lunes, 16 de diciembre de 2013
Notre-Dame de Lorette (Nuestra Señora de Loreto), mayo-junio 1915
viernes, 20 de abril de 2012
Los pantalones de Lucien Bersot
Le Pantalon, telefilm del realizador francés Yves Boisset y adaptación de la novela homónima de Alain Scoff, narra el espeluznante caso del soldado Lucien Bersot.
La historia, aunque increible, fue desgraciadamente cierta. Lucien Bersot, 33 años y padre de una hija de 5, fue llamado a filas como millones de franceses durante el convulso agosto de 1914. El suyo sería el 60º regimiento de infantería. A resultas de la falta de uniformes reglamentarios, Bersot fue pertrechado con la guerrera de paño azul, pero recibió unos pantalones blancos en vez de los de lana roja reglamentarios. Los meses pasaron y en enero de 1915 el blanco pulcro se había tornado color barro.
Era el 11 de febrero de 1915, en el gélido frente del Aisne, cuando Bersot, hastiado de su penosa vestimenta y muerto de frio, informó a su furriel. Al poco, le trajo unos pantalones de lana rojos. La prenda, aunque entera, estaba visiblemente manchada de sangre, lo que provocó la negativa de Bersot a vestirla.
Lo que en un primer instante parecía una broma, fue tornándose en estúpida tragedia.
Ante la total indignación de Bersot por vestir unos pantalones manchados de sangre, probablemente de un muerto, el caso trascendió al teniente André.
André, que acababa de hacerse cargo de la compañía de Bersot, era de ese tipo de oficiales que buscaban medrar dentro del escalafón militar a cualquier precio. El jefe del regimiento, el teniente-coronel Auroux, veterano africanista y sabedor del zelo de André por el cumplimiento de la disciplina militar, le ordenó llegar hasta el 'fondo' del asunto. Viendo en la indisciplina de Bersot una oportunidad de ascenso, André le volvió a ordenar que se vistiese con los pantalones de la discordia. En caso contrario, se atendría a las posibles consecuencias. Bersot, ingenuamente, se negó en rotundo. Ante la reiterada negativa de Bersot, el teniente André decidió arrestar a Bersot y someter el caso al dictamen del teniente-coronel.
Auroux, en un acto de absoluta arbitrariedad, aunque respaldado por un código militar arcaico, decidió someter al soldado Bersot a un consejo militar 'especial'. Alea jacta est. Lucien Bersot estaba condenado de antemano.
No fueron pocas las voces que se alzaron para señalar al teniente-coronel Auroux la absurdidad de un consejo de guerra. La guerra estaba consumiendo la flor y nata de la juventud francesa, y actos como este eran innecesarios. Uno de los oficiales del regimiento, el teniente Guérin, se inclinó por imponer una falta leve a Bersot y a dejar correr el asunto. Auroux se tomó la sugerencia de Guérin como una afrenta y le designó abogado defensor de Bersot a modo de represalia, aún sabiendo de las nulas opciones de salir airoso.
Los compañeros de Bersot tampoco se abstuvieron de mostrarse en contra de la decisión del oficial al mando. Consideraban abusivo el trato que recibía Bersot, arrestado en un calabozo. Este gesto inflamó aún más al teniente André y al teniente-coronel Auroux. Los citaron como testigos en el consejo de guerra.
Como paréntesis, hay que decir que todo este proceso duró solo un par de días.
Ante la proximidad del consejo de guerra, y viendo la actitud claramente parcial de Auroux, el teniente Guérin -defensor de Bersot- le recordó la ilegalidad de que fuese el juez de la causa ya que no se encontraban juzgando un acto de cobardía durante la batalla. Auroux, apoyándose en las prerrogativas del mando, describió las circunstancias del caso de 'muy graves y amenazantes en caso de ataque' y le recordó que la situación actual del ejército francés no permitía según que titubeos en la aplicación del código militar. Fue en ese instante cuando Guérin vio la suerte que iba a correr su defendido.
El consejo de guerra se inició la tarde del 12 de febrero. El testimonio del acusado fue sobrecogedor. No entendía cómo una petición tan obvia, vestir un pantalón limpio, podía haber degenerado de esa manera. Ante la desesperación de Guérin, la versión de Bersot fue anulada en todo momento. Sus testigos tampoco corrieron mejor suerte. Fueron acusados de encubrimiento e indisciplina. El consejo de guerra fue una farsa y, la sentencia, firme: Bersot sería fusilado al día siguiente, 13 de febrero. La puntilla: el pelotón de ejecución lo formarían sus propios compañeros.
