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martes, 20 de julio de 2010

Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra (III)


Orden de movilización general firmada por el Kaiser Wilhelm II el 1 de agosto de 1914

Curiosamente, y pesar de lo grave de la situación, durante la noche del 30 de julio sólo permaneció un miembro de la Sektion IIIb en alerta ante cualquier mensaje o telegrama. Se trataba del leutnant Hermann Hoth - posteriormente general de cuatro estrellas en la Wehrmacht de Hitler. Al día siguiente - 31 de julio - notificó por teléfono a Nicolai y a von Falkenhayn los numerosos avisos procedentes de los puestos fronterizos. Éstos, sin embargo, no eran concluyentes.
Al poco, desde el puesto de vigilancia de Allenstein se recibió un mensaje en el que se advertía de carteles rusos llamando a la movilización general. Hoth pasó el aviso a Nicolai, que a su vez autorizó informar al departamento de operaciones. Antes de realizar la llamada, Hoth recibió otros dos mensajes desde de Danzig y Breslau confirmando la aparición de carteles de movilización general en los respectivos sectores rusos.
Hoth se desplazó en persona al departamento de operaciones. Allí, ante la gravedad de las noticias, un Moltke cabizbajo y apesadumbrado musitó entre susurros: 'Ya no podemos hacer nada, debemos movilizar también'.
Moltke dudaba. Al poco de recibir el informe de la movilización rusa de boca del teniente Hoth, habló personalmente con algunos de los puntos de vigilancia. En su conversación con el jefe al mando del puesto de Allenstein (coronel Hell), le pidió expresamente que consiguiese una muestra fehaciente de esos carteles 'movilizadores'. Necesitaba más pruebas. Al poco, el Käpitan Volksmann, nachrichtenoffiziere de Allenstein, llamó a la Sektion IIIb confirmando los carteles y su contenido.
Las pesquisas fueron inútiles. La cancillería alemana recibía poco antes del mediodía del 31 de julio un telegrama de Rusia en el que se anunciaba la movilización general de sus ejércitos. A la una de la tarde, Alemania proclamaba el 'peligro inminente de guerra'. Lo demás es de sobras conocido.

A modo de conclusión
De todos los movimientos previos al desencadenamiento de la guerra en agosto de 1914 pueden sacarse muchas conclusiones. Sobretodo si se estudia detenidamente el 'processum' de julio. Dejando de banda las elucubraciones sobre la posible guerra preventiva que Moltke y el OHL pretendían llevar a cabo 'como muy tarde en 1915' contra Francia y Rusia, los datos e informaciones extraídas de la Sektion IIIb, la Nachrichtenabteilung IV K y el informe Gempp son bastante concluyentes respecto a la ausencia de premeditación en la participación alemana sobre el inicio de lo que sería la Primera Guerra Mundial.

En un primer lugar, y como argumento exculpatorio se puede señalar que durante los meses previos a julio de 1914, el OHL había pedido al mundo civil -esencialmente empresarios y magnates- fondos extraordinarios para rehabilitar y construir nuevos enlaces así como para ampliar la red ferroviaria de cara a una posible conflagración mundial, que se veía cercana. Los planes para la construcción de semejante proyecto ferroviario hubiesen, sin embargo, llevado muchos años de trabajo.
Igualmente, el propio Kaiser y elementos influyentes de la cancillería alemana insistieron a las autoridades austríacas en más de una ocasión para que mantuviesen reuniones 'vis à vis' con miembros de la diplomacia serbia para limar asperezas y enfríar el conflicto.
A todo ello, hay que sumarle el espíritu de la reconducción que flotaba en los centros de poder durante esas semanas. Se esperaba, y deseaba, una reconducción por la vía diplomática.
Al menos en el caso alemán, las informaciones proporcionadas por sus servicios de inteligencia nos ayudan a concluir que los elementos más influyentes del medio rector alemán: el Kaiser, el canciller Bethmann Hollweg, e incluso el propio jefe de Estado mayor, von Moltke estuvieron por una solución diplomática y pacífica del conflicto hasta un cierto punto.
Tampoco hay que perder de vista lo que nos proporcionan los datos, y es que fue el gobierno ruso encabezado por el Zar y su corte los que decidieron movilizar completamente su ejército el 30-31 de julio de 1914 con todo lo que ello significaba: la inevitable movilización alemana.

