, Orion, Monarch, Conquerer y HMS Thunderer). La IV escuadra (Vicealmirante Sturdee) contaba con 8 acorazados. El HMS Royal Oak, de la clase Revenge (1914), con 4 torretas de 2 cañones de 381 mm y 14 cañones de 152 mm, más otros dos de 76 mm. Otros dos dreadnoughts con 10 cañones de 300 mm (HMS Superb y HMS Temeraire), el HMS Canada con 10 cañones de 356 mm y 16 de 152 mm, el HMS Benvow y el HMS Iron Duke con 10 cañones de 343 mm, y finalmente el HMS Bellorophon y el Vanguard con 10 cañones de 305 mm.
La III escuadra (3st Battle Cruiser Squadron) del Contraalmirante Hood lcontaba con 3 cruceros de batalla de la clase Invincible (HMS Invincible, Inflexible, Indomitable) con 4 torretas de 2 cañones de 305 mm y 16 cañones de 101 mm, 2 cruceros ligeros (HMS Canterbury y Chester) y cuatro destructores (HMS Shark, Ophelia, Christopher y Acasta).


La flota de cruceros de combate de Beatty estaba compuesta por 6 cruceros de combate, 13 cruceros ligeros y 18 destructores. Los seis cruceros de combate eran el HMS Lion, Princess Royal, Queen Mary, Tiger, Indefatigable y el HMS New Zealand. Todos ellos, menos el Indefatigable y el New Zealand, con 4 torretas de 2 cañones de 343 mm y los 2 de la clase Indefatigable con 4 torretas de 2 cañones de 305 mm. Los trece cruceros ligeros se distribuian en 3 flotillas de 4 navíos, más el HMS Engadine. La flota de destructores que acompañaba la flota de Beatty estaba formada por dos flotillas de 9 (13th Destroyer flotilla) y 6 navíos (6th Destroyer Flotilla). La Grand Fleet la completaban una escuadra de acorazados (5th Battle Squadron) de la clase Queen Mary al mando del Contraalmirante Evan-Thomas y una flotilla de diez destructores (1st Destroyer Flotilla) como escolta.

La batalla (31 de mayo)
El Almirante Jellicoe, según informaciones del Almirantazgo, creía que los cruceros de combate alemanes habían zarpado para llevar a cabo una misión de hostigamiento en la costa inglesa y que el grueso de la Hochsee habría salido para darle cobertura en su retorno. Por ello situó a la Grand Fleet en una situación similar, dejando a Beatty en vanguardia. A las dos de la tarde Beatty se encontraba en el Fischer bank, a unas 110 millas al oeste de Jutlandia. A la misma hora, Jellicoe y la Grand Fleet se encontraban a unas 70 millas al Nor-Nor-Oeste (NNO) de la zona indicada, avanzando en dirección Sur-Este (SE), mientras que la flota de Beatty debía dirigirse en dirección noreste (NE) hasta obtener contacto óptico con Jellicoe. La derrota de la Grand Fleet era ESE (Este-Sur-Este), mientras que la de Beatty tras las dos de la tarde era NE. Norte era también la derrota que seguían la flotilla Hipper y el resto de la Hochsee, a unas 50 millas al sur. A las 14.30 h. el HMS Lion se encontraba a unas 45 millas a poniente del SMS Lützow y solo 15 millas náuticas distaban entre las extremos de ambas formaciones, es decir entre las unidades enemigas más cercanas. El avistamiento entre las flotillas de Beatty y Hipper fue mútuo pero del todo fortuito.


Primer contacto
A las 14 h. el crucero ligero alemán SMS Elbing avistó al vapor danés N.J. Fjord y envió las torpederas B109 y B110 para su inspección. Prácticamente al mismo instante los cruceros ingleses HMS Galatea y Phaeton también avistaron al vapor danés. Durante su aproximación el Galatea y el Phaeton descubrieron a las torpederas alemanas y abrieron fuego. Después del primer avistamiento, los hechos difieron un poco según los testimonios. Algunas fuentes determinan que 23 minutos más tarde las flotillas de Hipper y Beatty entraron en contacto visual, mientras que otras sostienen que no fue hasta las 15.30 h. El hecho determinante fue que pasadas las 15.30 h. Hipper se percató de que Beatty le podía cortar la retirada, rompiéndole el contacto con el grueso de la Hochsee Flotte. Siguiendo el plan establecido, Hipper invirtió el rumbo para evitar que el enemigo le cortase la retirada, conduciéndolo de paso condujese a las fauces de la Hochseeflotte.

Primera fase de la batalla: la marcha al sur


A las 15.48 h. y ya en sentido SSE, el SMS Lützow de Hipper abrió fuego contra la línea de cruceros de Beatty a unas 17 millas náuticas.


En derrotas paralelas el intercambio de salvas fue contínuo y brutal. El combate se estableció entre 6 cruceros ingleses y 5 alemanes. Los ingleses sobreestimaron las distancias, las siluetas recortadas de sus navíos ayudaron a los alemanes con un fuego certero. Sobre las 16 h., el HMS Indefatigable recibió varios impactos del SMS Von der Tann en la torreta trasera. Fuera de la formación de combate, el Indefatigable volvió a ser alcanzado por varios impactos en el castillo de proa, la torreta delantera y en el depósito de municiones provocando una explosión brutal y su hundimiento con apenas dos supervivientes de los 1019 tripulantes. Eran las 16.04 h. Con el objetivo de acortar distancias y mejorar tiro, Beatty viró ligeramente al este. Esta maniobra expuso el Lion a tiro de los cruceros de batalla alemanes, siendo alcanzado en varias ocasiones, como también el Princess Royal y el HMS Tiger. Debido al humo de los impactos en el Lion, el SMS Derfflinger lo perdió de vista. Éste fijo su artillería en el segundo de los navíos visibles de la formación inglesa, el Queen Mary. El HMS Queen Mary había entablado un potente un combate de artillería con el SMS Seydlitz, alcanzándose mutuamente por espacio de cinco minutos. La flota de Beatty seguía aproximándose a la alemana. A las 16.25 de la tarde la distancia entre ambas era de unas 7 millas náuticas, unos 13 km. El SMS Derfflinger aprovechó esa ventaja y de los dos proyectiles que disparó hacia el Queen Mary, el primero estalló de lleno en el depósito de municiones de la torreta de proa provocando una brutal explosión del navío y su hundimiento en pocos minutos. Solo 8 supervivientes de 1270 tripulantes.


La artillería alemana estaba siendo muy efectiva. El combate entre las flotillas de Hipper y Beatty duró aproximadamente una hora en que aparte de las pérdidas inglesas, los alemanes también tuvieron graves daños procedentes sobretodo de los cañones de 381 mm ingleses. A pesar de una primera fase victoriosa para los alemanes, la llegada en el horizonte del resto de la Hochseeflotte fue providencial. La velocidad de los cruceros ingleses y su certero tiro comenzaban a poner en aprietos a los cruceros alemanes, mejor acorazados pero menos veloces. El avistamiento de la Hochseeflotte por Beatty fue todo una sorpresa. Según las informaciones transmitidas des de la inteligencia naval, la Flota de Alta Mar alemana debía estar todavía en sus puertos. Beatty ordenó un viraje en redondo hacia el norte. Su principal objetivo era huir pero atrayendo a la Hochsee Flotte hacia el encuentro del grueso de la Grand Fleet de Jellicoe, que venía a toda máquina en su auxilio. Consciente del envite, Hipper también ordenó virar. Durante la persecución hacia el norte solo se producieron algunos disparos de los cruceros en vanguardia de Hipper hacia la retaguardia de Beatty pero poco más. Lo más significativo de la carrera hacia el norte es que iniciava otra fase de la batalla: eran las 17.40 h.

Segunda fase de la batalla: la carrera hacia el norte


Resuelto a llevar el grueso de la Hochseeflotte hacia la boca del lobo, Beatty viró hacia el este hasta avistar el Iron Duke de Jellicoe. Las condiciones atmosférics comenzaban a favorecer ahora a los ingleses. La flotilla de Beatty, más veloz, comenzó a abrir fuego sobre la vanguardia de Hipper, obligada a seguir el movimiento de Beatty. La flotilla de Hipper estaba recorriendo en dirección norte la zona de los primeros combates y la neblina y el humo de los impactos e incendios de los primeros encontronazos que no se había disipado. Los alemanes siguieron la derrota hacia el NE. Scheer insistió en que Hipper no aflojase la marcha con el objetivo de no perder a Beatty en su huida. Parecía que eran los alemanes quiénes habían picado ahora el anzuelo. Sobre las 18.20 h. el viento comenzó a disipar los restos de la neblina y el certero fuego alemán comenzó a cebarse otra vez en los navíos ingleses: el crucero de batalla HMS Invincible del Almirante Hood y el acorazado Defence estaban fuera de combate. A las 18.30 h., sin embargo, la Grand Fleet de Jellicoe había finalizado su despliegue de batalla en un amplio arco que iba del NO a NE y que le proporcionaba una indiscutible ventaja de cara a la siguiente fase del combate.