No hubo indulto. Lucien Bersot fue 'fusilado como ejemplo'. La causa: un pantalón.
Después de la guerra, y ante la alud de denuncias, algunos medios de comunicación y asociaciones de veteranos reclamaron la revisión de algunos casos.
La revista Germinal y el abogado Réné Rucklin lograron que el gobierno francés rehabilitase a Lucien Bersot. Era el 12 de juliol de 1922.
** Desconozco si a su mujer y a su hija les detallaron el motivo por el que su marido fue vilmente asesinado.
domingo, 28 de marzo de 2010
Morts "pour la France"
Fuentes:
Winter, Jay. Sites of memory, sites of mourning.
martes, 18 de agosto de 2009
Galliéni, el hombre del Ourcq (y del Marne)
Fuentes:
- Blanchon, G. Le genéral Galliéni. Paris : Bloud, 1915.
- Cladel, Judith. Le général Galliéni. Paris : Berger-Levrault, 1916.
- Galliéni, Joseph. Mémoires du Maréchal [...]. Paris : Payot, 1928.
- Gheusi, P.B. Galliéni. Paris : Société anonyme des imprimeries réunies, 1922.
jueves, 2 de julio de 2009
Casco Adrian (modèle 1915)
El estallido de la Gran Guerra no sorprendió a los Estados mayores de los diferentes ejércitos, ni tampoco a las cancillerías o diplomacias de las potencias en lucha, pero a buen seguro sí lo hizo con los responsables de los ejércitos contendientes. Los más desprevenidos quizás fueron los de l'Armée française. En agosto de 1914, los soldados franceses marcharon a la guerra entre vítores y marchas pero sus uniformes eran prácticamente los mismos que usaron sus abuelos durante las guerras napoléonicas casi un siglo antes. Los uniformes de color azul marino y rojo escarlata resultaban del todo obsoletos para el nuevo tipo de guerra que se avecinaba.
La guerra corta se alargó, y la Navidad se pasó en los gélidos frentes del este y oeste europeo. Las trincheras se convirtieron en incómodas moradas, pero esto era sólo el principio de una pesadilla de cuatro interminables años. Había nacido la guerra industrial. La cesura de la modernidad fue implacable. La Humanidad se dió de bruces con su propio Leviathan. En términos militares, las antiguallas fueron superadas por los signos de los tiempos: y el viejo képis azul con ribetes rojos sucumbió por su propio peso. Su presencia en el campo de batalla era hilarante, casi ridícula en un conflicto donde la artillería y su mortífera eficiencia marcaban los tempos de una sinfonía de violencia. Los uniformes de l'Armée y sus guapos soldaditos eran lindos de ver en un desfile, pero para nada más. El estancamiento fue un aviso y la guerra de posiciones dió paso al infierno de la zanja y la trinchera. La miseria de la guerra subía un peldaño más. Las cargas de caballería dejaron paso a la destrucción masiva a cargo de la artillería pesada, y los efectos no se hicieron esperar: las bajas en las ejércitos augmentaron de forma exponencial. Los inhumanos destrozos que producían la artillería y sus diabólicos inventos eran estremecedores. Según cálculos expertos, cerca de tres cuartas partes de las bajas eran producidas por lesiones o heridas en la cabeza. Nueve de cada diez heridos en la cabeza morían. Se imponía un reflexión: cualquier esquirla o trozo de metralla, o incluso, cualquier pedazo de tierra o piedra podía tener efectos funestos si alcanzaba alguna parte de la cabeza desprotegida o cubierta con un simple képis de ropa. A muy poca distancia se podía decir lo mismo del débil pickelhause alemán.
