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sábado, 5 de febrero de 2011

La batalla de Ypres, octubre-noviembre de 1914 (I)


La historiografia de la Gran Guerra suele definir la 1ª Batalla de Ypres como el último y definitivo intento alemán de evitar lo inevitable: el punto muerto y el final de la guerra de movimientos. Fracasaron. Ypres fue sólo el inicio de la pesadilla. A millones de soldados les esperaban cuatro largos años de trincheras, lodo, piojos, miseria y, sobretodo, carnicerías inútiles.
Del lado alemán, la angustiosa perspectiva de un doble frente (occidental y oriental), impelió al Alto mando alemán (Oberstee Heeresleitung, OHL) comandado -de facto- por Erich von Falkenhayn a proyectar una serie de agresivos y resueltos ataques contra la línea de frente defendida –mayormente- por las Fuerzas Expedicionarias Británicas (BEF) en Flandes. Es justo reconocer, sin embargo, que sin la ayuda francesa la resistencia británica hubiese sido inútil.
Desde mediados de octubre hasta la última semana de noviembre de 1914, las tropas alemanas intentaron por todos los medios posibles romper el frente francobritánico en la zona de Ypres. Langemarck, Poelcapelle, Polygon wood o Gheluvelt se hicieron tristemente famosos en los partes de guerra y en el imaginario colectivo británico. The Ypres salient, el saliente de Ypres se convertiría en un mito, en un símbolo de la resistencia y el pundonor británicos. El saliente de Ypres y los hechos de armas durante ese otoño de 1914 en Flandes forman parte de las páginas más heroicas – y trágicas- de la participación británica durante la Gran Guerra.
Para Alemania, Ypres fue igualmente traumático.
Gran parte de los estudiosos de la Primera Guerra Mundial ven en el desenlace de los combates de Ypres durante ese otoño de 1914 el principio del fin de la Alemania guillermina. Los peores temores se habían cumplido: los dos frentes eran una realidad, el principio del fin.
La complejidad de la 1ª batalla de Ypres fue tal que se establecieron tres fases o episodios para comprender mejor su desarrollo y evolución. La primera fase denominada batalla de Langemarck tuvo lugar del 21 al 24 de octubre; la segunda, batalla de Gheluvelt transcurrió del 29 al 31 de octubre y el tercer ‘momentum’ fue la batalla de Nonne Bosschen, el 11 de noviembre de 1914. Entre estos tres capitales episodios se producieron escaramuzas, pequeños enfrentamientos, y sobretodo prolongadas pausas exigidas mayormente por la dureza de los combates y el cansancio de las tropas.
La batalla de Ypres de otoño de 1914 está estrechamente ligada a los combates que se produjeron un poco más al norte, entre la zona de Diksmuide (Dixmude) y Nieuwpoort (Nieuport) durante octubre y noviembre. Los resultados de la batalla del Yser no progresaban como esperaban los alemanes, así que decidieron prolongar los ataques más hacia el sur. Era la zona ‘británica’ del frente occidental y esperaban mejorar los resultados del ‘Yser’.
Yser e Ypres coincidieron en el tiempo, provocando un enorme desgaste en ambos contendientes que temieron, por momentos, agotar sus reservas de tropas y munición. Finalmente, fueron las pésimas condiciones meteorológicas y el invierno en ciernes los que bajaron el telón en el frente flamenco de noviembre de 1914.
Los alemanes pasaron turno y 1915 sería el ‘año’ aliado en el frente occidental.

Primeros compases
Sir John French, comandante en jefe de las fuerzas británicas, ‘desconocía’ la cercanía del recién creado IVº ejército alemán, al mando del Duque Albrecht de Württemberg, y en particular, la proximidad de tropas de reserva alemanas dirigiéndose hacia la parte más débil de su frente: el punto donde la BEF se unía a los belgas.
Su desinformación era tal que seguía inmerso en los quiméricos planes de ofensiva contra el frente alemán Courtrai-Menin.
La BEF prosiguió el avance a lo largo del frente los días posteriores. El IIº Cuerpo de Smith-Dorrien continuó hacia el este, el IIIº - en contacto con el IIº- debía cruzar el Lys por el sector de Sailly y Armentières, y la caballería debía proseguir hacia Menin, mientras Rawlinson con su IVº ejército en el extremo izquierdo de la BEF iría hacia el norte de Courtrai.
La suerte estuvo del lado británico. Rawlinson fue informado de que su flanco izquierdo peligraba: se aproximaban unidades enemigas desde la línia Brugge-Roulers. Ante las angustiosas noticias, el avance del 15-16 de octubre se frenó. La tenaz resistencia alemana que se encontró Rawlinson en el sector Houthem-Gheluvelt-Sint Juliaan-Westrozebeke acabó por ‘convencer’ a French. Cualquier ofensiva hacia el este requería ‘limpiar’ la zona al norte del flanco izquierdo de la BEF. French notificó a Haig (Ir Ejército) que se aproximase desde St. Omer a Poperinghe. El objetivo era consolidar el frente que unía la BEF con los aliados y de paso reforzar al IVº de Rawlinson.
El 16 de octubre, French ya había abandonado cualquier idea de una ofensiva aliada conjunta ante la alud de informaciones que le confirmaban la fuerza del enemigo en ese sector y que le hacían temer por su flanco izquierdo. Aunque el IIº y IIIr cuerpos británicos estaban luchando contra fuerzas superiores, los franceses creían que la peor parte se la podía llevar el IVº de Rawlinson, sobretodo porque éste cubría un frente mucho más extenso, lo que en caso de rotura podía provocar un desastre, dividiendo el frente aliado en dos.
Con estas perspectivas, Haig fue enviado al norte con órdenes de avanzar hasta Thourout, con la ‘ilusa’ perspectiva de capturar Brugge (Brujas), antes de que los refuerzos alemanes llegasen a la línea. En este punto de la historia la leyenda entra en juego.
La versión más acceptada cuenta que French, ante la delicada situación de Rawlinson, pero sobretodo ante las ínfimas posibilidades de llegar a Brugge, ordenó a Haig que cubriese le cubriese el flanco. Más al sur, el IIº, IIIº y la caballería estaban ya a la defensiva ante la abrumadora superioridad del enemigo.
Haig consiguió situarse al sur del flanco izquierdo de Rawlinson el 21 de octubre. Los franceses (divisiones de caballería IIª y IIIª) a las afueras de Thourout tuvieron que recular hacia el sur. La IIIª división británica de caballería hizo lo propio reculando hasta la línea Wijtschate-Mesen (Messines). En el sector sur, la caballería francesa de Conneau) se situó en línea con el IIº y IIIr británicos. El 21 de octubre French se percató definitivamente de la superioridad del enemigo en todos los flancos, y de la seria amenaza que esto suponía para el conjunto de la fuerza expedicionaria británica, amén de desistir de cualquier ofensiva parcial o local en territorio belga.
La situación de las fuerzas británicas era delicada. No llegarían más tropas antes de una semana y los refuerzos previstos eran la Indian corps, una división bisoña que acababa de llegar a Hazebrouck, juntamente con dos batallones de territoriales, otro de caballería y dos regimientos de la Yeomanry.