Tercera fase de la batalla: el enfrentamiento entre flotas


Scheer, creyendo que seguía la flotilla de Beatty, siguió la derrota hacia NE. Sin embargo, sobre las 18.15 h. y tras un impresionante relampagueo en el horizonte, se percató que frente a él se estaba el grueso de la Grand Fleet. Los primeros en darse cuento del peligro fueron los cruceros de batalla de Hipper y los acorazados de la 3ª escuadra. El Lützow y el König fuera de combate y el Wiesbaden a la deriva. Los ingleses tampoco sabían cuál era la situación real. Algunos navíos ingleses disparaban a cualquier objetivo que saliese apareciese en la oscuridad pero no había una operación de conjunto. Reinaba, en cierta manera, el desconcierto en el bando inglés. Los alemanes sí que eran conscientes de la situación. Tanto que la flotilla de cruceros de batalla de Hipper giró al SE y poco después al S a toda máquina. Su situación era muy precaria. Luchando desde hacía casi tres horas, la mayoría de cruceros de batalla estaban en condiciones muy precarias. Scheer sabía además que una retirada de toda la flota hacia el sud ofrecería a una parte de la armada inglesa un objetivo clarísimo. Por eso decidió arriesgar y en una decisión magistral viró todo hacia el SO, con órdenes de que los navíos escondiese su nueva posición con una pantalla de humo.
El desconcierto inglés continuó, cesando el fuego sobre la flota alemana. Jellicoe no estaba dispuesto a perseguir a la Hochseeflotte en una nueva carrera hacia el oeste por lo que decidió poner rumbo primero hacia el SE y después hacia el S con el objetivo de cortar la retirada de Scheer hacia sus bases en Alemania. Sobre las 18.50 h. el HMS Marlborough notificó a Jellicoe que había recibido un impacto de un torpedo procedente de un navío sin identificar, pero al poco y tras escampar el humo y la neblina pudo comprobarse que el SMS Wiesbaden - totalmente a la deriva - había sido el causante. Parte de la flota inglesa concentró su fuego sobre él y en diez minutos se hundía pasto de las llamas. Eran las 19 h.

Cuarta fase de la batalla: cruzando la T


Era el turno de Scheer. Consciente de que no podía seguir indefinidamente hacia poniente, tomó una decisión un tanto inexplicable y arriesgada. La Hochseeflotte viró otra vez en dirección E para encontrarse con el grueso de la flota inglesa, que iba en dirección SE. Scheer, con todavía una hora para el crepúsculo, y consciente de su ventaja en el tiro y en el blindaje de sus acorazados quiso volver al campo de batalla. Intuía que Jellicoe querría cerrarle la retirada y no quería enfrentarse a la Grand Fleet perfectamente dispuesta. Su plan consistía en golpear a la escuadra de Goodenough (situada a la retaguardia de la Grand Fleet) con una vanguardia de destructores para volver a virar en redondo inmediatamente habiendo causado una enorme confusión y alguna baja en la Grand Fleet. La sorpresa de Scheer, sin embargo, se iba a tornar en su contra.
Scheer se dió de bruces con una Grand Fleet en posición y castigando a casi todas sus escuadras desde las 19.13 h. El fuego inglés procedía desde ocho puntos distintos del compás. Solo los navíos alemanes en cabeza podían disparar mientras el grueso de Grand Fleet concentraba su fuego en la vanguardia de la flota alemana. La flotilla de Hipper recibió muy duramente. Sorprendido y ante una peligrosa perspectiva, Scheer optó por un tercer viraje a las 19.14 h. Como medida de distracción, Scheer lanzó un ataque con torpedos y ordenó a sus destructores que creasen una cortina de humo para que la Hochsee desapareciese como un fantasma entre las brumas. Scheer también ordenó a los submarinos que atacasen el grueso de la Grand Fleet. Consiguió poca cosa pero lo suficiente para intimidar a Jellicoe, obligándolo a adoptar una formación en zig-zag hacia el SE.


Libre del peligro submarino, a las 19.44 Jellicoe ordenó poner rumbo SE en fila única. Los especialistas consideran que fue en este momento donde radica el principal error de Jellicoe al dejar escapar a la Hochseeflotte sobrestimando el ataque con torpedos y la amenaza submarina. En caso de que Jellicoe hubiese seguido a la Hochseeflotte podría haber destrozado a la retaguardia alemana pero hubiese corrido algunos riesgos que no quería tomar. Consciente de que ya había virado demasiado al SE, Jellicoe ordenóa a las 19.54 volver a encarar hacia el S con objeto de interceptar la Hochsee de vuelta a sus bases.

Quinta fase: Crepúsculo y noche

A pesar de la retirada alemana, la situación era de todo menos clara. A las 19.45 h. Goodenough advirtió a Jellicoe que parecía ver como la Hochsee viraba hacia NW en vez de seguir la derrota W. A la misma hora Beatty transmitió a Jellicoe que parecía como si la vanguardia de Scheer fuese en dirección SW. Jellicoe decidió optar por la segunda información y puso la Grand Fleet en derrota SW con el fin de cerrar el paso a la Hochsee. La carrera se mantuvo así durante media hora con la incertidumbre generalizada al ignorar si estaban a la captura de varias flotillas de la Hochsee o de toda entera. Scheer, sin embargo, sí que sabía que estaba frente a la Grand Fleet. Por ello, y ante la superioridad manifiesta de los ingleses, no dudó en virar hacia el S a toda máquina con el objeto de aventajar a los ingleses y llegar antes a Horns Reef, lo que le permitiría llegar sin problemas a puerto. La distancia aproximada era de unas 90 millas y el tiempo a emplear unas seis horas a 15-16 nudos. Para facilitar la travesía y entorpecer a los ingleses, Scheer envió a varias torpederas en tareas de caza que nada obtuvieron. Jellicoe, por su parte, desestimó un combate nocturno. Los alemanes habían demostrado cierta perícia en acciones nocturnas y además temía el peligro de colisión entre buques al tratarse de toda la armada. Insistió en perseguir a las unidades alemanes para impedirles el paso hacia Horns Reef y la bahía de Heligoland para reanudar, en caso de que fuese posible, los combates a la primera luz del alba.
A partir de las diez de la noche y debido a la cercanía de ambas flotas (aprox. 5 millas náuticas), hubo escaramuzas entre ambas flotas. Los alemanes volvieron a demostrar su puntería, a pesar de que el único navío hundido en ese combates fue el crucero ligero Frauenlob por un torpedo procedente del Southampton de Goodenough. (aprox. 10 millas) Sobre las once y media de la noche, el grueso de ambas flotas comenzó a separarse. A pesar del alejamiento, la velocidad de la Grand Fleet permitió que su 4a flotilla de destructores situada a retaguardia avistase a los dreadnoughts de la Hochsee, situados en vanguardia. Poco después se entabló un combate artillero de gran intensidad.
El HMS Spitfire colisionó con el acorazado Nassau provocando en el inglés serios daños en el casco, el Westfalen hundió al Tipperary, el Elbing embistió al Posen, hundiéndose éste último poco después. También el malogrado Lützow, semihundido por los múltiples proyectiles recibidos durante la última refriega, tuvo que ser hundido por los propios alemanes después de haber rescatado a su dotación en otros navíos. El Broke atacó al Rostock, inutilizando su timón lo que provocó que embistiese al Sparrowhawk, dejándolo seriamente dañado. El Rostock, inutilizado y a la deriva, fue torpedeado pero se mantuvo a flote hasta la mañana siguiente en que fue hundido por su dotación después de haber sido rescatados por el Dublin inglés. El Westfalen volvió a hacer pleno hundiendo el destructor HMS Fortune.
Caso curioso fue el del El Black Prince, que hasta después de la guerra no se supo con seguridad lo que le había sucedido. Fuentes procedentes del HMS Spitfire confundieron un navío de guerra alemán envuelto en llamas que acabaría explotando y hundiéndose con el Black Prince. Sin embargo, y a raíz de posteriores investigaciones, se supo que el Black Prince fue hundido por navíos alemanes en las escaramuzas de la medianoche del 31. Separado de la Grand Fleet, el Black Prince fue avistado por el SMS Thüringen con sus proyectores de luz, siguiendo alcanzado en numerosas ocasiones. El navío inglés continuó su andadura pero dio de bruces contra el grueso de la Hochseeflotte, entre ellos el Ostfriesland y el Friedrich der Grosse que lo alcanzaron a poca distancia y lo hundieron en pocos minutos, pereciendo toda la dotación, unos 850 hombres. Al poco el Westfalen, en racha esa noche, hundió al Ardent inglés.
Unidades de la 5a flotilla británica presenciaron los combates y el paso del grueso de la Hochsee por la popa del Grand Fleet en dirección SE pero no reportaron nada a Jellicoe porque consideraron que ya estaba informado. Pasadas las doce, las flotillas 9a y 10a se unieron a la 4a y cruzaron la línea alemana pensando que eran la 5a flotilla de Beatty. A pesar de ello, y en plena retirada, los alemanes no perdieron la oportunidad: el Westfalen dañó seriamente el Petard y hundió el Turbulent. Solo la 12a Flotilla siguió la derrota alemana. Intentaron radiar su posición a Jellicoe pero los alemanes bloquearon la transmisión. A pesar de su frustacion, el HMS Onslaught logró hundir al SMS Pommern en su huida con dos torpedos. El intento del Moresby por torpedear al Von der Tann y la explosión de la torpedera alemana V4 fueron los últimos episodios bélicos de la batalla de Jutlandia para los ingleses y de Skagerrak para los alemanes.