Y un último apunte. Si nos centramos en una cuestión tan prosaica como los períodos de descanso vacacional se observará que los máximos representantes políticos y militares del Reich alemán estuvieron alejados de los centros de mando, al menos, hasta el 23-25 de julio de 1914, es decir, menos de una semana antes del estallido de una guerra que, según buena parte de la historiografía, llevaban planeando desde décadas. Resulta, pues, extraño que una guerra que se lleva planificando desde años se aplace durante unas semanas por unos días de descanso canicular.
Curioso.

Fuentes:

TRUMPENER, Ulrich. 'War premeditated? German Intelligence operations in July 1914' en Central European History, 1976, n. 9, p. 58-85

miércoles, 14 de julio de 2010

Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra (II)


El movimiento más notorio de la Sektion IIIb durante las primeras semanas de julio de 1914 fue el de notificar a los diferentes 'puntos' de vigilancia que se extremasen las medidas de 'observación' sobre posibles movimientos de tropas, sobretodo en territorio ruso. Neuhof, resalta, que sólo se aconsejó intensificar la vigilancia debido a la 'tensión austro-serbia'. Igualmente, y a pesar del ultimátum austríaco del 23 de julio, la actividad en la Sektion fue la acostumbrada, al menos hasta el 25. Asimismo, y a pesar de que se afirmó que von Waldersee estuvo siempre en contacto con Berlin durante sus vacaciones ese julio de 1914, recientes documentos muestran que cuando se reincorporó a su puesto el 23 tuvo que ser puesto al día de todo lo sucedido hasta el momento. Fue precisamente en ese momento, después de haber recibido el informe de Neuhoff que Waldersee ordenó que se tomasen medidas más serias. Estas medidas consistieron, principalmente, en intensificar por todos los medios posibles la vigilancia de lo que sucedía en la frontera oriental con Rusia. Al día siguiente, el 24 se ordenó la misma medida para las fronteras con Francia.
El 25 de julio el mayor Nicolai se incorporó de nuevo al mando de la Sektion IIIb. Aunque recibió mensajes de tranquilidad de los superiores del OHL, Nicolai ordenó la reincorporación inmediata de todo su personal, y lo más importante: ordenó a sus once agentes de información (Nachrichtenoffiziere) que se pusiesen manos a la obra y enviasen a sus agentes en el terreno a recabar información de primera mano sobre las intenciones de franceses y rusos. Los agentes de campos o spannungsreisende (viajeros de la tensión) eran, habitualmente, voluntarios que disfrazados bajo una apariencia de viajantes o delegados comerciales recogían todo tipo de información sobre los movimientos de tropas, traslados de material, etc. de los países a los que estaban destinados. Sus estancias eran breves, sobretodo si se trataba de recoger información sobre el traslado de tropas a las fronteras. Y ésta era el tipo de información que requería el mayor Nicolai y la OHL. Desean conocer los planes enemigos sobre movimientos de tropas y abastos, para así poder planear y establecer una planificación de cara a una movilización general. Datos que, en cierta manera, negarían la evidencia de que Alemania pensaba movilizar sí o sí, sin contar con la reacción general de las otras potencias.
Ante la urgencia de noticias, el mismo día 25 de julio, el NO en Königsberg, el capitán Gempp informó a la sede central de la Sektion IIIb que durante la noches previas, el intercambio telegráfico entre la torre Eiffel y la estación inalámbrica rusa de Brobuysk había sido más largo de lo habitual. Igualmente, el agregado y plenipotenciario militar alemán en la corte del Zar, el Generalleutnant Oskar von Chelius, informó de que tropas acantonadas cerca de S. Petersburgo habían sido enviadas de inmediato a sus guarniciones de origen y de que observaba una gran excitación el cuartel general ruso a causa de la actitud austríaca contra Serbia. Ante las alarmantes notícias procedentes de Rusia, la Sektion IIIb decidió pasar estas informaciones a sus NOs en la frontera con Rusia para que cada una de ellas siguiese los movimientos del enemigo con mayor precisión y exactitud. Por su parte, Nicolai contaba con su propio equipo de viajeros. Envió a cuatro de ellos a S. Petersburgo, Varsovia, Moscú y el último a Vilna y Minsk. Los informes de todos ellos concluían que Rusia estaba en claro estado de alerta ante un inminente conflicto, sobretodo en el caso austríaco. En el caso francés, las medidas que se tomaron fueron más cautas, las razones pueden deberse - sobretodo - al hecho de que el informante que tenía la Sektion IIIb informaba de forma periódica y puntual sobre cualquier alteración o cambio en el ejército francés. De hecho, el OHL - de manos de la Sektion IIIb - conocía perfectamente los detalles del plan ofensivo francés, el famoso plan XVII, en caso de un estallido bélico.