Continua en: La batalla de Ypres, octubre-noviembre de 1914 (II)

domingo, 16 de noviembre de 2008

Sir Horace Smith-Dorrien y la Gran Guerra (III)


A finales de diciembre de 1914, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien se convirtió en IIº Ejército dadas las dimensiones. Smith-Dorrien conservó, de momento, el mando. El IIº de Smith-Dorrien participó de forma auxiliar en la batalla de Neuve Chapelle que tuvo lugar en marzo de 1915. Concretamente, se le asignó el objetivo de tomar la llamada colina 60, pero la falta de cobertura artillera hizo fracasar por completo la operación.
Como no, Sir John French estaba ahí para acusar a Smith-Dorrien de falta de decisión y contundencia. El mismo que lo había acusado abiertamente de desobediencia por plantar cara a los alemanes en Le Cateau le echaba en cara falta de coraje en la operación de Flandes. Estaba claro que de la relación entre French y Smith-Dorrien no iba a salir nada positivo, bien al contrario.
Ypres 1915: Smith-Dorrien en abril de 1915, ante el ataque con gas alemán y la sangría que significaba mantener a las tropas británicas en pésimas condiciones tanto estratégicas como sobre el terreno en el llamado Saliente de Ypres, propuso una retirada táctica hacia posiciones menos expuestas. Esa fue la chispa y la excusa. Sir John French lo acusó de derrotismo, de pesimismo y de cobardía al exponer una retirada estratégica. A partir de este momento, las informaciones dependiendo de las fuentes varían. Algunas hablan de que el 27 de abril, French ordenó a Smith-Dorrien ceder el mando a Plumer, y que una semana aproximadamente más tarde, sobre el 6, Smith-Dorrien parte hacia Inglaterra. Otras que las contínuas cartas y misivas a Lord Kitchener tuvieron su premio y Smith-Dorrien fue invitado por Sir William Robertson a volver a Inglaterra en mayo de 1915.
Sobre esto, los diarios de Haig contienen algunos pasajes en los que French le confiesa su hastío hacia la persona de Smith-Dorrien. Las quejas de French transcritas en los diarios de Haig, que lo aborrecía profundamente, son una clara mezcla entre resentimiento y desprecio hacia el militar de Haresfoot. French ganó, pero no venció, al poco también fue invitado a dejar el mando tras el estrepitoso fracaso de Loos. Haig también había hecho un buen trabajo de zapa. Esta vez su paño de lágrimas era el mismísimo monarca George V.
A la retirada estratégica de Smith-Dorrien, el mando del IIº Ejército de la BEF lo tomó Sir Herbert Plumer, protegido de French, y primera opción de éste para substituir al fallecido Grierson en 1914. La fortuna le reservaba una ironía a French, ya que una de las primeras decisiones que tomó Plumer fue una retirada estratégica de las tropas británicas en el Saliente de Ypres hacia posiciones más resguardadas y fuera del alcance de la mortífera artillería alemana. Curiosamente French accedió.
La guerra continuaba y después de un breve periodo en Gran Bretaña, Smith-Dorrien fue enviado al África oriental alemana, aunque su periplo africano fue corto, enfermó al poco de pneumonia y volvió a Inglaterra. Su participación como militar en la Gran Guerra prácticamente había acabado.
Los ataques de French a Smith-Dorrien no terminaron con la guerra. Sir John French escribió 1914, un libro en el que describía los primeros compases de la Gran Guerra y en el que tuvo una mención especial para Smith-Dorrien acusándolo de desobediente y otros calificativos que éste no pudo rebatir al estar todavía en el servicio activo.


Fuentes:
- Cassar, George. The Tragedy of Sir John French. NJ, University of Delaware, 1985.
- Memories of 48 years of service ... (Smith-Dorrien)

martes, 11 de noviembre de 2008

Sir Horace Smith-Dorrien y la Gran Guerra (II)


Viene de: Sir Horace Smith-Dorrien y la Gran Guerra (I)

La precipitada retirada británica fue seguida por una persecución alemana sin descanso. El repliegue inglés fue muy penoso, largas marchas en condiciones de extremo cansancio, falta de avituallamiento, perdida o abandono de material bélico, etc. La situación para los alemanes no fue mejor. La inicial retirada de Mons provocó que las comunicaciones entre el Cuartel general de French y los dos cuerpos de Haig y Smith-Dorrien se resintiesen. Aún así, se decidió que las tropas se retirarían a una zona más segura donde poder estabilizar un frente con los franceses, que a su vez se iban retirando sin apenas comunicarse con sus aliados. Finalmente y después de algunas peripecias, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien llegó a Le Cateau el 25 de agosto a les tres y media de la tarde, es decir un día después de haber iniciado la retirada. Pero lo peor era que el Ir Cuerpo de Haig había continuado la retirada, el cuartel general estaba muy alejado, y encima, French le conminaba a ser la retirada hacia una zona más segura, hacia el sector de Guise.
La situación de sus tropas era muy penosa. El IIº Cuerpo había soportado el grueso de la lucha en Mons, tanto en bajas como en esfuerzo y los hombres estaban derrotados física y moralmente. Smith-Dorrien consideró la situación y determinó que proseguir la retirada era la peor de las soluciones para sus tropas y para la BEF. Smith-Dorrien decidió junto con su Estado mayor que la única opción viable y plausible era intentar aguantar la posición, dar un respiro a sus hombres y sobretodo frenar la avalancha alemana que les seguía a un ritmo infernal. Frenar el avance significaría dar la oportunidad al resto de la BEF de salvarse del movimiento envolvente alemán, entre el Ir y IIº Ejército de Von Kluck y Von Bülow.
Smith-Dorrien imaginaba que su decisión de stand and fight (de aguantar y luchar) provocaría alguna polémica, pero desconocía que llenaría páginas y página de tinta además de acrecentar hasta límites desconocidos su controversia con Sir John French. Así las cosas, habiendo decidido permanecer y luchar, la caballería de Allenby, terriblemente castigada, llegó a Le Cateau poniéndose al instante bajo el mando de Smith-Dorrien. Al IIº Cuerpo también se le sumó la recién creada 4ª división al mando del general Snow.
La batalla de Le Cateau significó la ruptura final entre Sir John French y Sir Horace Smith-Dorrien. El comandante en jefe de la BEF acusó abiertamente a Smith-Dorrien de haber desobedecido una orden directa, de poner en peligro el IIº Cuerpo de la BEF, así como de la totalidad de las tropas británicas establecidas en el continente.
Sin embargo, la historia ha hecho otra lectura de la batalla de Le Cateau y de la arriesgada decisión de Smith-Dorrien.
Vistos los resultados la batalla de Le Cateau, frenó el avance de las tropas alemanas, lo que posibilitó el reagrupamiento de las tropas de la BEF, evitando así su envolvimiento y posible desaparición. Cierto es que las pérdidas británicas en Le Cateau fueron cuantiosas, casi 8.000 bajas entre muertos y prisioneros, pero examinados los factores, Le Cateau fue una acción valiente y arriesgada que permitió dar un respiro al resto de tropas británicas para encarar con mejores perspectivas el resto del conflicto. Igualmente cierto es que la decisión de Smith-Dorrien puede considerarse de desobediencia, pero tomar decisiones en momentos críticos como en el de Le Cateau, de permanecer y resistir, exige la determinación propia de un militar experimentado y responsable, así como valiente. La polémica y controversia hicieron el resto: French no perdonó jamás a Smith-Dorrien su desaire y desobediencia en Le Cateau, aún pesar de los resultados. La crítica trascendió el medio militar y saltó a la palestra pública y fue en esa arena donde algunos medios acusaron a French de actuar movido por los celos y el rencor.
Pero el resultado y la historia están ahí, la BEF consiguió sobrevivir a Mons, a Le Cateau, a la Gran retirada y sobretodo a la apisonadora alemana.
Las andaduras de Smith-Dorrien en la Guerra Guerra no terminaron en Le Cateau.