A las tres de la madrugada del 1 de junio, la Hochseeflotte se encontraba a tan solo 15 millas de Horns Reef y media hora más tarde entraba en puerto. A las 4 de la madrugada el Almirantazgo informó a Jellicoe que los alemanes habían huido y al poco viraron hacia casa.


Skagerrak
Los alemanes fueron los primeros en arribar a puerto y en capitalizar sus triunfos en una guerra que también se libraba de forma feroz, la de la propaganda. Los alemanes vencieron en Skagerrak, y no en Jutlandia como la llamarían los ingleses. Desde su perspectiva, Alemania había logrado una gran victoria. Inicialmente, Scheer reclamó haber hundido tres acorazados, un superdreadnought (creyendo que era el Warspite), dos cruceros acorazados, tres ligeros y 13 destructores. Alemania sintió la batalla como una gran victoria y un triunfo indiscutible, hecho que sirvió a la prensa alemana para intentar convencer a la opinión pública mundial que la Royal Navy había sido aplastada. En un primer momento el Almirantazgo solo reconoció la pérdida del Pommern y el Wiesbaden, a pesar de que el Frauenlob y algunos destructores no habían vuelto, y que el Lützow, Elbing y Rostock habían sido hundidos.


Jutlandia
Desde las Islas Británicas la percepción de lo ocurrido fue bastante diferente, a banda de bautizarla como batalla de Jutlandia. Tanto para el Almirantazgo como para Beatty, Jellicoe y, especialmente para la opinión pública británica, la batalla de Jutlandia fue una gran decepción. Antes incluso de que la Grand Fleet arribase a puerto, los rumores sobre una gran derrota habían comenzado a circular. El Almirantazgo, sabedor ya de la 'victoriosa' versión alemana, estaba ansioso por hacer una declaración oficial. Fue peor el remedio que la enfermedad. En el comuniqué del 1 de junio del Almirantazgo fue directo, prosaico y demasiado sincero para una opinión pública ávida de victorias y harta de sinsabores. El gobierno británico, con Asquith a la cabeza, lo consideró un error en toda regla. Jellicoe y sus informes fueron al rescate de un Royal Navy en puerto. El siguiente comunicado del 3 de junio suavizó las propias pérdidas, informó de las alemanas y lo principal, aseguró y reafirmó que el dominio de los mares permanecía indiscutiblemente en manos británicas.
El gobierno británico puso toda la carne en la prensas: al día siguiente, 4 de junio, el Almirantazgo volvió a emitir un comunicado exagerando las pérdidas alemanas y su ocultación por parte de las autoridades germanas. El hecho de que los alemanes informasen el 7 de junio de las bajas definitivas del Lützow y el Rostock ayudó en gran manera a suavizar en el Reino Unido la supuesta derrota y a comenzar asumir que la batalla había significado una victoria en cuanto se mantenía el bloqueo sobre Alemania y que la Royal Navy seguía siendo la Reina de los mares.

Conclusiones
Consideraciones a banda, y ciñiendose simplemente a un recuento de datos, los alemanes tenían muchas razones para considerar Jutlandia o Skagerrak como un triunfo. La Royal Navy había perdido tres cruceros de combates, tres cruceros acorazados y trece destructores. Los alemanes un crucero de combate, un pre-dreadnought o acorazado de 2a clase, cuatro cruceros ligeros y cinco destructores. En toneladas hundidas, los alemanes también eran claros vencedores: 112.000 Tn por 60.000 británicas. Y en el apartado bajas la victoria también era clara: los británicos sufrieron unas 6100 por 2500 alemanas.


No obstante, desde un punto de vista más global en la guerra, la supuesta victoria alemana quedaba ensombrecida por el peso de los hechos. Como dijo un periodista americano, "la armada imperial alemana ha asaltado a su carcelero pero permanece todavía en prisión". La victoria estratégica quedó en manos británicas. Las bajas de la Grand Fleet fueron duras pero rápidamente reemplazadas y el margen de superioridad naval de los ingleses no se vio afectado. Si bien es cierto que la Hochseeflotte había inflingido un duro correctivo a la Grand Fleet, sus resultados a corto, medio y largo plazo fueron nulos y determinantes para el resultado final de la guerra. Consciente de su suerte y de la immensa superioridad británica, la Hochsee no volvió a hacerse a la mar como en mayo de 1916. Su triunfo, más que pírrico fue estéril y Scheer lo supo desde el primer momento. De hecho no buscó más aventuras navales y abogó a finales de 1916 por una guerra submarina sin cuartel para doblegar la superioridad británica en los mares, que no llegaría a producirse a pesar de estar muy cerca.

Fuentes
. La Bataille du Jutland ... récits ... de soixante officiers de la Grand Fleet. Paris: Payot, 1927
. Campbell, John. Jutland: An Analysis of the Fighting. London: Conway Maritime Press, 1998.
. Halpern, Paul G. A Naval History of World War I. London: Routledge, 1994.
. Hase, Georg von. La Bataille du Jutland vue du "Derfflinger" ... . Paris : Payot & Cie, 1922
. Corbett, Julian. History of the Great War - Naval Operations
. Jellicoe, John Rushworth. La Gran flota británica (1914-1916) : operaciones navales en el Mar del Norte desde la ruptura de hostilidades hasta después de la batalla de Jutlandia. Barcelona: Seix & Barral, 1920.
. London, Charles. Jutland 1916 : Clash of the Dreadnoughts. Oxford: Osprey, 2000. Parcialmente digitalizado.
. Scheer, Reinhard. Mémoires de L'Amiral Scheer, Commandant en chef de la Flotte allemande de Haute Mer pendant la Guerre Mondiale. Paris: Payot, 1924.
. Steel, Nigel; Hart, Peter. Jutland 1916: Death in the Grey Wastes. London: Cassell, 2004.
. Battle of Jutland, 31.05-1.6.1916
. The Battle of Jutland