El tema se puso sobre la mesa y una de las primeras conclusiones a las que llegó el Alto Estado mayor francés, a parte de las escasez de proyectiles, fue la de cubrir la cabeza de sus soldados de una forma más segura y eficaz. Uno de las encargados de llevar a cabo el estudio, Louis Auguste Adrian, director de l'Intendance au Ministère de la guerre francés propuso una solución al problema. La primera de sus iniciativas consistió en idear y fabricar una pequeña coraza metálica de forma ovalada. El prototipo de casco tenía unos 0,5 mm de espesor e iba situado por debajo del képis. Esta protección cubría la parte superior del cráneo hasta la altura de las sienes. Su inventor la bautizó con el ocurrente nombre de cervelière, aunque fue conocido también como la Bourguinotte Adrian. De este artefacto se acabaron fabricando unas 700.000 unidades. Los resultados, sin embargo, no fueron los esperados. En febrero de 1915, el Alto Mando se propuso encontrar la solución definitiva. Aprovechando las ideas y avances de Adrian, se decidió estudiar la fabricación e implantación de un casco metálico.
Adrian mejoró sus diseños en forma de una protección más completa y envolvente. Tambien hubo otras opciones o trabajos como el proyecto Detaille o la Batterie de Vincennes, pero su diseño fue el elegido para equipar a las tropas francesas. A parte de cuestiones ergonómicas, Adrian pensó en los procesos de producción con el fin de facilitar al máximo la fabricación en tiempos de guerra, para ello contó con la ayuda de Louis Kuhn, jefe de producción de la fábrica de Japy. Se calcula que su coste en moneda de la época era de unos cinco o seis francos de 1915. Las primeras unidades del casco Adrian salieron de la fábrica de Japy en abril de 1915. No fue hasta junio que Adrian lo presentó en sociedad. El casco Adrian recibió la bendición y se ordenó la fabricación de más de millón y medio de unidades para ese mismo junio, pero no fue hasta inicios de otoño que se distribuyeron masivamente. El primer año se fabricaron más de siete millones. Aunque se trataba de un casco ciertamente endeble, un grosor de plancha de acero de 0,7 milimetros y peso medio de 700 gramos, el Adrian modèle 1915 tuvo tal éxito que diversas naciones pidieron a Francia unidades para sus respectivos ejércitos.
El casco Adrian, modèle 1915, estaba compuesto de cuatro piezas. En la parte superior del casco (bóveda) iba fijada una cresta (cimera) metálica a través de cuatro remaches. Debajo de la cimera iban situadas unas ranuras de aireación. La visera, parte delantera, y el cubrenucas, parte posterior, se unían por soldadura de puntos o por remaches, dependiendo de la fecha de fabricación. La unión de ambas piezas evolucionó durante la guerra. Durante el año 1915 se unían mediante soldadura, pero después se unían mediante dos remaches superpuestos en los flancos del casco. En la parte delantera de la bóveda, encima de la visera, se colocaba la insigna del cuerpo a la que pertenecía el soldado. En los primeros tiempos iba pintada pero luego se sustituyó por una insignia metálica. Cada cuerpo de l'Armée tenía su propio distintivo en el casco. Los primeros cascos fueron destinados a los cuerpos de infantería e ingenieros. No fue hasta 1916 que se crearon las insignias para la artillería, las tropas coloniales, las africanas, las de los chasseurs o cazadores y el servicio sanitario. Cada uno de estos cuerpos llevaba una insignia distintiva. Incluso la gendarmería acabó teniendo una propia. La guarnición (forro o interior) del casco tuvo dos variantes. La más primitiva, consistía en un forro de cuero segmentado en siete lenguetas unidas por una correa igualmente de piel. El forro iba fijado al casco mediante ocho enganches o grapas metálicas y aislado del casco por un aluminio ondulado. El segundo tipo de guarnición varió del primero en su composición ya que eran siete pedazos de piel unidos mediante un hilo, pero que no formaban un todo uniforme sino que iban enganchados a la parte metálica del casco mediante grapas. El ahorro en piel estaba detrás de este nuevo diseño. El color de la guarnición también varió de un modelo a otro. El barboquejo sufrió modificaciones, aunque menores. Se trataba de una simple tira de piel de caballo (evitaba la deformación por la humedad) que iba asida a dos presillas en los dos extremos del casco y con un hebilla de bucle. La longitud del barboquejo variaba según la talla del casco. Aunque se podía reglar según el tamaño. Lo que varió fue el tipo de fijación al casco. En el caso de los oficiales, a menudo el barboquejo no era una simple cinta, a veces estaba trenzada. El Adrian 1915 disponía de tres tallas, de la A a la C, y luego 9 subtallas. Sobre el color del casco también hubo pequeñas modificaciones. Al principio, el color del casco era de un azul tirando a marino abrillantado, lo cual lo convertía en un blanco demasiado visible. Al poco se optó por rebajar el color azul a un tono más suave y convertirlo en un mate menos llamativo. El color definitivo se llamó bleu horizon o bleu artillerie, más acorde con el nuevo uniforme de campaña. A su vez, las tropas coloniales llevaban pintado el casco de un color khaki, los franceses lo llamaron moutarde (mostaza), como sus uniformes.