Las medidas de vigilancia propuestas por la Sektion IIIb no tardaron en dar sus frutos. El 27 de julio, la oficina de Königsberg informaba de que las guarniciones rusas situadas en la frontera con la Prusia oriental habían sido puestas en alerta, de que se había observado transporte de tropas desde Kovno hasta la frontera y que se habían puesto en circulación numerosos convoyes de trenes hacia el interior en busca de más tropas. Al día siguiente, tales informaciones fueron confirmadas desde otras oficinas de la Sektion IIIb en la Prusia oriental. Por su parte, la nueva oficina de inteligencia, la Nachrichtenabteilung IV K, del Grosse Generalstab confirmó que los movimientos que se operaban en territorio ruso coincidían con el programa de preparación para la guerra del ejército ruso.
Sin embargo, y muy a pesar del jefe del OHL, Helmuth von Moltke y del ministro de la guerra Erich von Falkenhayn, el canciller alemán Bethmann Hollweg no ordenó la declaración oficial del 'Drohende Kriegsgefahr', el programa de 'peligro inminente de guerra' que permitía una movilización general del ejército de cara a una intervención defensiva u ofensiva.
Bethmann Hollweg consideraba que la diplomacia aún tenía lugar en el escenario internacional, aún a pesar de las inquietantes noticias recibidas de la frontera con Rusia. Sólo el 29 de julio se ordenaron de forma limitada medidas de agrupación y traslado de unidades para reforzar los pasos fronterizos y los puentes que unían Prusia con Rusia, especialmente. Asímismo, y como medida diplomática, la cancillería alemana envió sendos mensajes a sus respectivos colegas francés y ruso, advirtiéndoles que los movimientos preparatorios que estaban llevando a cabo acabarían por provocar la proclamación de la movilización general alemana. La decisión de Bethman Hollweg de posponer la declaración de 'peligro inminente de guerra' se puede observar desde un doble prisma: por un lado, desde la postura de querer encontrar una solución diplomática a la tensión internacional, o bien con la intención de atrasar la movilización general alemana con el fin de que fuesen los rusos los que diesen el primer paso y librarse de esta manera de una posible culpabilidad en el desencadenamiento del conflicto.
Moltke, por su parte, también era reacio al hecho de proclamar el estado de guerra general. Al menos así lo mostró en su reunión con el Kaiser Wilhelm II y Falkenhayn. Se cree que Moltke actuó así porque el Kaiser mantenía todavía una visión pacífica del conflicto, y porque había recibido informes directos de la Sektion IIIb donde se mostraba que algunos de los preparativos rusos no eran tan sistemáticos como se había pensado en un primer momento. Igualmente, el coronel von Grieshiem, jefe de la nueva unidad de inteligencia (Nachrichtenabteilung IV K), poseía unos informes en los que se corroboraba lo datos ofrecidos por la Sektion IIIb sobre los tímidos preparativos rusos. Por ello, en el llamado 'Tercer informe' que pasó von Greisheim al OHL a las cuatro de la tarde del 29 de julio sólo se recomendaba un absoluta y estricta vigilancia de los puntos fronterizos, incluidos los puentes, con Rusia.
El 30 de julio, poco antes del mediodía, la cancillería alemana en Wilhelmstrasse recibía la notificación de parte de su embajador en Rusia, el conde von Pourtalès y posteriormente del embajador ruso en Berlín de que el Zar había ordenado la movilización general con Austria-Hungría. La noticia de la movilización rusa la habían recibido algunos agentes de la Sektion IIIb casi un día antes, la tarde del 29 de julio.
Fueron especialmente los informes de la Sektion IIIb los que empujaron a Moltke a pedir insistentemente a Bethmann Hollweg la declaración de movilización general. Pero tampoco hay que dejar pasar por alto que von Greisheim le facilitó también al jefe del Alto estado mayor alemán un informe en que se mostraban los claros preparativos belgas dentro de sus fronteras. El Plan Schlieffen comenzaba a inquietar a Moltke. Le asustaba, sin duda, una perspectiva de dos frentes de guerra.
Por su parte, la Sektion IIIb recibió diversas informaciones que indicaban que el ejército ruso había pasado de movilización parcial a general el 30 de julio por la tarde. Informaciones que pasó al OHL, pero que fueron consideradas poco 'concluyentes'. Seguía la calma tensa.