Continúa en: Sir Horace Smith-Dorrien y la Gran Guerra (III)

viernes, 7 de noviembre de 2008

Sir Horace Smith-Dorrien y la Gran Guerra (I)


Al estallar la guerra, a Sir Horace Smith-Dorrien le fue asignado el mando de la Home Defence Army. Sin embargo, la inoportuna muerte de Sir James Grierson durante el viaje de la BEF al continente, le ofreció la oportunidad de hacerse cargo del IIº Cuerpo de ejército, que consistía en la 3a y 5a divisiones. La designación de Smith-Dorrien como comandante de esta unidad el 21 de septiembre no estuvo exenta de polémica. Fue Lord Kitchener quien respaldó firmemente su elección muy a pesar de los deseos de Sir John French, quien mantenía una tensa y difícil relación con Smith-Dorrien por cuestiones pretéritas. Así, y al mando del IIº Cuerpo, Smith-Dorrien se dirigió hacia Mons para situarse al igual que el resto de la BEF en el flanco izquierdo de la linea que tenia que hacer frente al avance alemán. El 5º ejército francés al mando del general Lanzerac se situaría a la derecha. Pero desde un mal inicio la coordinación entre las tropas francobritánicas fue nula o inexistente, ya que las tropas francesas se habían retirado al sudeste de la línea, dejando a las tropas británicas sin cobertura por los flancos, y lo peor, a solas ante el impresionante avance germano.
A la retirada francesa, se añadió un grave error de apreciación del Estado mayor británico al creer que la BEF se hallaba solamente ante dos cuerpos de infantería y una división de caballería alemanes, cuando en realidad estaban frente un completo cuerpo de ejército al mando del general Von Kluck. La batalla o refriega de Mons abrió los ojos británicos ante la cruda realidad. A pesar de resistir el embite alemán muy dignamente, los británicos salieron derrotados y tuvieron que retirarse en toda la línea. Después de Mons, el primer choque de la Gran Guerra entre fuerzas alemanas y británicas, se inició lo que la historiografía militar a dado en llamar "The Great retreat" o la retirada de Mons. Sin apenas cobertura de flancos, la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF) inició un repliegue que duraría más de una semana hasta llegar a posiciones cercanas a París.
Por su parte, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien recibió órdenes, a primeras horas de la tarde del 24 de agosto -en plena batalla de Mons- de retirarse ordenamente. Aunque orden no era precisamente lo que reinaba en las filas británicas esa tarde en Mons. La falta de comunicación y las noticias sesgadas acabaron de complicar la cuestión. El fragor de la batalla provocó que determinadas unidades perdiesen la comunicación con el puesto de mando, lo que significó que la retirada a posiciones más seguras provocase escenas caóticas. Aún así el repliegue pudo realizarse de forma más o menos segura. La situación de las unidades de Smith-Dorrien era más que delicada ya que estaban siendo superados por los flancos y las bajas no cesaban de aumentar debido a un mortífero fuego de artillería alemán que provenía del este de la zona de St. Symphorien. El episodio de Mons se cerraba y se abría el de la Gran retirada.
La precipitada retirada británica fue seguida por una persecución alemana sin descanso. El repliegue inglés fue muy penoso, largas marchas en condiciones de extremo cansancio, falta de avituallamiento, pérdida o abandono de material bélico, etc. La situación para los alemanes no fue mejor.
La inicial retirada de Mons provocó que las comunicaciones entre el Cuartel general de French y los dos cuerpos de Haig y Smith-Dorrien se resintiesen. Aún así, se decidió que las tropas se retirarían a una zona más segura donde poder estabilizar un frente con los franceses, que a su vez se iban retirando sin apenas comunicarse con sus aliados. Finalmente y después de algunas peripecias, el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien llegó a Le Cateau el 25 de agosto a les tres y media de la tarde, es decir un día después de haber iniciado la retirada.


domingo, 26 de octubre de 2008

La batalla de Le Câteau, 26 de agosto de 1914: desarrollo (II)


La situación de las tropas del IIº Cuerpo de Smith-Dorrien el 25 de agosto de 1914 era muy complicada. Muchos efectivos estaban a campo abierto, en posiciones cavadas de forma precaria y jalonadas a lo largo de la carretera que iba de Le Câteau a Cambrai, concretamente en el extremo occidental de Le Câteau. La privilegiada situación de la artillería alemana en las lomas al norte de la posición de Le Câteau juntamente con una ausencia total de cobertura de las tropas británicas, así como la poca visibilidad de la artillería británica proporcionaban una enorme ventaja a las tropas de Von Kluck. La mayoría de las piezas británicas estaban situadas cerca de la infantería, y algunas de ellas algunos metros atrás.
El hecho de que las tropas inglesas apenas pudiesen cavar trincheras protectoras se debió sobretodo al cansancio acumulado y a la presión a la que los sometió el enemigo en continuo hostigamiento y pisándoles los talones en plena retirada. Afortunadamente para las tropas británicas, algunos elementos de la población civil ayudaron a cavar trincheras antes de que comenzase la batalla.

Orden de batalla

El flanco derecho de la posición británica estaba defendido por tropas de la 5ª división que cubrían el cruce de caminos situados a la derecha de Le Câteau, a ambos lados de la calzada romana que conducía a Reumont. A la izquierda de la 5ª división estaba la 3ª de Hamilton, y a la izquierda de la 3ª estaba emplazada la recién creada 4ª división. Como tropas de reserva estaba una división de caballería y la 19ª brigada de infantería, las cuales habían sido puestas bajo el mando de Sir Horace Smith-Dorrien. A duras penas pudieron desalojar el pueblo antes de que llegasen los alemanes a las seis de la mañana del 26 de agosto, de hecho, dos compañías de los East Surreys y otras de la infantería ligera del Duke of Cornwall tuvieron que salir precipitadamente por el intenso fuego enemigo.
El 2º de los King's Own Yorkshire Light Infantry (KOYLI) junto con los grupos de baterías del 122, 123 124 de la Royal Field Artillery estaban situados a la izquierda de la carretera a Reumont. El 2º de los King's Own Scottish Borderers (KOSB) estaba situado a la izquierda de los KOILY's. Más allá, al sur de la carretera estaba el 1º de los Queens Own Royal West Kents. A la derecha de la carretera, a unos tres kilómetros al norte (noroeste de Le Câteau), en una posición totalmente expuesta a la observación enemiga (Rambourliex Farm) estaban emplazadas numerosas baterías británicas.

El inicio

Un poco más tarde de las seis de la mañana del 26 de agosto y bajo una espesa niebla, la artillería alemana -desde el nordeste de Le Câteau- comenzó a martillear las posiciones británicas. Unas dos horas más tarde, sobre las ocho, la posición artillera británica cercana a Rambourlieux Farm fue atacada con fuego de fusilería desde las posiciones elevadas que estaban situadas al noroeste de Le Câteau. Casi al mismo momento, tropas alemanas intentaron romper el flanco derecho a lo largo del valle del Selle aprovechando la cobertura que ofrecía la niebla matutina. Sin embargo, fracasaron en su intento cayendo numerosas tropas bajo el fuego de enfilada de la infantería ligera del Duke of Cornwall y los cañones de la batería D. Los alemanes se retiraron. A pesar de haber rechazado el ataque, parecía obvio que este flanco continuaría siendo un objetivo de primer orden. El mando confiaba en que este flanco sería defendido por las tropas del Ir Cuerpo de Haig, aunque éstas continuaban con su retirada hacia Guise.
Sobre las diez de la mañana, la artillería alemana volvió a castigar las posiciones artilleras y de infantería causando grandes bajas. Después de este duro castigo, los alemanes iniciaron un avance en masa a lo largo de los casi tres kilómetros que separaban el valle del Selle y Rambourlieux Farm. Los regimientos de los Suffolks, los King's Own Yorkshire y el resto de tropas habian sido literalmente machacados con un brutal fuego de artillería. Pero la artillería británica no fue menos, los de la 108 castigaron duramente a los alemanes. También los de la 122, que adelantó su posición, barrieron todo un batallón alemán en pleno avance.
Los diezmados Suffolks fueron reforzados por elementos de los Argyll, Sutherland Highlanders y algunos del 1º de los Middlesex.
La destrucción de la última pieza de la batería 11 provocó que las tropas alemanas comenzasen a presionar sobre la línea británica a pesar de las cuantiosas bajas. En el flanco izquierdo británico, los atacantes fueron mayormente rechazados por una férrea defensa, aunque algunas tropas rompieron la línea y cruzaron la carretera a Cambrai donde fueron duramente castigados por el fuego de ametralladora de los Royal Scots que estaban cerca de Audencourt. El sector de Caudry fue duramente castigado pero los soldados británicos lograron sostener el frente. En el flanco izquierdo, la línea que defendía la 4ª división los King's Own (Royal Lancasters) fue duramente castigada por fuego de fusilería y por un intenso fuego artillero, pero a pesar de tener más de 400 bajas sostuvieron el frente. También los Lancashire Fusiliers y los Warwickshires sufrieron duramente. Los primeros por fuego de ametralladora y los segundos por fuego de artillería.
Los ataques alemanes se repitieron a lo largo de toda la batalla con el mismo patrón: al principio avanzaban en líneas compactas, eran rechazados, se retiraban para embestir en formaciones abiertas para volver a ser rechazados por el certero fuego británico de las experimentadas tropas que formaban la BEF.