Fuentes:Tavard, Christian Henry. Casques et coiffures militaires français. Paris : J. Grancher, 1981.
http://www.cascoscoleccion.com/
http://www.world-war-helmets.com/fiches/Casque-Adrian-Mle-15.php
viernes, 10 de abril de 2009
Fragmento de El Miedo (La Peur) de G. Chevallier
Para huir de tanto horror, miré hacia el llano. Horror de nuevo, peor: el llano era azul.
El llano estaba cubierto de cadáveres de los nuestros, ametrallados, caídos con la cara hundida en el suelo, con las nalgas hacia arriba, indecentes, grotescos como marionetas, míseros como hombres, ay Dios!
Campos de héroes, cargamentos para los carros nocturnos…
Una voz, en la fila, formuló el pensamiento que todos callábamos: “Qué les ha pasado!”, que tuvo inmediatamente en nosotros este eco aún más profundo: “Qué nos pasará!”. En breve publicaré una reseña más extensa sobre esta obra que algunos críticos y literatos franceses han descrito como la gran olvidada.
miércoles, 1 de abril de 2009
El curioso caso del caporal Moulia
Vincent Moulia nació en la región de Landes en 1888. Al estallar la Gran Guerra fue mobilizado con el 18º regimiento de infantería. Su hoja de servicios fue impecable hasta mayo de 1917. Herido en dos ocasiones, en mayo de 1916 fue condecorado con la Croix de guerre y ascendido a caporal después de saberse que salvó de una muerte segura a su capitán y que capturó él solo a siete oficiales alemanes. Era un héroe..., hasta ese momento.
A principios de mayo de 1917 y en el marco de las ofensivas del Aisne participó con su unidad, el 18º RI, en la toma de Craonne. Fue una carnicería, más de dos tercios de su regimiento murieron o causaron baja. Su unidad fue relevada y enviada a Villers-sur-Fère. Pero el 27 de mayo recibieron la orden de subir al frente en breve, y estalló la tormenta. El espíritu del vino junto con el hecho de sentirse carne de matadero hicieron el resto y las airadas protestas tomaron cuerpo. A pesar del escándalo y la indignación de lo que consideraron una injusticia subieron al frente y lucharon. Pero los actos del 27 de mayo no iban a quedar impunes, sobretodo a la oleada de motines y rebeliones en l'Armée después de Chemin des dames. El 7 de junio, doce soldados y dos caporales fueron detenidos y llevados ante un Consejo de Guerra. El Consejo de Guerra condenó a cinco de ellos a ser fusilados, Moulia entre ellos. La suerte parecía no estar de su parte ya que fue incluído en el último momento en la funesta lista. Los jueces militares pidieron su perdón, pero no llegó. Según los políticos, Moulia cometió un acto imperdonable en medio de los etílicos efluvios del pinard: "amenazó con tomar el tren hasta Paris e ir a explicarles [a los políticos] la guerra". Moulia debía morir, Cordonnier fue el amnistiado.
A partir de este punto, las fuentes y los testimonios no se ponen de acuerdo en cómo sucedieron algunos de los hechos.
La versión más espectacular y más increíble cuenta que al alba del 12 de junio, en Maizy, se ejecutó a tres de los tres condenados. Moulia era el siguiente. Pero cuando llegó su turno, la explosión de un obús mató a varios miembros del pelotón de ejecución. Aún sin tiempo de reaccionar, cayó otro obús a pocos pasos del primero hiriendo a más militares. A la tercera explosión, Moulia -solo y milagrosamente ileso- se escapó al trote. La Diosa Fortuna estaba con él. Hasta mediados de los setentas las historias sobre las peripecias de Moulia se quedaron ahí: en su huida. La tierra se lo había tragado.