lunes, 12 de enero de 2015

Lussu en el altiplano: un testimonio italiano de la Gran Guerra


La práctica totalidad de la memorialística de Gran Guerra versa sobre carnicerías inútiles, el tedio de la trinchera y el temor a una muerte terrible. Jünger, Barbusse, Graves y un largo sinfín de escritores no defraudan. Con más o menos realismo invitan al lector a un macabro universo sensorial: lo cítrico del gas mostaza, el barro succionador de la trinchera y el insoportable hedor de cadáver que todo lo invade. Justo al otro extremo de la balanza se encuentra Emilio Lussu y su Anno sull'Altipiano.
Sardo de nacimiento y teniente de complemento en la famosísima Brigada Sassari, sus souvenirs son un soplo de frescura entre tanta atmósfera irrespirable. Confiesa en su prólogo que fue Gaetano Salvemini quién lo empujó a explicar sus experiencias, descritas por él mismo como un testimonio más.
Un Anno sull'Altipiano es un retrato fresco, divertido y en ocasiones hilarante. Insisto en la frescura por tres razones: un estilo nada tedioso, la disparidad de vivencias -no siempre bélicas- y la ausencia de moralina. Lussu evita pontificar. Su visión de la guerra es por norma desenfadada y nada arrogante, a pesar de la estupidez que impera en determinados mandos y círculos sociales. Soporta las contrariedades con estoicismo y un humor que lo alejan de lo sombrío.
Lussu escribió un Anno durante su estancia en un sanatorio suizo entre 1936 y 1937. Curiosamente el libro se publicó en Paris en 1938. Su antifascismo militante, el exilio y el propio contenido del libro entorpecieron su edición en Italia. No obstante, y a pesar de la censura, Un Anno sull'Altipiano se convertiría muy pronto en el referente de testimonio italiano de la Gran Guerra. La narración histórica de la obra abarca desde mayo/junio de 1916 hasta principios de julio de 1917. Encuadrado en la Brigada Sassari, Lussu vive en primera persona la ofensiva austríaca que tuvo lugar entre el 15 de mayo y el 17 de junio de 1916 en la zona del Altiplano de Asiago conocida como Strafexpedition (expedición punitiva) o Battaglia degli Altipiani. Concebida como un intento de abrirse paso hasta la llanura véneta y coger por la retaguardia al grueso del ejército italiano del frente isontino (Isonzo), la infantería de montaña austríaca consiguió adentrarse en territorio italiano y poner en jaque al ejército italiano, que tras una ardua resistencia logró cerrar la brecha y contener el avance enemigo. Durante esos meses Lussu promocionará de subteniente a capitán, tanto por su arrojo en el combate como por la ininterrumpida sangría en la oficialidad. El frente del altiplano no es el infierno del Carso o del Somme pero tampoco es un sector tranquilo: la estupidez (véase el elpisodio del Monte Fior) y la incompetencia de los mandos así lo evitan. A pesar de tratarse de un sector poco 'decisivo' estratégicamente hablando, el Alto mando italiano - con absurda gesticulación - se empeña en romper un frente del todo inaccesible. No ya por los exiguos medios con los que cuenta sino por la dificultad del terreno y la mejor disposición en el terreno de las tropas austroúngaras. A pesar del frenesí narrativo de Lussu y la emoción que desprende, la descripción bélica no alcanza en ningún momento el clímax de Jünger o Sassoon. Lussu consigue, sin quererlo, desdramatizar lo bélico añadiendo ingredientes o bien cómicos (en cierto momentos me recuerdan al Monicelli de Rufufú) o muy personales que disminuyen lo puramente trágico.
El mérito de Lussu radica en la naturalidad con que describe el funcionamiento del ejército, las contradicciones de la oficialidad y la miseria cotidiana del soldado raso. La sencillez auyenta lo fatídico e incluso divierte. No es fingida, fluye sin quererlo. A pesar de lo coral, Lussu sustenta sus recuerdos sobre dos personajes. Uno es el general Leoni, personaje verídico con nombre ficticio, y el otro es el cognac. Juntos o por separado, ambos actores generan múltiples tramas y anécdotas.
El general Leoni es el arquetípico general veterano, ignorante por completo de las nuevas tácticas, irascible, incompetente y arrogante. Lussu lo presenta en todo su esplendor y plenitud: de lo absurdo a lo cómico, de lo temerario a lo arrogante y así hasta el infinito. La clave, sin embargo, es que a pesar del odio que genera al lector, Leoni acaba siendo un elemento de que produce una simpatía extraña. Solo un ejemplo. Más o menos por la mitad de la obra, Lussu cuenta que al llegar a un puesto de oficiales se encuentra que varios de sus compañeros comentan con indismulada alegría la muerte del general Leoni. Un paréntesi (casi) inecesario: Leoni es odiado urbi et orbe, no solo por la soldadesca sino por todos los oficiales de la brigada que ven en él a un 'mal bicho' sin atenuantes. De vuelta del paréntesis, los camaradas de Lussu continuan diciendo que Leoni fue alcanzado por una granada y que murió en el puesto de socorro. A todo esto, el ir y venir de copas y brindis és un frenesí. El alivio se respira por doquier. Se elevan los vítores y las risas cuando de repente uno de los oficiales todo contrariado avisa que Leoni está más vivo que un ocho y que se acerca al puesto donde se encuentran. Al momento aparece Leoni, que sorprendido, inquiere cual es motivo de tal regocijo a lo que responde un oficial con una vaga excusa. Esta es solo una de las múltiples anécdotas que convierten la obra de Lussu en una boacanda de aire fresco. A ello ayuda, sin duda, la excelente traducción de Carlos Manzano, que transporta al lector a un universo carente de formalismos y de humilde humanidad. Si la obra de Lussu fuera una serie de TV, del general Leoni y sus historias se podría hacer un gran spin-off. Es un caudal inagotable de historias y vivencias, aunque algunas macabras.
El otro personaje que explora Lussu en toda su dimensión, y el más querido por la tropa y el ejército en pleno, es el cognac. El licor espirituoso es el verdadero hilo conductor de la obra. Sobre él residen todas las esperanzas y sobre él descansan todas las ilusiones. Lussu juega a la perfección con este elemento, presente desde el primer párrafo. Lussu marca territorio con el cognac - de hecho ante el estupor de camaradas reconoce que no bebe licores, solo vino y durante las comidas - y eso le permite observar la narración desde una posición más cómoda y 'serena'. No aprovecha su condición de abstemio con los licores para demostrar ninguna superioridad moral, bien al contrario. Su postura frente al cognac sorprende a sus camaradas que a momentos lo tratan de 'rarito'. La importancia del cognac reside en su capacidad para malear conductas, soportar la locura de la guerra y para demostrar que es el verdadero combustible de la guerra. La soldadesca ama el cognac, pero lo teme a grandes raciones. Sabe que la llegada de chocolate y de grandes toneles de licor solo presagian desgracias en forma de ofensivas inútiles. La relación de la oficialidad con el cognac es más sincera, incluso algunos lo prefieren a sus mujeres.
El cognac y el vino son omnipresentes en Un año en el altiplano como en otras obras, por ejemplo en el Fuego d'Henri Barbusse. La diferencia es que Lussu profundiza su efecto en los oficiales, y el francés lo hace en la tropa. La otra gran diferencia es que Lussu no limita la aparición del alcohol a momentos de tensión sino que lo convierte en el mejor amigo del oficial, pistola a banda. La condición abstemia de Lussu le proporciona una distancia respecto a la narración, le otorga una visión privilegiada y lo aparta de la vorágine. Lussu presenta la guerra como una paradoja en la que tanto el soldado como el oficial solo son capaces de mantener la calma y el arrojo en manos del alcohol. Lussu también explora el sinsentido de la guerra, y quizá ésta es la mejor manera: convierte al cognac en el mejor salvavidas en el peor de los naufragios. El cognac no es solo el diván en el que psicoanaliza la guerra. El cognac y el vino proporcionan algunas de las mejores anécdotas del libro. Un libro que, como decía al principio, muestra un paisaje distinto del de la tétrica (y canónica) memorialística de Primera Guerra Mundial. Un último apunte para cinéfilos. Un año en el altiplano sirvió de base argumental para el film de 1970 Uomini contro dirigido por Francesco Rossi. A destacar la gran actuación de Gian Maria Volonté como teniente Ottolenghi y la genial performance de Alain Cuny como general Leone. Sobre este último cuesta dilucidar cual de los dos es más odioso, el literario o el de celuloide. Eso sí, un consejo: leer antes el libro.

Emilio Lussu. Un año en el altiplano. Barcelona : Libros del asteroide, 2010. Trad. de Carlos Manzano.

viernes, 5 de diciembre de 2014

El Somme desmitificado: la batalla por Thiepval, 26-30 de septiembre 1916 (II)


Mouquet farm (La granja Mouquet)




La granja Mouquet se hallaba justo enfrente de la 11ª división, en el sector más oriental de la 34ª Brigada. Antes de la hora zero, un pelotón del 9º de los fusileros de Lancashire se infiltró en la posición de la granja para bloquear las posibles entradas a los sótanos pero la operación tuvo un éxito parcial. Se localizaron (y bloquearon) algunas entradas pero al poco una ametralladora alemana situada al noreste de Thiepval comenzó a castigarles y los pocos supervivientes se retiraron. Esta ametralladora, con toda seguridad, fue la que barrió después parte del flanco derecho del ataque canadiense. A media tarde los Manchesters (11º) también se unieron a la ofensiva pero un potente fuego de ametralladora frenó su avance con grandes bajas. Las esperanzas depositadas ese día en los tanques se quedaron en una zanja cerca de Mouquet. No obstante, y sin defallecer tropas de los Manchesters, los Dorsets (5º) y los zapadores del 6º de East Yorkshire tuvieron la brillante idea de desmontar las ametralladoras y facilitar un impresionante fuego de cobertura para que grupos de granaderos sellasen gran número de entradas al laberinto defensivo. Sobre las cinco y media de la tarde del 26 los restos de la guarnición alemana (1 oficial y 55 soldados) se rendían. Fueron necesarios cuatro batallones (casi una brigada) y cinco horas para neutralizar una defensa tan exigua en número de efectivos. Curiosamente fueron los veteranos de Suvla Bay quiénes capturaron al fin la tristemente famosa granja Mouquet, objetivo de australianos y canadienses durante casi dos meses.