Continúa en: La batalla de Le Câteau, 26 de agosto de 1914: desenlace (III)

sábado, 18 de octubre de 2008

La batalla de Le Câteau, 26 de agosto de 1914


La batalla de Le Câteau fue uno de los episodios que formaron parte de lo que la historia militar británica definió en su momento como "the Great Retreat" o la "Retirada de Mons". Justo después de la batalla de Mons, el primer enfrentamiento entre fuerzas expedicionarias británicas y tropas alemanas en la Gran Guerra, el impresionante empuje del ejército alemán obligó al Alto mando británico a plantearse una retirada estratégica. La fuerza y potencia del avance alemán impuso a la BEF una velocidad de retirada infernal, lo que ocasionó que el repliegue fuese en algunos momentos caótico y desesperado, a pesar de los contínuos intentos de la historiografía británica de otorgarle tintes épicos y heroicos. La velocidad de marcha de ambos ejércitos fue impresionante, algunas unidades incluso llegaron a hacer hasta 30 kilómetros en un día. Despúes de dos días y dos noches de intensa retirada, el día 26 de agosto de 1914, el general Sir Horace Smith-Dorrien, al mando del IIº Cuerpo de la BEF, decidió por su cuenta y riesgo mantener su posición y hacer frente a las tropas alemanas del Ir Ejército de von Kluck.
En su momento, la decisión suscitó una enconada polémica entre Smith-Dorrien y French, comandante en jefe de la BEF. La enemistad entre Sir John French y Sir Horace Smith-Dorrien se arrastraba desde hacía años, pero French consideró un acto de desobediencia flagrante el que el IIº Cuerpo de Smith-Dorrien decidiese establecer batalla con el Ir Ejército alemán, ya que las órdenes eran reagrupar las tropas de la BEF y continuar la retirada hacia las posiciones más seguras del sector de Guise. Por su parte, Smith-Dorrien justificó su decisión por el extremo cansancio de sus tropas. Consideró que el permanecer en el terreno y plantar batalla a las fuerzas alemanas permitía dar un breve descanso a sus tropas y de otra parte frenar el avance alemán y dar tiempo al resto de la BEF para una retirada segura y ordenada. Así las cosas, a la mañana del veintiseis de agosto de 1914, el IIº Cuerpo de la BEF compuesto de tres divisiones de infantería (3ª, 4ª y 5ª) y una división de caballería fue atacado por seis divisiones alemanas del Ir Ejército de von Kluck. Durante la mañana, las fuerzas regulares británicas resistieron el empuje alemán.
Como en Mons, el preciso y veloz fuego de fusilería británica causó graves pérdidas en el avance alemán, pero cuando otras dos divisiones alemanes se incorporaron a la batalla, el IIº Cuerpo comenzó a desmoronarse. Al final del día, la línea británica estaba a punto de rodeada por ambos flancos. A su vez, el IIº Ejército alemán se aproximaba en dirección a Cambrai. Cuando el movimiento alemán avanzó por la izquierda para cerrar la línea, la caballería francesa al mando del general Sordet acudió en su ayuda. La ayuda francesa permitió a las tropas de Smith-Dorrien zafarse y retomar la retirada hacia el sur para reencontrarse con el resto de la BEF. Al final de la batalla, las pérdidas británicas eran muy cuantiosas, unos 8.000 hombres y casi cuarenta piezas de artillería. La batalla de Le Câteau desde el punto de vista militar puede considerarse como una derrota británica. No obstante, desde la óptica estratégica, la lectura podría ser otra si se analizan los resultados. La persecución a la que se lanzó el ejército alemán alteró los planes de avance, los británicos ganaron tiempo al frenar a las tropas alemanas, y las tropas francobritánicas se reagruparon al sur de la Marne. No cabe duda, que sin el episodio de Le Câteau quizás el grueso de la BEF no se hubiese logrado salvar del avance alemán y la batalla de la Marne no se hubiese producido en la forma y resultado en que lo hizo.

Bibliografía:
- http://batmarn1.club.fr/edmae11.htm, fragmento de Edmonds, J. Official History of the War - Military Operations - France and Belgium.
- Keegan, John. The First World War.

domingo, 12 de octubre de 2008

La Retirada de Mons, hasta la batalla de Le Cateau, 23-26 de agosto de 1914


A primeras horas de la tarde del 23 de agosto de 1914 y al terminarse la primera batalla entre fuerzas británicas y tropas alemanas de la Gran Guerra en los alrededores de la localidad belga de Mons se inició la denominada Retirada de Mons del Cuerpo Expedicionario Británico (BEF).
Ante el imparable avance de las tropas alemanas, las exhaustas tropas de las Fuerzas Expedicionarias Británicas (BEF) emprendieron una precipitada y dura retirada hacia el sureste de Mons, en dirección Maubege. A las extremas condiciones del repliegue se sumó el hecho de que el I Ejército alemán de von Kluck les fue hostigando durante todo esta maniobra a posiciones de retaguardia.
La dureza de este movimiento de retirada fue plasmada por Fortunino Matania para la revista The Sphere en su obra The Famous four days retreat from Mons.
En esta retirada, los alemanes dirigieron sus ataques principalmente sobre la izquierda de la línea británica. Para aliviar la presión a la que estaba siendo sometido el IIº cuerpo de Smith-Dorrien - la 3ª división de Hamilton estaba siendo muy castigada- French ordenó a la caballería que despejase el terreno, y tres regimientos se lanzaron a la carga, siendo duramente rechazados con grandes pérdidas.

Después de todo un día de marcha sin descanso hacia el sur, la noche del 24 de agosto, tropas inglesas y francesas se establecieron u mantuvieron la línea de Valenciennes a Givet. Los ingleses entre Valenciennes y Maubege, y los franceses entre Maubege y Givet. Sin embargo, al día siguiente, el 25 los franceses se retiraron otra vez a la línea Landrecies-Avesnes-Marienburg dejando otra vez el flanco derecho británico desprotegido. Los alemanes, aprovechando la retirada francesa, intentaron flanquear Maubege para rodear a las fuerzas británicas. Von Kluck insistía en envolver por la izquierda las tropas del Ir cuerpo británico lo que llevó a French a ordenar otro repliegue ante el peligro de ser rodeado y aniquilado por el ejército alemán.
De esta forma y sin descanso, la mañana del 25, el grueso de la BEF comenzó otra retirada hacia la línea Cambrai-Landrecies. La principal dificultad de la retirada estribaba en el extremo agotamiento de las tropas y en la superioridad del enemigo, tanto en número de efectivos como en potencia de fuego. Con objeto de proteger el repliegue, algunas unidades de la caballería británica cubrieron la retirada del Ir Cuerpo de Haig. El resto de la caballería con la 19ª brigada de infantería protegió el flanco izquierdo. En Wasmes, Paturages y Framieres se produjeron los primeros enfrentamientos con costosas bajas para los británicos. Al llegar a Bavai, el grueso de las tropas británicas tuvo que dividirse para cruzar el bosque de Mormal, ya que el cuerpo de Haig se equivocó al marchar de Maubege a Landrecies por el oeste del bosque en vez de por el este. French pretendía que las tropas de Haig cubriesen el vacío existente entre ambos cuerpos, pero el cansancio de las tropas obligó a Haig a renunciar a esta maniobra.