Fuentes más fiables y documentadas confirmaron que Moulia no se escapó al alba del 12 de junio, sino que en la víspera, la artillería alemana bombardeó la prisión y que gracias a la confusión reinante Moulia logró escaparse después de librarse del gendarme Darrivère. Los mismos testimonios detallan que Moulia llegó incluso a París. Y que allí un agente del orden lo detuvo después de comprobar que no llevaba ningún tipo de permiso. Pero el suertudo Moulia volvió a escaparse. Fuera de París, Moulia volvió a su pueblo natal, Naisset, donde se escondió en los bosques de los alrededores hasta mayo de 1918. Pero denunciado a la brigade d'Amou y ante el peligro de ser capturado por las autoridades pasó la frontera española donde permaneció hasta 1936 al poco de comenzar la guerra civil. Volvió a Francia, una vez allí fue rehabilitado después de acogerse a ley de amnistía de 1925. Cuenta la leyenda, que una vez en Francia Moulia se encontró con el ex-gendarme Darrivère y que éste le contó que lo habían sancionado por no haber evitado su fuga en junio de 1917.
A pesar de ser amnistiado, Moulia no vió reconocidos sus derechos como antiguo combatiente. Después de una ardua lucha burocrática obtuvo la consideración de veterano de guerra en 1952, gracias sobretodo a la intervención de las autoridades municipales de Pau.
Pasados cincuenta años de la guerra, Pierre Durand, periodista e historiador lo encontró en su pueblo natal y decidió contar su impresionante historia en forma de libro. El libro vió la luz dos años más tarde. Vincent Moulia murió en 1984.
Gracias también a la labor de Alain Decaux, la historia del caporal Moulia pasó de las catacumbas al tabloide mediático.
Quién fue Moulia? Un héroe, un amotinado? Tan solo un hombre.
Fuentes:
Pierre Durant. Vincent Moulia. Les pelotons du général Pétain. Paris : Ramsay, 1979.
URL=http://www.servicehistorique.sga.defense.gouv.fr/04histoire/articles/gendarmerie/histoire/panel/pa1.htm
https://correu.bnc.cat/exchweb/bin/redir.asp?URL=http://www.cheminsdememoire.gouv.fr/page/affichebiblio.php?idPage=14727%26idBiblio=3131%26idLang=fr
lunes, 23 de marzo de 2009
151 RIL
Interesantísima página web confeccionada por una asociación de recreación militar histórica norteamericana. La web tiene una clara vocación didáctica y expositiva al mostrar y dar a conocer de forma completa la estructura del ejército francés (Armée) durante la Primera Guerra Mundial. Está dedicada específicamente al regimiento de infantería ligera n. 151 de l'Armée.
La estructuración de la página, así como la calidad de sus contenidos es soberbia. El detalle y la revisión contínua la encumbran como uno de los mejores recursos en la Red sobre l'Armée durante la Gran Guerra. Trata desde la estructura y división orgánica del ejército, las diferentes unidades, sus cometidos, sus uniformes, pertrechos y armamento. Igualmente y haciendo honor a su leifmotif, dedica un importante sección a la historia del 151º de l'Armée. Una de las curiosidades de esta página es el equipo que forma esta asociación, al tratarse de un grupo de personas de diferentes países pero que tienen en común esta pasión. Pasión contagiada en el desarrollo del site.
La calidad de los textos así como la selección de las imágenes es sobresaliente. Los numerosos y especializados artículos que componen sus secciones son documentos cuidadosamente elaborados, con imágenes de especial relevancia, con un cuidado estilo y recurriendo en todo momento a fuentes contrastadas. La organización conceptual es exquisita, no abusando en exceso del vericuetismo de otras páginas similares. 151st Line Infantry Regiment es un site muy completo, senzillo tanto en la navegación como en la exposición del conocimiento.
151st RIL es sobretodo un homenaje a esos héroes que lucharon en uno de los conflictos más sangrientos y quizás el más cruel de la historia. Es un canto a la heroicidad anónima, al poilu ignoto y a menudo olvidado en los lodos de la Gran Historia.