Acaba en: Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra (III)

miércoles, 9 de junio de 2010

Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra


Quizá los orígenes de la Primera Guerra Mundial han sido uno de los temas históricos más estudiados.
La historiografía ha trabajado, principalmente, los miles y miles de documentos diplomáticos que produjeron las embajadas y los gabinetes de los principales países implicados en la conflagración mundial de 1914. Junto a la copiosa documentación diplomática, los estudiosos diseccionaron las decenas de biografías y memorias de los personajes más sobresalientes del momento, así como las publicaciones preexistentes que permitiesen elaborar un marco o un punto de partida en las investigaciones. De esta manera, y junto a las inevitables derivas, la historiografía, demasiado a menudo, dejó de banda, no siempre de forma voluntaria, una documentación imprescindible para la comprensión de la llamada "crisis de julio de 1914" y el posterior desencadenamiento del conflicto. Se trata de la documentación procedente de los servicios secretos o de las inteligencia militares de los países contendientes. Un caso paradigmático es el alemán.
Siempre se creyó que los archivos del servicio de inteligencia del ejército alemán, la Geheime Nachrichtendienst des Heeres, fueron destruidos por los bombardeos aliados durante 1945 en Potsdam. La realidad, sin embargo, no fue tan terrible. Cierto que el Heeresarchiv del ejército prusiano fue totalmente destruido, pero los archivos militares correspondientes a otros reinos del Reich alemán se conservaron. Fue el caso de los archivos bávaros y del reino de Baden-Württemberg, que a pesar de las diferentes vicisitudes, pudieron conservarse en los archivos militares de sus respectivos lands, concretamente en Munich y Stuttgart. Junto a esta preciosa documentación, los investigadores pueden contar con las memorias que escribió el Generalmajor Fritz Gempp, mano derecha del jefe de los servicios secretos militares del ejército alemán, Walter Nicolai. El documento elaborado por Gempp permite a los investigadores tener, de primera mano, una visión global de lo que fue la actuación de la Geheime Nachrichtendienst des Heeres, comunmente conocida como ND, durante no sólo 1914 y la posterior guerra, sino, incluso desde antes. Los informes de Gempp son, de hecho, consultables en la actualidad.
Según Ulrich Trumpener, uno de los investigadores que mejor ha estudiado el informe Gempp y los archivos militares secretos bávaros y de Baden-Württemberg, las conclusiones que se extraen respecto a la participación alemana en la conflagración de la Gran Guerra durante julio-agosto de 1914, son sorprendentes.
En 1914, todos los cuarteles generales de los principales ejércitos del mundo poseían algún departamento o sección que les permitiese estar informados de los movimientos, avances en armamento y otras informaciones valiosas tanto de sus actuales aliados, como de sus potenciales enemigos. El Reichesheeres no era una excepción. A banda de los consabidos y observados agregados militares, personal diplomático e incluso periodistas, el ejército alemán tenía un pequeño servicio que realizaba las tareas propias de espionaje militar, así como los programas de contrainteligencia militar. Este negociado de espionaje militar creado en la década posterior a la guerra francoprusiana, recibía el críptico nombre de Sektion IIIb.