Reductos Zollern y Stuff
A pesar de la espectacular captura de la granja Mouquet, la misión principal de la 34ª Brigada eran los reductos Zollern y Stuff. El Zollern, a unos 700 metros de la línea británica, era el habitual nido de abrigos y trincheras con todo tipo de elementos defensivos. A poco de la hora cero se informó al comandante en jefe de la 11ª División (Teniente General Woollcombe) de la 'destrucción total' del Zollern por la artillería pesada pero la información era falsa. Las primeras tropas que llegaron al sector fueron 'bienvenidas' con un potente fuego de ametralladora que provocó el caos. Unidades del 8º de los fusileros de Northumberland alcanzaron el Zollern, pero se creyó gran parte de los 'limpiadores' de trincheras fueron eliminados. Al perderse el contacto se enviaron patrullas para saber de ellos pero los que volvieron hablaron de un campo de batalla vacío, como si se los hubiera tragado la tierra. Llegada la noche, sin embargo, se recibieron informes de que un grupo de 60 hombres y un oficial de los Northumberland resistían en la cara sur del reducto. El plan para el día siguiente (27) era proseguir el asalto con más tropas pero al alba una patrulla se percató de que el reducto había sido abandonado durante la noche. Ante el exitoso avance de la 33ª Brigada los alemanes decidieron retirarse a posiciones más seguras. El Zollern el segundo reducto que caía en manos de la 11ª División. El reducto Stuff, en la segunda línea alemana, distaba a unos 400 metros al noroeste del Zollern. Su captura se preveía más complicada, no solo por la distancia sino porque se encontraba fuera del alcance de los observadores de la artillería. La presencia de supervivientes de la 34ª al sur del Zollern en la noche del 26 dio a entender que una vez neutralizado el Zollern caería el Stuff, pero los mandos, conscientes de lasbajas, hicieron subir a la línea la 32ª. El 27 se planeó el ataque para las 3 de la tarde con dos batallones de la 32ª pero problemas de sincronización obligaron a posponerlo hasta las cuatro. El 9º de los West Yorkshire, sin embargo, no recibió esa orden y salió a Tierra de Nadie. Fuese por lo que fuese, o ante la posibilidad de que fuese un movimiento diversorio, el ataque de los Yorkshire cogió a los alemanes desprevenidos y consiguieron poner un pie en la trinchera enemiga. A las cuatro de la tarde, a la hora correcta, salió el 6º de los Yorkshires sin cobertura artillera. Los alemanes, perplejos otra vez ante la posibilidad de otro ataque diversorio tampoco reaccionaron. Los Yorkshire se unieron con los West Yorkshire en la zona sur del Stuff. No se consiguió mucho más aparte de controlar este sector. Durante dos días se intensificaron los combates cuerpo a cuerpo por el sector norte del reducto pero la artillería británica no pudo ayudar ante la dispersión de las tropas y su dudosa localización. Los alemanes resistieron.

Thiepval




Mientras los Yorkshires presionaban hacia el norte, la 18ª División tenía la misión de capturar Thiepval y el reducto Schwaben. Thiepval estaba defendida por un batallón veterano. El 180 IR de Württemberg estava allí desde el otoño de 1914 y había fortificado la posición de forma exhaustiva. Thiepval estava surcada de norte a sur por cinco líneas de trincheras. La más meridional y cercana a las líneas británicas (Joseph) se encontraba a unos 300 metros de la población; la siguiente, llamada Staufen, estaba a unos novecientos metros más atrás y la tercera (Grandcourt) se hallaba un kilómetro más allá. A banda de las tres líneas de defensa, los restos del castillo de Thiepval con sus laberintos subterráneos así como los escondites que surgían de la carretera que iba a Pozières hacían de Thiepval una formidable fortaleza. Cuatro batallones participaron en el asalto del 27 de septiembre: el 8º de los Suffolk, el 10º de los Essex (ambos brigada 53ª), y el 12ª de los Middlesex y el 11º de Fusileros reales (54ª). Suffolks y Essex tenían la misión de conquistar la parte oriental de Thiepval. A la hora zero (12.35 pm.) cuando las primeras oleadas saltaron la trinchera tras la cortina de fuego ocurrió un hecho curioso. Los Suffolk, a la derecha del ataque y en mitad de Tierra de Nadie, se encontraron con un grupo de soldados alemanes, que medio desnudos y vociferando, se querían rendir. Los Suffolk aunque sorprendidos siguieron su avance hacia las trincheras enemigas viendo como los alemanes hacia el camino inverso hacia las líneas británicas. Finalmente y a pesar del 'inesperado' encuentro, los Suffolks llegaron hasta la Zollern trench, a la misma altura donde los hombres de la 33ª brigada (11ª división) también había frenado su avance. Poco después los Essex también controlaron el área pero cuando iban a avanzar un poco más un potente fuego de ametralladora desde el noroeste de Thiepval los frenó. La fase más complicada del asalto a Thiepval se asignó a la 54ª de Shoubridge, que preparó la operación al milímetro. A banda de reforzar los dos batallones con más tropas, destinó a cada una de ellas una companía de 'limpiadores' para eliminar cualquier resistencia en el laberinto subterráneo de Thiepval. Se destinó además otro batallón en reserva en caso de que se requiriese una 'limpieza' en profundidad. La 54ª contó también con el apoyo de dos tanques. El avance fue muy duro desde el inicio. Las trincheras y refugios estaban por doquier. La artillería se había empleado a fondo pero no consiguió neutralizarlos todos. La cortina de fuego tampoco funcionó muy bien en la fase inicial y el progreso de la infantería fue mucho más lento que la progresión del bombardeo. Los combates en las ruinas de Thiepval degeneron en luchas cuerpo a cuerpo y duelos granaderos. A pesar de ello, los Middlesex lograron poner un pie en las ruinas del castillo de Thiepval pero allí fueron castigados por su flanco derecho hasta que uno de los tanques destruyó el nido de ametralladora que los fustigaba. La posición quedó asegurada pero cualquier avance más allá parecía imposible por los francotiradores y las ametralladoraa situadas en los múltiples cráteres y tras montones de ruinas. A las 3 y media de la tarde la parte noreste de Thiepval resistía y los efectivos de los Middlesex y los Fusileros reales estaban agotados. El batallón de reserva se unió al ataque pero una falta de coordinación con la cortina de fuego dispersó parte de las tropas. Solo una compañía sin oficiales llegó a la vanguardia para proseguir el avance pero la falta de efectivos aconsejó consolidar la posición a la espera de nuevos refuerzos. La 54ª no había logrado aún limpiar la parte noroeste. Pero cualquier avance hacia el reducto Schwaben requería la captura total de Thiepval. Los mandos decidieron que el golpe definitivo sería al alba del 27 y que lo realizarían dos compañías de los Bedfords al mando del capitán Keep. A las 5.45 am. los Bedfords, guiados por dos oficiales de los Fusiliers que conocían el terreno, se aproximaron al máximo de las posiciones enemigas. El envite final se encomendó a la compañía C del 7º de los Bedfords. A las siete de la mañana, el teniente 2º Thomas Adlam y un reducido pelotón lanzaron un ataque de gran contundencia. Progresando de cráter en cráter, Adlam y sus hombres lograron neutralizar a la guarnición enemiga a base de granadas y fuego de ametralladora. Lo extraordinario de la hazaña no es que Adlam fuese herido varias veces y continuase adelante sino que la mayoría de bombas de mano usadas contra los alemanes fueron recogidas por los ingleses a medida que se acercaban a las posiciones enemigas. La toma final de Thiepval supuso la captura de 70 prisioneros alemanes, amén de los 80 muertos que había dejado el asalto de los Bedfords. Con Thiepval en manos británicas, el siguiente objetivo era el reducto Schwaben. Thiepval se había resistido desde el 1 de julio.