Es un recurso recomendable e imprescindible para todos aquellos interesados en el funcionamiento y organización de una estructura tan compleja como un ejército durante un conflicto, pero está especialmente encarada para aquellas personas dedicadas al estudio de la Primera Guerra Mundial y el ejército francés.
miércoles, 11 de marzo de 2009
El Regimiento de infantería francesa durante la Gran Guerra (III)
1916-1917
1917-18
Diciembre de 1916 marcó el fin de la primera batalla de Verdun, una hecatombe en vidas humanas. Las levas no conseguían cubrir los enormes huecos en las unidades y se entraba en el cuarto año de guerra, con el desgaste que eso suponía. A ello, se le añadió el estrepitoso fracaso de la ofensiva francesa de Chemin de Dames con el consiguiente y devastador número de bajas. Pétain y su artillería conquista y la infantería ocupa, abogaba por un cambio en la estrategia seguida hasta ahora. Defendía claramente el uso de la artillería como medio para asegurar objetivos a corto plazo con un mínimo empleo de la infantería. Doctrina que llevaría a la práctica, a partir de mayo de 1917, con ofensivas muy focalizadas, bien preparadas y con el mínimo de bajas. Para ello, se establecieron más cambios en la estructura del regimiento. Con la brigada totalmente desaparecida del mapa orgánico, durante verano-otoño de 1917, se disolvieron más de veinte regimientos y sus efectivos recolocados en el resto de activos. Las compañías fueron aprovisionadas con más material (lanzagranadas, fusiles semiautomáticos, etc.) y a finales de año se creó una sección de morteros Stokes en cada regimiento activo. Hasta el final de la guerra, en noviembre de 1918, el número de fusiles por regimiento se mantuvo en 1.800, pero el número de ametralladoras era de 36, los fusiles semiautomáticos pasaban del centenar, y los lanzagranadas superaban los quinientos.
Fuentes:
Clayton, A. Paths of glory: The French army 1914-1918. London : Cassell, 2004.
Vauvillier, François. Nos Poilus de 1914-1918: L'Infanterie. Histoire & Collections. Paris, 2006.
http://151ril.com/
lunes, 16 de febrero de 2009
El regimiento de infantería francesa durante la Gran Guerra (II)
1915
La guerra se alargó más de lo esperado y el invierno de 1914 dió paso a 1915. Con el nuevo año se tomó consciencia de las graves pérdidas que había sufrido l'Armée en los primeros envites de la guerra (Charleroi, Mulhouse, etc.) y además el conflicto se globalizó. Era necesaria una nueva reorganización del ejército. Nuevos teatros bélicos requerían nuevos actores. Se crearon tres regimientos que fueron enviados al Mediterráneo oriental, a los Dardanelos y a Tesalónica. Los nuevos regimientos orientales fueron el 174º, el 175º y el 176º. En la primavera de 1915, se crearon otros 21 regimientos que fueron asignados a sus respectivos cuerpos de ejército. Estas unidades recibieron la nomenclatura 400 más el número correspondiente a la región militar, 410 o 403, todos excepto el 419º. Estas unidades se crearon con las nuevas levas o clases (1915 y 1916) junto con el retorno de los soldados heridos. Pero la sangría continuaba y en junio se crearon treinta y tres nuevas divisiones, de la 120ª a la 134ª, de la 151ª a la 158ª y de la 161ª a la 170ª. A pesar de las nuevas creaciones, el infausto ritmo bélico siguió marcando los tempos y los mandos se vieron obligados a reducir el número de efectivos de la unidades pre-existentes. La compañía pasó de 250 fusiles a 200, el batallón de 1000 a 750 (800 en raras ocasiones) y el regimiento a 2500.
Las restructuraciones organizativas afectaron también al orden de batalla. El regimiento de infantería de línea (RIL) perdió de vista a su hermano de reserva. A éste se le otorgó una autonomía mayor, aunque en realidad esto ya venía ocurriendo desde 1914. Pero no todo fueron correcciones numéricas o nuevas unidades, hubo evolución y novedad en la disposición táctica y estratégica. A nivel de compañía, se crearon destacamentos de granaderos formados por 16 soldados y un suboficial al frente. A ocho de los 16 soldados y al caporal se les intruyó en técnicas de bombardeo convirtiéndose en especialistas de artillería de trinchera con todo tipo de artilugios (morteros, catapultas explosivas, ballestas, crapouillots, etc.)
Los avances tecnológicos y las nuevas técnicas bélicas marcaron el perfil y composición de los regimientos. En 1915 el número de secciones de ametralladoras se dobló, pasando de 2 a 4, con un total de ocho ametralladoras por regimiento. Las secciones de ametralladoras se organizaron, a menudo, de forma autónoma lo que permitió una gran flexibilidad en el orden de batalla que en muchos casos resultaría vital. Después de todos estos cambios y reformas, el número de efectivos que formaban un regimiento a mediados de 1915 era de aproximadamente 2500.