Finalmente a la medianoche del 25, el Ir cuerpo de Haig, a pesar de ser duramente hostigado por el IX cuerpo alemán, llegó a Landrecies, estableciéndose entre esta localidad y Marbaix. Informados de esta maniobra, tropas alemanas del IXº, VIIº y Xº cuerpo atacaron Landrecies y por el este de Marvilles hostigaron las tropas de Haig. Con la ayuda de las divisiones de reserva francesas del general Valabrègue, el Ir cuerpo de Haig consiguió salir de la situación comprometida y la mañana del 26 se retiraron a Guisa via Wasigny. De resultas de los combates en Landrecies, el IIº cuerpo de Smith-Dorrien quedó aislado en la posición de Le Cateau. French ordenó a Smith-Dorrien que se retirase inmediatamente. Sin embargo, Smith-Dorrien consideró que una retirada en estas condiciones era más peligrosa que esperar el enemigo para resistir de forma dura y tenaz. A pesar de ser informado de que no tendría cobertura alguna, ni de la caballería de Sordet ni de la de Allenby -que debía proteger su derecha- Smith-Dorrien se mantuvo en su propósito de hacer frente al enemigo. Aún sin contar con fuerzas de caballería, el domingo 23 se procedió a crear la 4ª división con fuerzas de reserva emplazadas ya en el sector de Le Cateau. La 4ª división estaba formada por 11 batallones y una brigada de artillería. Para el día 25 ya estaba operativa y a la espera de ser enviada al frente. Pero el frente el que fue a su encuentro. French ordenó al general Snow que situase sus tropas entre Solesmes y la carretera de Cambrai a Le Cateau. En esta posición, la 4ª división ayudó a cubrir la retirada del Ir y IIº Cuerpo a sus posiciones. Finalmente, la 4ª división fue puesta bajo las órdenes del IIº Cuerpo. Así, en estas condiciones, el 26 de agosto de 1914 tuvo lugar una de las batallas más feroces del primer año de guerra: la batalla de Le Cateau.

miércoles, 27 de agosto de 2008

A Footnote on the war (On Being Asked to Contribute to a Regimental History)

A Footnote on the war (On Being Asked to Contribute to a Regimental History)

A Lenten blackbird singing in the square
Has called me to my window, Thence one sees
Sunshine-pale shadows cast by leafless trees-
And houses washed with light. One hears out there
A Sunday-morning patter of pacing feet,
And Time, in drone of Traffic, drifting down the street.
When I was out in France, nine years ago,
The Front was doubly-damned with frost and snow:
Troops in the trenches cowered on the defensive,

While the smug Staff discussed the Spring Offensive.
Rest-camps, though regions where one wasn’t killed,
Were otherwise disgusting: how we hated
Those huts behind Chipilly! Drafts we drilled
Were under-sized arrivals from belated
Chunks of the population wrongly graded
As fit for active service. No one cursed
The weight of an equipment more than they did,
Poor souls! I almost think they were the worst
Soldiers who ever gulped battalion stew;
And how they fired their rifles no one knew.

We’d got a Doctor with a D.S.O.
And much unmedalled merit. In the line
Or out of it, he’d taught the troops to know
That shells, bombs, bullets, gas, or even a mine
Heaving green Earth Howard heaven, were things he took
For granted, and dismissed with one shrewd look.
No missile, as it seemed, could cause him harm.
So on he went past endless sick-parades;
Jabbed his inoculation in an arm;
Gave “medicine and duty” to all shades
Of uninfectious ailment. Thus his name
Acquired a most intense, though local fame.

Now here’s his letter lying on my table,
Reminding me that, by some freak of chance,
He sauntered through three years of gory France
Unshot. And now, as samply as he’s able,
He’s quietly undertaken to compile
His late battalion’s history. Every mile
They marched is safely store inside his head …
I visualize the philosophic smile
That mask his wounding memories of the dead.
He asked me to contribuye my small quota
Of reminiscente, What can I unbury? ….
Seven years have crowded past me since I wrote a
Word a war that left me far from merry.
And in those seven odd years I have erected
A barrier, that my soul might be protected
Against the invading ghosts of what I saw
In years when Murder wore the mask of Law.

Well-what’s the contribution I can send?
Turn back and read what I’ve already penned
So jauntily. There’s little left to say …
I’m not the man I was. Nine years have passed;
And though the legs that marched survive today,
My Fusiliering self has died away;
His active service came and went too fast.

He kept a diary. Reading what he wrote
Like some discreet ejecutor I find
The scribbled entries moribund-remote
From the once-living context of his mind.
He wrote as one who craved to leave behind
A vivid picture of his personality
Foredoomed to swift extinction. He’d no craft
To snare the authentic moments of reality;
His mind was posing to be photographed:
“If I should die”…. His notebook seldom laughed.

The distant Doctor asks me to report
That morning “when the Bosche attacked the Block”
When my detachment functioned to support
Some Cameronians who had “got the knock”...
Our own artillery fire was dropping short;
A sniper shot me through the neck; the shock
Is easy to remember. All the rest
Of what occurred that morning has gone west.
“The battle and the sunlight and the breeze;
Clouds blowing proud like banners;” lines like these
Were written in the way by many a poet
Whose words range false, although he didn’t know it.
The battle and the breeze were up that morning
For my detachment, staff and chilled and yawning,
When out from underground they swore and stumbled;
The sun shore bright; intense bombardments grumbled,
And from their concrete-nests machine-guns rattled-
In fact the whole Brigade war properly embattled.

But how can I co-ordinate this room-
Music on piano, pictures, shelves of books,
And Sunday morning peace-with him for whom
Nine years ago the World wore such wild looks?
How can my brain join up with the plutonian
Cartoon? … The trench, and a fair-haired Cameronian
Propped in his pool of blood while we were throwing
Bombs at invisible Saxons … War’s a mystery
Beyond my retrospection. And I’m going
Onward, away from that Battalion history
With all its expurgated dumps of dead:
And whats remains to say I leave unsaid.