Reducto Schwaben





Ivor Maxse, uno de los mejores generales del ejército británico y comandante en jefe de la 18ª división, sabía por diversas fuentes (especialmente por los mandos de la 36ª División) que el Schwaben era el reducto más inexpugnable de la segunda línea alemana. Contaba con un auténtico dédalo de trincheras y posiciones subterráneas con capacidad para albergar un puesto sanitario y un complejo de conexiones teléfonicas. Las informaciones de los Ulstermen (36ª división, 1 de julio) le fueron muy útiles pero Maxse pecó de prudente. Consciente el 27 de septiembre que los batallones de las 53ª y 54ª estaban muy diezmados (1500 bajas, un 40% de su total) ordenó posponer el ataque para el día siguiente con refuerzos de la 55ª. El asalto al Schwaben comenzó el 28 de septiembre y se suspendió el 6 de octubre, con la parte noroeste aún en manos alemanas. Maxse empleó ocho batallones. La artillería cubrió el avance hasta el reducto, pero una vez en el laberinto de trincheras y refugios el asalto tomó otro cariz. Los combates fueron terribles, sobre todo en los puntos 45 y 65 situados al sur del reducto. Los primeros en atacar ese punto fueron el 7º de los Queens y el 8º de los Suffolk. Desde sus posiciones al sureste, sin apenas cobertura y con un terreno impracticable (la noche antes había llovido abundantemente), el asalto fue frenado por el fuego procedente del punto 65. Ante tal estancamiento, y diezmados por la artillería alemana, un capitán de los Queens (Hugh Longbourne) decidió realizar un ataque casi suicida para neutralizar los nidos de ametralladora del punto 65. Bolsa de granadas en mano, y saltando de cráter en cráter, Longbourne logró llegar hasta uno de los nidos y eliminarlo. Las granadas se agotaron. Pero al poco llegó un tirador (Waldron) con más munición y se entabló un combate de casi una hora entre la ametralladora alemana y los dos hombres de los Queen's. Durante ese tiempo se le unió el sargento Parker, que junto a Waldron, siguió cubriendo a Longbourne. Longbourne decidió lanzar las dos últimas bombas y cargar contra el nido con Parker y Waldron abriendo fuego. Cuando llegaron al punto encontraron a más de 15 soldados muertos y una pequeña guarnición de unos cincuenta hombres que hicieron prisioneros. La captura del punto 65 abrió la puerta a eliminar el 45 a base de partidas de granaderos. Pero si fue difícil conquistarlo más lo fue retenerlo. A las seis de la mañana del 30 de septiembre la artillería alemana se cebó con las unidades del 8º de los East Surrey que ocupaban las trincheras, obligándolas a retirarse. El punto se reconquistó durante una operación para ocupar la parte norte del reducto pero otra vez la artillería alemana castigó a las tropas ocupantes y fue necesario retirarse, hasta que el 2 de octubre fue definitivamente consolidado por los británicos. Para el 2 de octubre la 18ª de Maxse ya había sido relevada tras capturar la parte norte del Schwaben con un coste de 2000 bajas.

Conclusiones
Al final de la batalla por la cresta de Thiepval los británicos habían avanzado entre 900 y 1800 metros en frente de unos 5,5 kilómetros. A pesar de los éxitos, no controlaban totalmente la línea de la cresta: la trinchera Regina y algunas secciones de los reductos Schwaben y Stuff seguían en manos alemanas. Las bajas habían sido muy duras. Se calcula que unas 8.000 entre la 11ª y 18ª División más 4.000 canadienses. Se desconocen las alemanas pero teniendo en cuenta la ferocidad de los combates estuvieron a la par de las británicas. La batalla por Thiepval confirmó una de las lecciones más duras del Somme: sin un apoyo artillero adecuado, tanto previo como durante el ataque, cualquier asalto de la infantería por más bien entrenada que esté o por muy valiente o sacrificada que sea está condenada a un desastre total y sangriento. Thiepval fue la muestra. Sin una protección artillera consistente las tropas canadienses no podrían haberse acercado a solo 800 metros de la trinchera Regina, igual que los británicos a los alrededores de la granja Mouquet y los reductos Zollern, Stuff y Schwaben. Si Thiepval no hubiese sido castigada duramente por la artillería hubiese resistido como lo hizo el 1 de julio. Los combates por Thiepval, la granja Mouquet y los reductos también fueron una clara muestra del potencial combativo de las tropas de los Nuevos Ejércitos de Kitchener y de las colonias. La artillería tuvo un papel destacado en la consecución de algunos éxitos pero la infantería fue determinante. La dificultad del campo de batalla (refugios subterráneos, bodegas, cráteres, etc.) y acarnizados combates cuerpo a cuerpo pusieron de manifiesto que el coraje y el arrojo de los soldados británicos no profesionales, así como su espíritu de sacrificio estaban fuera de duda.
La campaña del Somme no terminó hasta noviembre, pero Thiepval demostró que la tenaz resistencia alemana podía ser quebrada.

Fuentes
• Maxse, Ivor, Sir. 18th Division in the Battle of the Ancre, 1916.
• Miles, W. Military Operations, France and Belgium, 1916: 2nd July 1916 to the End of the Battles of the Somme. History of the Great War Based on Official Documents by Direction of the Historical Section of the Committee of Imperial Defence II. London: HMSO, 1938, 1992.
• Philpott, W. Bloody Victory: The Sacrifice on the Somme and the Making of the Twentieth Century. London: Little, Brown, 2009.
• Prior, Robin; Wilson, Trevor. The Somme. London: Yale, 2005.
• Stedman, Michael. Thiepval. London: Pen & Sword, 2006.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Los desiertos blancos, el Somme por William Orpen (agosto 1917)


'Nunca olvidaré mi primera visión del Somme de aquel verano. Durante la primavera era solo era barro, algun charco de agua, cráteres y más barro. Era la estampa más triste y deprimente de la desolación que alguien pueda imaginar. Sin embargo, en el verano de 1917 su belleza no podía expresarse con palabras. El lúgubre y plomizo barrizal había mudado a un blanco puro y deslumbrante. Campos de blancas margaritas y rojas amapolas junto algun bleuet disperso se extendían por millas y millas. El cielo azul profundo, plagado de mariposas blancas, que se ... a la ropa. Parecía un paisaje de cuento, pero en lugar de hadas solo había cruces blancas marcadas con la inscripción 'soldado británico desconocido'. (Más tarde, todos estos cuerpos fueron desenterrados, identificados en su mayoría e inhumados otra vez en cementerios miliatres). A través de las cortinas de mariposas blancas, alguna libélula azulada rasgaba el aire con el canto de las alondras ensordecido a menudo por el zumbido de un avión en las alturas. Todo brillaba bajo el calor. Uniformes, canones, todo lo que se había abandonado al cesar el fragor de la batalla se cocía al sol bajo una preciosa combinación de colores blancos, grises y dorados. Las únicas tonalidades oscuras eran el color bronce-óxido de las alambradas y el negro de un gato que vivía en uno de los refugios que permanecía semienterrado en la calle principal de lo que un día fue Thiepval'. 

De esta forma entre poética y prosaica describió William Orpen su segundo encuentro con el Somme. Era el agosto de 1917 y esta instantánea sería la que permanecería no solo en su retina sino en el oleo de su serie sobre el Somme. Blanco, ocre dorado y motas de verde fueron la combinación más común junto al azul cobalto y al liláceo vespertino para cubrir los cielos. El Somme para Orpen era un campo de batalla pero sobre todo un paisaje. Un paramo desértico que acabaría tiñiendo blanco en múltiples gamas. Orpen abjuró del plomizo, hasta el extremo de blanquear los pocos dibujos que se incluyeron en la serie.
Orpen era un testigo de la guerra, pero fue sobre todo un espectador. Un espectador de paisajes de guerra vacíos. Una vacuidad que ese agosto del 1917 le permitirá ir y venir de Péronne al Somme, a las antiguas líneas británicas. Durante sus paseos y excursiones a los antiguos campos de batalla apenas dejó sin explorar o describir. Curiosamente allí coincidiría con una de las personas que mejor acabo describiendo el Somme: John Masefield. Fueron jornadas de silencio contemplativo, que el poeta aprovecharía para escribir su preciosa The Old front line y que el artista irlandés recrearía en sus lienzos. 

An onlooker in France, 1917-1919
Orpen fue nombrado artista oficial de guerra a principios de 1917, siendo embarcado para Francia en abril de ese mismo año. Sus comienzos y aclimitación no fueron del todo óptimos, pero al poco se vio retratando la cotidianidad de la retaguardia. Primeros contactos con el Somme para luego partir hasta el saliente de Ypres donde estuvo hasta finales de julio. De este breve periodo destacan sus pinturas de Cassel, un precioso y pequeño pueblo tras las líneas aliadas. Poco después volvía al Somme. Su red de contactos se fue ampliando hasta que un día el general Charteris ... le aconsejó (y conminó) que se moviese a su antojo y pintase lo más que le interesase, siempre dentro de unos límites que el irlandés respetaría. Al poco, y acompañado de un asistente, Orpen fue recorriendo el labertinto de las antiguas líneas del frente y los escenarios más emblemáticos del Somme. La Boisselle, Ovillers, Courcelette, Thiepval, Pozières, Grandcourt, Miraumont, Beaumont-Hamel, Bazentin-le-Grand, Bazentin-le-Petit, Mametz o Fricourt fueron algunos de los lugares que visitó para describir el horror del Somme.
Orpen, sin embargo, no estuvo solo durante sus periplos por el ancient Somme. El desplazamiento del frente más allá de Péronne a inicios de 1917 permitió a británicos y franceses el ordenamiento del territorio. El terreno seguía plagado de derelictos de la guerra en forma de tanques destruidos, refugios y bodegas semisepultados, todo tipo de maquinaria de guerra y demás, pero sobretodo sembrado de restos humanos y un sinfin de tumbas dispersas por toda su orografía. 
En sus memorias no elude hablar de los muertos. Es más, reconoce sin tapujos que en más de una ocasión se dedica a dibujarlos como parte del paisaje. Incluso cuenta una anécdota un tanto misteriosa. Explica que, una tarde de agosto, retratando los restos de un soldado británico y otro alemán, comenzó a sentir una especie de pánico. Asustado y ante la posibilidad de que fuese un golpe de calor, decidió retirarse unos pasos para ponerse al abrigo de la sombra de un arbol desmochado. Recuperando la noción del momento, de repente, cayó de espaldas golpeándose ligeramente la cabeza contra el suelo. Debido al resbalón empujó sin querer el caballete que a su vez golpeó una de las calaveras que estaba dibujando, haciendo que ésta fuese a parar encima del lienzo caído. Orpen no detalla su sentir aunque confiesa que en ese momento consideró más oportuno dejar de trabajar y volver hacia el coche a media milla de distancia. Orpen, sin embargo, no dejó el asunto y esa misma noche decidió compartirlo con un artista francés, mutilado en 1914, llamado Joffroy. Éste, intrigado, accedió acompañarlo hasta ese lugar. Al día siguiente no obstante, Orpen decide continuar su trabajo unos cientos de metros más al sur, sobre los restos del bosque de Thiepval mientras Joffroy visita el lugar. Tras un par de horas de tomar notas Orpen va a buscar a Joffroy al que encuentra tirado en el suelo, medio desmayado. Tras incorporarlo le pregunta por lo sucedido y Joffroy le contesta que se había desmayado por el olor a podredumbre de los cadáveres, a lo que Orpen le replica que es imposible. Joffroy insiste y le pregunta si ha visto que la calavera aún tiene un ojo. Orpen, sorprendido, le dice que no, que ninguna de las calaveras conserva ningún ojo. Recuperado del susto, Orpen y Joffroy deciden partir. Orpen, lacónico, acaba la historia afirmando que 'there must have been something strange about the place' y deja al lector su propia interpretación.