Continua en: El regimiento de infantería francesa durante la Gran Guerra (III)
miércoles, 11 de febrero de 2009
El regimiento de infantería francesa durante la Gran Guerra (I)
En agosto de 1914, la infantería de l'Armée contaba con 173 regimientos metropolitanos de infantería, más los regimientos del XIXº cuerpo correspondiente a l'Armée d'Afrique entre los que se incluían cuatro regimientos de élite de los zouaves y nueve regimientos de tiralleurs argelinos y tunecinos apodados les Turcos.
A nivel teórico, los efectivos que con los que contaba un regimiento eran de 110 a 120 oficiales y de 3230 a 3240 hombres de tropa.
El regimiento estaba formado por 3 batallones aunque algunos tuvieron hasta cuatro (157º, 158º, 159º, 164º, 165º, 166º, 170º y el 173º), un estado mayor, un pequeño estado mayor, una sección fuera de rango, dos secciones de ametralladoras y 12 exploradores. Al mando del estado mayor del regimiento estaba un coronel o teniente coronel. El resto de oficiales del estado mayor eran dos médicos, un médico adjunto o auxiliar, un oficial adjunto al jefe de estado mayor (normalmente un capitán), un tesorero (también capitán) y un ayuda de éste (teniente), un oficial de suministros y su ayudante (capitán y teniente o subteniente) y el jefe de la banda de música.
El pequeño estado mayor lo formaban un caporal de zapadores, un tambor mayor, una docena de zapadores, el ayudante del jefe de la banda de música y treinta o cuarenta músicos. La sección fuera de rango del regimiento la formaban un cartero, el jefe de artificieros, el de camilleros, un furriel, un jefe de armeros, 4 armeros, un jefe de secretarios, 4 secretarios, un conductor de enseres, dos herreros, tres carniceros, un mozo de caballerizas, 18 conductores o tiradores, 4 ciclistas, ocho ordenanzas y 4 exploradores.
El batallón era la unidad sobre la que se basaba el regimiento. Los batallones solían numerarse del 1º al 3º y estaban compuestos de unos 1000 soldados de tropa distribuidos en 4 compañías de 250. El comandante era el oficial al mando del batallón y lo acompañaban en sus atribuciones un mayor y un médico. A parte de las 4 compañías, el batallón también estaba compuesto por una sección de ametralladoras.
La sección se dividía en dos medias secciones o 4 escuadras (aproximadamente 60 fusiles) y estaba bajo las órdenes de un teniente o a veces un subteniente.
La escuadra estaba formada por 15 soldados bajo las órdenes de un caporal.
La sección fuera de rango la componían artificieros, armeros, secretarios, ordenanzas, suboficiales de provisiones, herreros, carniceros y unos veinte conductores.
Los regimientos de línea solían tener un hermano o regimiento de reserva compuesto de dos batallones y una sección de ametralladoras cada uno. Los 173 regimientos de reserva llevaban la numeración del 201º al 373º, y los dos batallones de cada uno -regimiento- la numeración de 5º y 6º. Las compañías de la 17ª a la 24ª. Los regimientos de reserva no estaban destinados con su unidad hermana, sino que estaban agrupada en su división de reserva. A parte de los regimientos regulares había 145 regimientos de territoriales, de 3 o más batallones.
Sin embargo, después del inicio de la guerra, la potencia de la infantería se basaba en el número de rifles o armas que aportaba al combate. Así, el número total de rifles de una compañía era de 250, el de un batallón de 1000, y el de un regimiento unos 3000 reales, a los que había que sumar 6 ametralladoras (dos por cada sección).
A lo largo de la contienda el número de efectivos de un regimiento fue variando y minvando debido sobretodo al gran número de bajas y a la reorganización obligada de l'Armée.
Fuentes:
Clayton, Anthony. Paths of glory : the french army 1914-1918. London : Cassell, 2005.
Ortholan, Henry. L'Armée française de l'été 1914. Paris : le Grand livre du mois, 2004.
Serman, William. Nouvelle histoire militaire de la France. Paris : le Grand livre du mois, 1998.
Journaux des unités françaises 1914-1918
http://iabem.free.fr/teacher.html
http://www.151ril.com/content/history/french-army/8
Continua en: El regimiento de infantería francesa durante la Gran Guerra (II)