Siegfried Sassoon, 1926


A finales de febrero de 1926, el poeta y escritor Siegfried Sassoon recibió una curiosa petición del Dr. James C. Dunn. El Dr. Dunn y Sassoon habían coincido durante la guerra, la Gran Guerra, en el 2º regimiento de los Royal Welch Fusiliers y debido a la relación que habían mantenido le pidió que como escritor y antiguo miembro del 2º regimiento le enviase algún fragmento, nota o trabajo sobre sus impresiones durante la Gran Guerra ya que estaba trabajando en una historia sobre el regimiento y compilaba testimonios y experiencias de oficiales y soldados que habían formado parte de la unidad durante la guerra.
Sassoon no le defraudó. Al cabo de unos meses le envió al Dr. Dunn una carta. En ella estaba el poema A Footnote on the war (On Being Asked to Contribute to a Regimental History.En un primer momento, Dunn se quedó sorprendido pero después de una atenta lectura entendió el sentido de aquello. El poema de Sassoon captaba en toda su intensidad, en su peculiar universo, todo o casi todo lo que había significado la guerra y su paso por el 2º regimiento de los RWF. Consciente de la labor de Dunn, acabó enviándole un pliegue de páginas en el que narraba sus impresiones y experiencias de forma que éstas pudiesen entrar a formar parte de la obra del capitán James C. Dunn como un capítulo aparte, como así fue.
A Footnote on the war no pasará a los anales de la literatura como una de las composiciones más logradas de Sassoon. Sin embargo, tiene la virtud de ser una declaración en toda regla de aquello que pensaba sobre lo que había significado la guerra. Excepto una de las estrofas dedicada a la figura del Dr. Dunn, el resto destila un explícito y arraigado desprecio sobre el porqué del conflicto y los que lo gestionaron, es decir la casta militar, en este caso la británica; a la que define como smug Staff. Sassoon se mostró abiertamente contrario a proseguir una guerra que creía que se prolongaba por motivos no bélicos o legalmente justos. Esta creencia y su exposición pública estuvo a punto de costarle un tribunal de guerra por derrotismo, pero las argucias de su compañero de letras y amigo Robert Graves y su posterior internamiento en el sanatorio escocés de Craiglockhart lo apartaron del ojo del huracán de la opinión pública.
El resto de su poemario de guerra se caracteriza por una fina ironía aderezada con una afilada acidez hacia el sentido final de la guerra. Sassoon no es pacifista, sólo que no comulga con el mantenimiento de un estado de guerra y barbarie injustificado y que sacrifica a inocentes por el bien de no sabe qué. Y A Footnote on the war es quizás un punto de partida para entender su anterior obra sobre la guerra. El lector de Sassoon encontrará en este poema sus temas más recurrentes: desprecio por una casta militar arrogante y pagada de si misma, la inocencia ciega de los nuevos reclutas, el sacrificio inútil por una causa vacía, el detalle morboso de la muerte, la comunión entre barbarie y naturaleza, la fría descripción del combate y sobretodo una marcada amargura por el hecho de haber sido testigo de unos hechos que no ha podido evitar. La poesía de guerra de Siegfried Sassoon está considerada sino la mejor, de las más realistas y quizás la que mejor funde el hecho bélico con la condición humana.
A Footnote on the war es un divertimento, y como tal no tiene o no busca ni la refinada métrica ni el precioso estilismo, es solo un ejercicio literario y un guiño al Dr. Dunn. La complicidad entre ambos no evita que Sassoon le transmita en el poema que prefiere no recordar algunos hechos, y que el olvido de estos es pura prevención sentimental hacia su alma torturada por la guerra. Sassoon le confiesa que en un momento determinado ha decidido comenzar a olvidar y que el mero ejercicio de recordar su paso por la guerra le atrae fantasmas medio enterrados. A pesar de la mundanidad de algunos de los versos, A Footnote ... es también una confesión de lo que acabó pensando de la guerra: War's a mistery beyond my retrospection.

lunes, 18 de agosto de 2008

The famous 4 days retreat from Mons de Fortunino Matania


La famosa retirada de los cuatro días de Mons o de cómo los heridos ayudaron a los heridos entre Le Cateau y Landrecies. Dibujo de Fortunino Matania publicado en 1916 para The Sphere.
El dramatismo, la épica, el valor, la camaradería y el coraje son los ingredientes con los que Matania describe perfectamente al público inglés la batalla de Le Cateau, que permanecerá como uno de los episodios más honrosos de la historia militar británica, muy a pesar de los resultados reales. La composición del cuadro muestra a un pequeño grupo de soldados británicos y escoceses, algunos de ellos gravemente heridos, que se retiran de forma trágica debido al empuje alemán. Las caras y gestos de sufrimiento se alternan con muestras de serenidad y camaradería donde los ilesos o menos heridos ayudan a los que están gravemente heridos. El pathos de la escena se combina perfectamente con una enorme y profusión de detalles. Se cree que Matania no estuvo en ningún momento en este trance del ejército británico y parece que el cuadro y la situación real está muy teatralizada, pero el nivel de realismo que emana le otorga un alto grado de épica que es lo acababa llegando a la población civil.
No cabe duda de que Fortunino Matania es un de los artistas que mejor dibujaron la guerra y lo que representó.

domingo, 22 de junio de 2008

La Batalla de Mons (III)

Viene de: La Batalla de Mons (II)


La lucha continuó por la tarde. Los alemanes decidieron atacar el punto más vulnerable del frente británico, el flanco del Saliente. A las dos de la tarde, baterías alemanas emplazadas en la loma de Haulchin, a unos cuatro kilómetros al este de Mons, entre Binche y Bray comenzaron a castigar a la 3ª brigada. Al poco se advirtió la presencia de tropas de caballería alemana por el sector de Bray a St. Symphorien. Aunque baterías británicas se encargaron de dispersarlas el contrafuego alemán localizó la artillería británica castigándola duramente. La 3ª division británica de Hamilton estaba recibiendo un duro castigo artillero. Haig decidió enviar tropas en ayuda de la 3ª de Hamilton, a la loma 93, para aliviarles la presión. A pesar de los preocupantes informes del flanco este, el mayor peligro estaba en el saliente de Mons.
Ya en retirada, cerca de Frameries, la falta de explosivos evitó que fuesen volados dos de los tres puentes que cruzaban el canal. Los alemanes los cruzaron poniendo en serios apuros a los Scots fusiliers en franca retirada.
En la zona del "saliente del canal", unidades alemanas - en formación abierta - consiguieron cruzar el canal al oeste de Obourg alcanzando la estación de ferrocarril. Esto complicó la situación de los Middlesex y los Royal Irish. La retirada de ambas unidades se hizo imprescindible ya que la artillería situada en las cotas elevadas al norte del canal y las patrullas de hostigamiento desde el sector de Mons les estaban ocasionando muchos problemas y cuantiosas bajas. Sobre las tres de la tarde iniciaron la retirada. Un poco antes, sobre las dos y media, los Royal Fusiliers –según órdenes del general de brigada Shaw- se retiraron de Nimy a Ciply, con apenas un centenar de bajas. Durante esta retirada tuvo lugar la heroica hazaña del teniente Dease y el soldado Godley al resistir el ataque de tropas alemanas con sólo una ametralladora y cubriendo la retirada de sus compañeros. Por este acto recibieron la Victoria Cross. Dease murió y Godley fue hecho prisionero. En su retirada los Lincolnshire colocaron barricadas en las tres vías que conducían a Mons. Los Royal Fusiliers no fueron perseguidos por los alemanes muy de cerca. Cuando los alemanes decidieron dirigirse a Mons fueron rechazados por la resistencia de los Lincolnshire y por la batería 109ª.
La proximidad del enemigo obligó a los británicos a volar los puentes al oeste del saliente. Pero de los tres puentes sólo uno fue volado. Al caer prisionero un oficial del regimiento de ingenieros en el puente de Nimy, las tareas de instalación de las cargas explosivos se hizo con la ayuda de francotiradores. La descoordinación y la proximidad del enemigo provocaron que o bien no se recibiesen las órdenes de retirada o bien se recibiesen órdenes de resistir hasta el último hombre.
El caos imperante en el movimiento de las tropas británicas provocó que una gran mayoría de éstas fuesen rodeadas por las tropas alemanas en el llamado saliente del canal, entre Nimy y a lo largo de la carretera que llevaba a la ciudad. A pesar de los esfuerzos que se realizaron para coordinar una retirada ordenada hacia una línea de defensa planificada, no hubo un movimiento uniforme desde las posiciones del canal, y las unidades del ejército británico comenzaron a mezclarse entre ellas, y lo peor: el mando tuvieron que asumirlo en algunos casos los suboficiales. En este punto, la historia oficial reconoce que el movimiento de repliegue o retirada no fue en absoluto ni ordenado, ni eficaz.
Los alemanes, por su parte, no acabaron de aprovechar la situación de caos en las filas británicas al anochecer. Incluso llegaron órdenes de alto el fuego.
El total de bajas de este primer enfrentamiento entre tropas británicas y alemanas en Mons fue de unas 1.600 en las filas británicas entre muertos, heridos y desaparecidos. Prácticamente la mitad de éstas fueron de dos batallones, unas 400 del 4º de los Middlesex y 300 del 2º de los Royal Irish ambas de la 8ª brigada que estaba en el saliente del canal. Pero lo peor estaba aún por venir. Llegaron noticias alarmantes: se verificó la retirada del Vº ejército francés de Lanzerac, sin que éste advirtiese a French de que le descubría totalmente su flanco izquierdo y dejaba a las tropas británicas en una situación muy comprometida, pues los pasos del Sambre quedaban sin defensa alguna. Finalmente, Joffre advirtió a French de los movimientos de Lanzerac.
Sir John French decidió que la única posibilidad de recuperar la línea y cerrar el vació existente entre las tropas de la BEF y las francesas era una retirada en dirección a Cambrai para reestablecer el contacto con los franceses en su flanco derecho. Cuatro cuerpos de ejército alemanes se aproximaban a marchas forzadas hacia las posiciones británicas.
Mons es un episodio histórico pero como la mayoría prismático por las conclusiones que ofrece. Algunas fuentes, siempre británicas, hablan de 5.000 bajas alemanas. Sin embargo, según la perspectiva del analista o especialista, la batalla de Mons ofrece diferentes versiones. Otras lecturas que ofrece Mons exponen que los alemanes comprobaron el potencial británico y las posibilidades de que éstos pudiesen retrasar y entorpecer su avance hacia territorio francés. Otros opinan que el Ir Ejército alemán no supo aprovechar su clara ventaja frente a un enemigo inferior en número y en potencia artillera.
Sir John French consideró que era preciso escapar para salvar el resto de su ejército. Ordenó retirada hacia la posición de Valenciennes-Maubege, sus órdenes eran que el Ir Cuerpo de Haig cubriese la retirada de IIº de Smith-Dorrien que se atrincheraría en el sector de Dour.
La Batalla de Mons mostró cuan efectivo podía ser un ejército bien entrenado, cuan mortífero podía ser el fuego de fusilería británico contra un ejército superior en número y en piezas de artillería. Pero las fuerzas expedicionarias británicas y su mando se percataron pronto de que sus flancos estaban al aire y que antes de caer en un embolsamiento era preciso retirarse. La retirada continuó hasta el sur del rio Marne en la que sería denominada The Great Retreat o la Retirada de Mons.