Somme 1917, desierto blanco
El antiguo sector del Somme como cualquier zona de combate del frente occidental es un caos de trincheras, refugios, cráteres y restos de bosques o villorrios. William Orpen no deja nada en la paleta. Su serie de oleos y dibujos sobre el Somme es un recorrido exhaustivo. Thiepval, el reducto Schwaben, La Boiselle o Mametz focalizan su atención. Orpen juega contraponiendo los efectos de la batalla al espectáculo natural. Todos sus lienzos reflejan un claro contraste entre la aridez y el horror de la guerra con el manso e inexorable retorno a la naturalidad del entorno. Campos invadidos por especies vegetales que al tueste solar van cogiendo un color que apacigua la crudeza de los combates y disimulan los restos del horror. El artista irlandés también se adentra en el horror de las trincheras, detalla cuerpos, restos de uniformes y demás enseres como cascos y demás, pero siempre con el marco de un cielo adornado con colorez azulados que devuelven al espectador al punto original. No obstante, lo que hace original a la obra de Orpen sobre el Somme es su uso omnipresente del blanco. 
El sector del Somme se asienta sobre un suelo estratigráfico dominado por la caliza. Una caliza blanca y profunda que sobresale por doquier. Una caliza que emergió del subsuelo al cavarse las primeras trincheras y que se convierte en la nota común en todo el frente. Orpen detalla como nadie ese contrapunto blanco con el cielo cobalto, aunque las primeras fotografías de la RFC en 1916 para planear las ofensivas de julio ya detallan un dédalo de trincheras blancas desde el aire. Lo blanco se distingue perfectamente del terreno gris machacado por la artillería. 
Orpen no saca a la luz el blanco de las caliza, es la caliza de las trincheras y las minas la que lo ciega. Orpen solo juega al contraste. Se podría considerar que Orpen sube la intensidad cromática de forma artificiosa. Podria ser, pero no es vano. Orpen busca ante todo mostrar que la naturaleza sigue su curso y que tras un bosque o villorio borrado de la faz de la tierra se extiende una franja de verdor y vida sin límites en el horizonte. No todo en el Somme es blanco. Los inmensos cráteres de la Boiselle o la destrucción de Thiepval configuran un desierto blanco en que, sin embargo, los oasis verdes comienzan a sobresalir. La naturaleza se irá imponiendo. Es la idea que subyace en la obra pictórica de Orpen y sobre todo en sus primeras impresiones al contemplar el Somme en la canícula de 1917.

El gran cráter (The Big crater). Somme. Día claro. Vistas desde las trincheras británicas opuestas a La Boisselle, mostrando la línea alemana y los cráteres de las minas (The Somme: A Clear Day. View from the British trenches opposite La Boiselle, showing German front line and mine craters).



Ambos cuadros reunen todos los ingredientes de Orpen para el Somme: la caliza reluciente al sol y cegadora, trincheras blancas que surcan mares de hierba, cráteres de minas como volcanes de lava blanca que rompen la monotonía, incipientes muestras de vida como margaritas u otras flores y un cielo que contrasta con la blancura y verdor de la tierra.
En El gran cráter Orpen juega con los claroscuros que le ofrecen las nubes con franjas más o menos iluminadas, sacando a la luz el conjunto de trincheras blancas que se intuye a lo lejos y que contrasta con un pequeño mar de verdor entre la loma al sol y el impresionante cráter blanco de de mina que se encuentra en primer plano.
La peculiar y uniforme orografía del viejo sector del Somme no ayuda a la situación exacta de las grandes panorámicas de Orpen. Estas dos, a banda de su lacónica descripción, se podrían situar a banda y banda de la carretera que va de Albert a Bapaume, en la que partiendo de ésta se observa un ligero repunte hacia los extremos. 
El gran cráter, producido por la mina que estalló el 1 de julio frente a las líneas alemanas en La Boiselle, es muy probablemente el Lochnagar crater. El sector elevado que se observa desde el cráter Lochnagar es la parte sur de Ovillers, quedando la carretera Albert-Bapaume casi oculta, excepto en la esquina derecha del cuadro. Al norte, a la derecha del cuadro, se iría hacia Bapaume y al sur, izquierda del lienzo hacia Albert. Por su parte, las Vistas desde las trincheras británicas opuestas a La Boiselle ofrecen una visión casi complementaría a la anterior. Situado el espectador en la antigua línea de frente británica, la del 1 de julio, a la derecha del cuadro se podría identificar La Boiselle y su cráter blanco (Lochnagar crater) y a la izquierda del lienzo Ovillers, encontrándose la carretera que lleva a Bapaume en dirección norte junto a la depresión que los británicos bautizaron como Mash valley. Otro elemento que ayuda en la localización sería la formación de caliza que aparece en la parte izquierda y que podrían ser los restos de la 'Y Sap'. Sea como fuere esta perspectiva de la antigua línea de frente británica secuestró la atención de Orpen, que dedicó media docena de óleos al sector Ovillers-La Boiselle en su primera serie de 'desiertos blancos' del Somme.


Cabe decir que el dibujo La carretera a Bapaume, frente a La Boiselle ayuda en la localización de las perspectivas de Orpen. El plano muestra un pequeño convoy de avituallamiento en dirección a Bapaume ya que la carretera en ese sentido tiene una cierta elevación. Así, de frente, el artista muestra la parte sur de Ovillers y en el lado izquierdo del lienzo asoma la que puede ser la carretera que iba desde la general hasta la localidad de Authuille, bordeando el Ancre y llegando hasta Thiepval, Saint Pierre Divion y demás pueblos del valle del Ancre. Este cuadro no es solamente útil como herramienta topográfica sino que reitera la refuerza la idea de Orpen sobre el nuevo paisaje del Somme plagado de pequeños desiertos blancos. Obviando la indefinición (incluso cromática) del primer plano, Orpen reitera la idea de contraste los verdes incipientes de los campos , los ocres y pastel de la tierra devastada completada con trincheras de blanca caliza. 

Thiepval
Reordenando las rutas de Orpen por el Somme, decido seguir por la vieja y estrecha ruta desde el sur de Ovillers para ir hacia Thiepval por la vertiente norte del Ancre. Hoy en día sería la carretera con nomenclatura D20, que llegados a Authuille muta en la D151, pasando por Thiepval y Grandcourt, hasta llegar a Maricourt donde muere. Se trata de una carretera plagada de bosques dispersos a banda y banda, pero que en 1917 había sufrido el inevitable impacto de la guerra. El sector de Thiepval ha sido quizá el más castigado durante la ofensiva del Somme. Los ataques arrancan en julio pero no terminan hasta principios de octubre cuando se toman definitivamente las últimas posiciones y reductos fortificados al norte del pueblo. Thiepval es arrasado literalmente. Apenas una pared de dos palmos sobresale entera del suelo. Thiepval es un queso gruyere no solo por el efecto de los obuses y sus cráteres sino por las decenas de bodegas y refugios que sirvieron de defensa a los alemanes. Thiepval es ya un páramo lunar, un desierto blanco que ocupa en la serie de Orpen sobre el Somme un lugar preeminente. La serie Thiepval, con sus variantes, suma un total de ... piezas si se suman las del reducto Schwaben y algún refugio devastado localizado muy probablemente en ese sector. El conjunto de Thiepval presenta una monotonía cromática dominada por las diferentes tonalidades del blanco y las frías variables del azul. Orpen explora y transita por los restos del pueblo de Thiepval, deambula por el bosque de Thiepval, se adentra en algún cráter como en La Boiselle, desciende a una trinchera devastada y cubierta de restos humanos y objectos y retrata la descomposición.