La Sektion IIIb se encargaba, solamente, de recavar, obtener y conseguir informaciones militares y de inteligencia de todo tipo, susceptibles de poder utilizarse ulteriormente para valoraciones de tipo militar. Las informaciones o la documentación conseguida era enviada a la sección o departamento oportuno para ser evaluadas y trabajadas. De esta manera, los datos pertenecientes al ejército ruso eran transmitidas al Erster Abteilung que se encargaba del ámbito geográfico ruso y de los países nórdicos. En caso de informaciones sobre Francia, los datos se enviaban al Dreiter o 3r abteilung o departamento, y así sucesivamente.
El personal perteneciente a la Sektion IIIb era de diversa índole. El personal burocrático dirigido directamente desde Berlin se encargaba de tareas de gestión, mantenimiento y difusión de la información, mientras que existía otro tipo de personal, llamado de campo, que era el que realizaba las tareas de espionaje sobre el terreno. Conocidos como Nachrichtenoffiziere o simplemente NOs, se trataba habitualmente de tenientes o capitanes, con un duro entrenamiento de academia militar, destinados a los cuarteles militares situados en los diversos puntos fronterizos del Reich. En 1914 había exactamente 11 NOs. Seis de ellos en los cuarteles de Münster, Coblenza, Metz, Saarbrücken, Karlsruhe y Estrasburgo, en las fronteras occidentales. Y cinco en las fronteras orientales, Königsberg, Allenstein, Danzig, Posen y Breslau.
Los NOs no contaban con un staff propio por evidentes motivos de seguridad, lo que les proporcionaba una absoluta libertad de movimientos y un hermético secretismo en sus operaciones.
Cuando el príncipe heredero al trono austríaco fue asesinado, la gran mayoría de miembros del gobierno y de altos cargos del ejército alemán estaban de vacaciones (los almirantes von Tirpitz y von Pohl, Moltke, Groener y también el jefe de los servicios secretos, Walter Nicolai). Que las consecuencias que pudiese tener el asunto no eran de una extrema importancia en los centros de mando y en el gobierno alemán lo demuestra el hecho de que durante la reunión de Potsdam del 5 de julio, la del famoso "cheque en blanco" a los austríacos, el Kaiser se encontraba prácticamente solo.
El protocolo en la Sektion IIIb estipulaba que cuando el jefe Nicolai estaba ausente o de permiso, la máxima responsabilidad recaía en el oficial de operaciones, capitán Kurt Neuhof, y que el grado de segundo lo detentaba el capitán Stotten, encargado del área occidental. El hecho de que esta situación de interinidad se mantuviese hasta el 25 de julio, cuando se reintegraron en sus respectivos puestos Moltke y el resto de altos cargos, incluido el jefe de los servicios secretos Nicolai, demuestra la tranquilidad que se vivía en el cuartel general del ejército alemán así como la clara voluntad de no iniciar movimientos militares.

Continua en: Die Sektion IIIb: los servicios secretos alemanes y el inicio de la Gran Guerra (II)