Continua: The Great Retreat o la Retirada de Mons

domingo, 15 de junio de 2008

La Batalla de Mons (II)

Viene de: La Batalla de Mons (I)
Al alba del 23 de agosto de 1914, Sir John French reunió en su cuartel general de Sars-la-Bruyère a los generales Haig, Smith-Dorrien y Allenby con el propósito de preparar el enfrentamiento con las tropas alemanas. En primera instancia, les ordenó que enviasen órdenes para reforzar la línea defensiva que iba a lo largo del canal Mons-Condé y que los puentes que lo cruzaban estuviesen listos para ser volados en caso que el enemigo los tomase. Sin embargo, la desinformación imperante en el estado mayor británico provocó que –según algunas fuentes- Sir John French ordenase o sugiriese que las tropas estuviesen prestas para un ataque enemigo y que en todo caso, si se daban las condiciones favorables, se preparasen para avanzar en toda la línea. Pero una vez comprobado el potencial enemigo, de forma unánime se convino que la situación de las tropas británicas no era nada favorable para este último supuesto ya que la línea defensiva formaba un saliente en el que el enemigo podía atacar desde tres frentes.


Otro de los hándicaps a los que tenían que hacer frente las tropas expedicionarias británicas era el terreno, sobretodo la zona donde se hallaba situada la 5a división. Se trataba de una zona de difícil acceso, con pronunciadas laderas que llevaban a las orillas del canal, acequias, pequeños montículos de ruinas y escombros junto con restos industriales.
La mañana del domingo 23 de agosto amaneció con una leve llovizna acompañada de una ténue neblina. Pero al poco, sobre las diez, escampó.
Cerca de Obourg, Nimy y Pommeroeul hubo intercambio de disparos entre la caballería germana y la infantería británica. A pesar de estas escaramuzas, los mandos británicos no tenían ninguna duda: el grueso del ataque alemán se concentraría en el flanco izquierdo de la línea, la que iba paralela al canal. El II Cuerpo de Smith-Dorrien tendría que hacer frente al ataque de seis divisiones de infantería alemanas y una división de caballería.
El avance en filas cerradas y ordenadas de la infantería alemana en el centro del ataque mostró que el Alto mando alemán no conocía tampoco el número de tropas a las que se enfrentaba ya que apenas esperaba oposición. El certero y contínuo fuego de fusilería británico en estos primeros avances causó una gran mortaldad entre las filas alemanas.
Sobre las nueve de la mañana, la artillería alemana situada en las lomas al norte del canal abrió fuego sobre las posiciones del 4º de los Royal Fusiliers y del 4º de los Middlesex. El fuego artillero germano fue el preludio del ataque de la infantería alemana por el flanco derecho de la línea. Unidades del IX Korps marcharon hacia el saliente creado por las líneas británicas, centrándose en la zona que iba de Obourg a Nimy. La primera unidad alemana en arremeter contra las posiciones inglesas en Nimy fue el 84º regimiento. El avance en cerradas líneas de ataque hizo que las bajas alemanas fuesen muy cuantiosas. Igualmente, la efectiva técnica de fusilería británica (unos quince disparos por minuto) hizo creer a los soldados y a los mandos alemanes que el ejército británico contaba con muchas más ametralladoras de las que tenían en realidad A las diez de la mañana, ante el fuerte empuje, una sección de ametralladoras del de los Royal Irish se unió a los Middlesex para frenar a los alemanes.
Los ataques en formación cerrada alemanes dieron paso al intento de avanzar en pequeños grupos bajo la frondosa cobertura de los bosques cercanos a las posiciones británicas. A medida que avanzaba el día, los combates se intensificaron en dureza y se amplió el sector de ataque.
A pesar de la intensidad de los combates, las tropas situadas en el "saliente del canal" recibieron órdenes expresas de mantener las posiciones hasta el límite. Pero sólo las pudieron mantener hasta las 11 h. de la mañana. En este sector del frente, sin la protección del canal y en forma de saliente, los alemanes atacaron con una división entera. Los defensores británicos eran dos batallones. Los alemanes consiguieron ligeros avances pero a un coste muy elevado en vidas.
Un oficial alemán describió así la situación de la BEF: "Están [...] bien atrincherados, ocultos, el enemigo dispara un endiablado y mortífero fuego ... nuestras bajas augmentan, las oleadas cesan hasta que el ataque se para. Con graves pérdidas el ataque se dio por finalizado".
La batalla de Mons fue generosa en actos heroicos: cerca de Nimy, el soldado alemán A. Niemeyer realizó una hazaña al lanzarse al agua bajo intenso fuego enemigo para reabrir el mecanismo de un puente levadizo para que las tropas germanas lo cruzasen. Niemayer pagó con su vida la heroicidad. El frente de ataque se amplia.
Sobre las 11 de la mañana, el IIº Cuerpo británico de Smith-Dorrien entró en acción en Jemappes, a unos tres kilómetros de Mons. Los primeros obuses alemanes cayeron detrás de la posición de los Scots Fusiliers. La línea que formaba el IIº Cuerpo era tan fina que parecía una cadena de pequeños grupos de soldados. En vista de la fragilidad de la línea se ordenó realizar tareas de atrincheramiento en la retaguardia del saliente y detrás del canal, en un segmento que iba de Frameries a Dour.
Los Scots Fusiliers, debido al número y la fuerza del empuje germano, fueron retirados de posiciones de vanguardia con lo que las tropas germanas avanzaron hasta doscientos metros del puente de la esclusa 2. Allí fueron frenados por el intenso fuego británico.
A unos cientos de metros de Jemappes, en la zona del llamado puente de Mariette, el 5º de los Fusiliers de la 9º brigada logró frenar el avance alemán. Desde la parte norte del puente, lograron resistir ... hasta que la artillería alemana les hizo recular y cruzar el puente en dirección sur. Apostados y protegidos lograron evitar que los alemanes cruzasen el puente.
Más al oeste, en el sector de Tertre una densa alambrada de espino, los diques y el fuego cruzado de los West Kents y los Scottish borderers de la 13ª brigada desde las orillas del canal frenaron el avance de los Brandenburger grenadiers de la 5ª división alemana. Finalmente, con la ayuda de la artillería de campo, los alemanes lograron abrirse camino. Los inglese tuvieron que retirarse en este punto.
La defensa del puente de St. Ghislain por fuerzas de los West Kent, las ametralladoras de los King’s Own Yorkshire Light Infantry (KOYLI’s) y media compañía de los King’s Own Scottish Borderers fue tenaz. El grueso del ataque se trasladó unos cientos metros más al oeste, en el puente de Les Herbieres, pero el 52º también con gran pericia logró frenarlos.
Los alemanes, desde las once de la mañana hasta poco antes de las dos de la tarde habían intentado romper la línea al este de Mons sin mucho éxito y con grandes bajas. La lucha continuó por la tarde.