Thiepval
El óleo Thiepval condensa el sentir de Orpen sobre el Somme: ruinas, restos humanos y desolación. El pintor ahonda en su exploración sobre el binomio caliza-cobalto pero añade, a diferencia del sector de La Boiselle, el factor humano. La presencia de restos humanos en sus lienzos es habitual, forma parte de su paisaje corriente. Orpen no se censura y a la larga le creará problemas, en especial por su obra Al soldado desconocido en Francia (To unknown solider in France) sin referencias al Somme, pero muy mal digerida en el Reino Unido. 
La composición estudiada del cuadro muestra en un primer plano los restos de dos cuerpos (calaveras y algun fémur o húmero), objetos no identificados y los jirones de algún uniforme. Ideado compositivamente en pirámide, en el segundo plano se intuyen de forma plástica las ruinas de alguna construcción por la cantidad de estructuras en madera que sobresalen. La escena representa la imagen fija de lo que pudo ser uno de los múltiples combates que hubo en Thiepval durante el 26 y 27 de septiembre de 1916 en los que se conquistó la posición a base de un bombardeo sistemático y de combates casa por casa entre tropas británicas y alemanas. Antes de levantar la vista hasta la perspectiva celeste, Orpen nos regala en forma de amapola su recurrencia hacia la naturaleza victoriosa. Thiepval, como el resto de pueblos del Somme, es un desierto blanco donde a pesar de la devastación la naturaleza y la vida se abren paso. Las amapolas, elemento central en el imaginario británico de la Gran Guerra, cumplen aquí una doble misión: son un memento para el soldado caído y personifican la vuelta a la vida de un paisaje humano devastado. A un tercer nivel, la bóveda azul - medio oculta tras las omnipresente neblinas del Somme, aparece en todo su esplendor. El azul contrasta con la blancura desértica y silenciosa del antiguo Somme y le proporciona al paraje una triste serenidad. Orpen comienza a introducir lo que será una constante en la rememoración del Somme: una solemne y respetuosa paz. 

El bosque (y la trinchera) de Thiepval


El bosque y la trinchera de Thiepval (Thiepval wood) siguen la misma estructura y mensaje que el lienzo anterior: a la tormenta le sigue la calma. Una calma blanca y silenciosa en la que los restos humanos y los ecos de la guerra son engullidos por la caliza y el azul del cielo. En el caso del bosque la amalgama informe de troncos y tocones convive con grupos de margaritas que surgen aquí y allá de la nada. Cascos, granadas y demás enseres ceden a la naturaleza, que inexorablemente se abre paso tras la barbarie. Oasis de vida en un gran desierto blanco. La escena de trinchera ofrece el mismo marco compositivo que el anterior. Aunque se trata de un dibujo acuarelado -sin el aparáto cromático de los dos anteriores-, el detallismo en la descripción de los restos de la trinchera introduce una idea nueva: el Somme ha engullido por igual a los dos contendientes. El Somme se ha transformado en un inmenso mausoleo, en el que bajo la caliza ardiente de verano yacen miles de cuerpos de ambos bandos. La reiteración de Orpen al representar numerosos restos humanos mutilados o sin identificar bien podría interpretarse como un homenaje a todos aquellos soldados desconocidos o desaparecidos en combate. Orpen cuenta sobre su experiencia en el Somme que durante sus paseos y excursiones coincidió con grupos o partidas de soldados que se dedicaban a localizar tumbas dispersas y restos humanos para concentrarlos y volverlos a enterrar en cementerios militares creados ad hoc. Muy probablemente al contemplar el macabro espectáculo despertó en Orpen la necesidad de plasmar como una instantánea aquellos lugares en los que todavía permanecían restos de soldados insepultos. 

Refugio artillero en una trinchera, Thiepval y Alambrada alemana en trinchera, sector de Thiepval (Gunner's shelter in Thiepval y German wire in a trench, Thiepval)


Orpen recorrió el sector de Thiepval de forma intensa y escudriñó todos los rincones para testimoniar la crudeza de los combates. Tanto el Refugio artillero como Alambrada alemana en trinchera mantienen el mismo esquema compositivo y conceptual que las dos obras comentadas con anterioridad. En el Refugio, Orpen se sumerje en el infierno claustrofóbico de la trinchera. Nada por la caliza que da forma a sus desiertos y escucha el silencio de los derelictos de la guerra. Orpen insiste en equiparar a los muertos. Dos cascos, uno británico y otro alemán aparecen como si fuesen piezas de fruta en un bodegón holandés. Completan la escena un capote medio destrozado colgando de una pared de chapa que sostiene unos de los parapetos de la trinchera. Al fondo y como reclamo el hueco que insinúa el refugio. Una entrada al refugio casi sepultada bajo el manto de la sempiterna de la caliza que se derrite al sol y da color al nuevo desierto del Somme. A pesar de nadar por el mar de caliza, Orpen no olvida que se encuentra bajo la protección del azul celeste.
Alambrada alemana en trinchera sigue el mismo patrón que la Trinchera de Thiepval. La magistral descripción de la trinchera sinuosa y el grado de detalle en los árboles devastados por la artillería son impresionantes. Orpen logra con la acuarela un grado de realismo fuera de lo común. Curiosamente solo colorea el azul del cielo y el ocre óxido de las alambradas en el último plano. La ausencia de color se explicaría por la monotonía cromática del terreno.

Reducto Schwaben y La Butte de Warlencourt (La loma de Warlencourt)


Considerado uno de los puntos fortificados más inexpugnables del sector del Somme, el reducto Schwaben resistió el empuje británico hasta primeros de octubre de 1916. Su fama de inexpugnabilidad y el gran número de bajas necesarias para conquistarlo le otorgaron un status especial, que Orpen decidió inmortalizar. Convirtió el reducto en otro desierto blanco. Tocones , ruinas y calizas bajo un inmenso cielo azul. 
Reducto Schwaben no presenta ninguna novedad respecto a otras obra de la serie. Al contrario reitera el leitmotiv de Orpen en el Somme: pintar el silencio blanco y azul de un campo de batalla ya vacío. 
El mismo silencio blanco pero con otros matices está presente en La Butte de Warlencourt. Punto de infausto recuerdo, como el resto del Somme, la butte (la loma o montículo) de Warlencourt epitoma el sentir de Orpen sobre el Somme de 1917. La loma blanca se eleva sobre un mar de hierba en plena resurección después de los combates, parece más un oasi que no un desierto. Los desiertos blancos no lo son tanto por su extensión, como por la ausencia de vida y su extrema blancura. La butte de Warlencourt insinua el fin del infierno del Somme como orografía. Es casi el último espacio desértico antes de llegar a Bapaume. La butte marcaría el final de la rutas que cruzan el desierto blanco del Somme que parte de las viejas trincheras británicas. 

Desde un punto de vista plástico podría decirse que el penoso avance británico iniciado el 1 de julio de 1916 (y que duría más de nueve meses) por los blancos páramos del Somme se asemeja más a la travesía bíblica por el desierto que a una campaña militar. Los desiertos del Somme aluden a la nada. Durante los interminables meses de la ofensiva el Somme se convierte en una inmensa Tierra de nadie con todos sus elementos: orografía lunar (cráteres, zanjas, trincheras, etc.), ausencia de cualquier tipo de vida, miles de restos humanos desperdigados por el terreno, tumbas sin identificar o destruidas, aniquilación absoluta de pueblos, cultivos y bosques, gran acumulación de material de guerra inservible (sin contar los miles y miles de proyectiles enterrados sin explotar), etc. Todo este panorama es el que se encuentra William Orpen durante su estancia en el frente del Somme. Pero no fue el único en retratar los eriales del Somme. Artistas y dibujantes como Muirhead Bone, William H. Dyson, Fred Leist, Adrian Hill y muchos otros interpretaron el Somme de otra forma aunque con los mismos ingredientes. Los unos se centraron en la devastación de lo humano, los otros en lo material o en dibujar decenas de tanques destruidos, pero los más fijaron su mirada en el simple paisaje y en describir el Somme como un eterno silencio blanco.

Fuentes
Masefield, John. The Old front line or The Beginning of the Battle of the Somme. London: Heinemann, 1917.
Orpen, William. An Onlooker in France, 1917-1919. London: Williams & Norgate, 1921. Versión digital.
La colección Orpen sobre el Somme se encuentra en el Imperial War Museum.