Continua en: La Batalla de Mons (III)

lunes, 9 de junio de 2008

La Batalla de Mons (I)

La batalla de Mons fue el primer choque armado de la Primera Guerra Mundial entre las Fuerzas Expedicionarias Británicas (BEF) y el Ejército imperial alemán. Mons forma parte juntamente con Charleroi, el Sambre e incluso la posterior batalla de Le Cateau de los enfrentamientos bélicos que han recibido el nombre de las Batallas de Fronteras en los prolegómenos de la Gran Guerra.
La batalla de Mons no fue un hecho aislado, sino que marcó el inicio de lo que lo se denominó – ya en su momento – como The Great Retreat (La Gran Retirada). Algunos especialistas o analistas prefieren denominar o hablar de este movimiento como de estabilización del frente, aún así sin eufemismos y con la realidad de los hechos, el ejército británico comenzó un repliegue prolongado en toda la línea para hacer frente al ejército alemán, alinearse junto al Vº ejército francés en retirada y evitar sobretodo el ser rodeados por el ejército alemán y aniquilados. Mons marcó el punto de arranque de un repliegue que no finalizaría hasta después de más de una semana de una durísima y accidentada retirada en la que volverían a tener lugar enfrentamientos armados de mayor importancia que el de Mons, como fue la batalla de Le Cateau.
La importancia de Mons en términos militares, estratégicos y tácticos es ciertamente escasa. Sin embargo, dependiendo de la óptica o escuela a la que se pertenezca siempre habrá quien quiera verla o bien como una defensa honrosa y heroica, un éxito táctico de las tropas británicas o bien como un paseo militar alemán. No cabe duda, que no fue ni una cosa ni la otra.
Si bien el Ir Ejército alemán de von Kluck tenía en su mano el haber aplastado a las fuerzas británicas - la desproporción entre ambas era importante en cuanto a número de efectivos y potencia artillera - sí que es destacable que las tropas británicas al mando de Sir John French lograron por un breve intervalo de tiempo resistir al hasta ahora imparable avance alemán.
Dos factores, incluso tres, concurrieron para que esto fuese posible. Por un lado, las tropas británicas formaban un experimentado y profesional ejército que se caracterizaba por su movilidad y versatilidad en combate, así como por un potente fuego de fusilería. Otro factor que explica la enconada defensa fue la naturaleza del campo de batalla. Ésta, se libró en el marco de un canal y los accesos (puentes) para cruzarlo, amén de un posible rodeo. De esta forma, la dura y persistente resistencia de la infantería británica entorno a los puentes fue la que más demoró y frenó el avance alemán. Un factor clave y determinante, como sorpresivo, fue el alto el fuego que ordenó el Alto mando alemán después de constatar la retirada de las fuerzas británicas. En este punto, los especialistas sí que han logrado una unanimidad al afirmar que de no haber cesado el fuego el resultado con seguridad hubiese sido otro. Pero esto último queda para el desarollo de las tesis ucrónicas sobre la Primera Guerra Mundial.

Para observar con más mayor perspectiva lo sucedido en Mons el dia 23 de agosto de 1914 es necesario estudiar con mayor detenimiento los hechos:

El ejército alemán entró en Luxemburgo el 2 de agosto de 1914, penetrando en Bélgica, cerca de Lieja, al día siguiente. El gobierno británico declaró la guerra a Alemania el día 4 de agosto de 1914.
Diez días después, el 14 de agosto de 1914 las fuerzas expedicionarias británicas formadas por dos cuerpos de ejércitos (el Iº comprendía las divisiones 1a y 2a y el IIº la 3º y 5º división), una división de caballería, la 5ª brigada de caballería y la 19ª brigada de infantería desembarcaron en territorio francés con el objeto de reunirse con el Vº ejército francés al mando del general Lanzerac, cerca de Charleroi en el Sambre, para hacer frente al ejército alemán. Sin embargo, antes de que ambos ejércitos estableciesen contacto, la caballería británica advirtió la presencia de tropas alemanas en Soignies el dia 22. Éstas informaciones fueron corroboradas por el servicio de observación aéreo que confirmó el movimiento de un importante contingente de tropas alemanas. Se trataba del Ir Ejército alemán bajo el mando del general von Kluck que se desplazaba hacia el sector de Mons empujando a su vez los restos del ejército belga derrotado. El ejército alemán de desplazaba en masa hacia el oeste, siguiendo el movimiento envolvente que figuraba en el Plan Schlieffen, por el cual el ala derecha del ejército imperial alemán debía rodear la capital francesa por el sur para luego cerrar la bolsa encaminándose hacia el este. Con objeto de realizar esta compleja maniobra, el ala derecha alemana fue reforzada de forma sobresaliente. Aunque los especialistas planteen sus dudas sobre las posibilidades reales de que esta maniobra envolvente triunfase.

El Alto mando británico, según algunas fuentes, obvió las advertencias de los servicios de la inteligencia militar en que le advertían del peligro de encarar al ejército alemán con las tropas disponibles. Así, el mismo día 22 la BEF se situó en el extremo izquierdo de la línea aliada, cerca de la localidad de Mons. Mons era el epicentro de una zona dedicada primordialmente a la mineria y a la industria pesada. El paisaje lo formaba un terreno coronado por pequeñas colinas y cruzado por numerosos canales, vías férreas y carreteras.


French ordenó a sus cinco divisiones que estableciesen posiciones defensivas a lo largo de unos treinta kilómetros del canal Mons-Condé, justo en el flanco izquierdo del Vº ejército francés. El IIº Cuerpo de Smith-Dorrien con aproximadamente 36.000 efectivos recibió la difícil misión de defender una posición de más de treinta kilómetros de largo, entre el puente en Le Petit Crépin (este) y el puente en Obourg (oeste). A la derecha de Smith-Dorrien, mirando hacia el este estaba situado el Ir Cuerpo de Haig en una posición muy dificilmente defendible debido a su forma de cuña. Aún así, French contaba con poder resistir el empuje alemán con la fuerzas francesas en su flanco este. Pero, el aliado francés pronto inició una retirada estratégica lo que dejaba a French y su BEF sin cobertura por su flanco derecho, y lo peor superado en gran número por el ejército alemán en caso de enfrentamiento: unas 70.000 tropas británicas contra 160.000 alemanas, y 300 piezas de artillería contra 600 alemanas.

Continua en: La Batalla de Mons (II)